Un asunto que aprendí de ms años en el Inter Mitente fue que las cosas salen adelante gracias al currito, a las inteligencias medias, al normalito, al que no se da un pijo de importancia y está allí: el de portería, el agregado que está de comodín para atender a un retiro , el supernumerario celador del que se tira para que imparta el círculo, mientras el numerario está viendo la Champions. Incluso el pringado que va una hora antes a un retiro mensual y prepara la mesa de meditaciones, y enciende las velicas.
Esos.
Luego están "los otros". Los de las gafas de tío listo con barba mierdera y Máster. Los que visten pijo. Los que dicen "pax" y parece , yo qué sé, que Dios anda en el móvil de ese baranda.
Porque los pringados no dicen "pax, susurran " pas". Porque es que no hay manera.
No siempre nos damos cuenta pero, aprendí que lo que llamamos grande es una puta mierda, y lo pequeño invade nuestro corazón con la fuerza de un gigante. Aprendí mucho de personas de las que no puedo escribir su nombre , porque no les gustaría verse citados aquí.
Bastantes conocéis de quienes hablo. Joan Valls era uno de esos hombres.
La vida no sé qué es exactamente, pero pienso que es la medida exacta del ser humano. Somos gente imperfecta y voluble, capaz de lo mejor pero también de lo más vulgar. Esa criatura que camina entre el odio y el amor, entre la victoria y la derrota, entre el azar y el coraje.
Pero hay un tipo de ser humano que está. Son buenos sin querer ser buenos. No se lo proponen.
Fuera pasan historias. Historias verdaderamente mollares. Pero cuando me acuerdo de B., en Bauprés, obedeciendo llevando a cabo un encargo que sabía que le pillaba a pie cambiado, porque era un huerto. Y parecía como esos niños que empiezan a escribir con esfuerzo su nombre, con mucha atención , con poca paciencia, y la B le sale bien. Y sigue el tío. Y luego traza la U la L… hasta terminar. A su manera.
Y sabía que sólo podía contar con él. Porque tirar de otro era un choque de trenes.
Estoy convencido que la historia es un cúmulo de sentimientos que suceden solo de puertas hacia dentro. Y que no nos enteramos de nada. Que la historia somos nosotros en nuestros pequeños retos. Nuestras taras. Nuestras preocupaciones. Y cómo vencemos a las resistencias de la vida. Sin desfallecer, con un inesperado entusiasmo.
Como éste del que os hablo. Esta entrada es mi homenaje.
Porque no es fácil ser lo que somos. Seres tan frágiles como codiciosos de honores, como generales norcoreanos con el pecho forrado de condecoraciones.
Y, sin embargo, allí están esos tíos, cada día, dando lo mejor de ellos mismos Haciendo historia, Aunque sea una historia escrita en minúsculas.
Observo este mundo y sus ideologías y siento una necesidad imperiosa de volver a lo esencial. No es nostalgia. O al menos, no del todo. Es que estoy hasta los cojones de tanta banalidad. Tanta estupidez y, lo que me sabe peor, que me traten como un idiota.
La política, toda. Los socialistas, los comunistas los nacionalistas, los de VOX , la PP. Tú puedes dejar de verlos, pero ellos no se van. Nunca lo hacen. Simplemente cambian de cargos y de lugar. Son los de siempre. Ellos son los verdaderos parásitos de la sociedad y tan improductivos como los de la paguita y el chándal pero más caros.
Los políticos “profesionales” me producen náuseas.
Y todas sus redes de felación sincronizada. Esa peña que eructa frases políticamente correctas.
Toda la vida mamando de la política. Verdaderos yonkis del poder. Estamos infestados.
A veces hay que poner pie en pared y volver a empezar.
Así que estoy regresando. Paso. Paso de televisión, paso de prensa. Paso de digitales.
Me gustan estar solo. Disfruto la vida lenta. Soy ese tipo de hombres. Ese que vive con un pie en otra parte. De terraza de bar, de libro elegido en una biblioteca pública , de música en casa, de paseos largos, de los que no guardan nada. De los que no quiere saber nada de esta vida. No es nostalgia. De verdad. Es otra cosa.
Es encontrar belleza en lo pequeño, en lo que no es publicitado, en lo ordinario. Para combatir la histeria de nuestros días. El mundo se ha vuelto un psiquiátrico. No quiero perderme en el futuro. No quiero vivir en el extravío, ser espejo y eco . Amar mis lentas y viejas rutinas. No reniego de la tecnología, pero tampoco quiero que lo ocupe todo.
Por eso huelo, toco, miro, escucho y gusto , y celebro. Y río mis errores, mis equivocaciones, y mis caídas. Y celebro ser tan diminuto. Y a veces, hasta celebro ser como soy. Porque todos somos una maravilloso borrón, una tachadura, un desacierto.
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Estoy en ese momento de mi vida en que no celebro los años, ni temporadas. Mi vida empieza cada día. Despierto con un "donde quieras, como quieras, cuando quieras, pero contigo". Se lo digo a la Señora de la Gatera que preside mi habitación. y me refiero a la muerte. No porque piense que la fibrosis me va a matar. Creo que moriré con ella, pero no de ella.
Ser bueno a veces es malo. Lo digo yo, que no he sido obediente, que me ha gustado mucho cruzar fronteras, y que tengo algo allá dentro que no funciona. Pero estoy convencido que ser excesivamente obediente, sumiso y buscar siempre la complacencia de los demás , es algo que trastorna mucho.
Una persona que quiero mucho me dijo una vez " quise ser como tú, pero a mi me domaron. A ti te dejaban hacer y decir lo que te aba la gana".
Sin embargo, años después, un jefe que tuve en Serunión - quizás uno de los pocos con el que me he cruzado que trató de entenderme, y casi lo consigue- me dijo: " te he dado muchas vueltas y muchas veces me pregunto " ¿ quién le puso el cascabel a ese gato?".
A mi el cascabel sólo me lo han puesto personas que he amado mucho.
He conocido también a personas que se han portado bien porque era lo que tocaba: una actitud esforzada, complaciente muy de quedar bien, de adaptarse al otro y de ser perfeccionista. Se han portado bien porque era el hereu, el que iba a ser el portador del anillo. No diré nombres. Probablemente alguno que lee esto se verá reflejado.
Todos los que he conocido que intentaban portarse bien se convertían realmente en unos " bienquedas". Y muchos sufrían angustia por no ser suficientemente buenos: muchas personas se pasan el día evaluándose a si mismas por considerar que no lo han hecho bien, no lo han dicho bien, tenían que haber sido mejores, tenían que haberse portado mejor...
Y todo eso crea unos malos rollos difíciles y complicados. Una tensión interior que se manifiesta en el el exterior en algo que se llama " el efecto ventrílocuo", el cuerpo habla a través de tics nerviosos, úlceras, o estallidos de cólera. La ira reprimida, que no es más que no poder mostrar exactamente mis propias emociones, sobre todo las de enfado, porque entonces ya no sería bueno.
Hay que cabrearse de vez en cuando. Hay que mandar a la mierda a algun@, hay que soltar tacos. Hay que rajar de otros. Y no por maldad- no se trata de eso- sino para soltar lastre.
Una vez me dijo Joan de Dou que yo no estaba loco, loco de verdad, porque todo lo que me sucedía lo contaba, lo soltaba, incluso lo exageraba. Y eso abría una espita por donde salían todos los demonios interiores.
La primera vez que salí de Zaragoza en tren para ir a Barcelona y no regresar más. El día que me dijeron " irás a Viaró de becario" , y tuve una entrevista con José Lis Martos. El día que "Como un idiota" se cantó en televisión en un programa de Jesús Hermida , y estuvimos el número 20 en los 40 principales. Las canciones de la tuna con Juan Pablo II. Las lágrimas de arrepentimiento por un adulterio inesperado. La confusión. El miedo. La duda. O una luz preciosa entrando en el salón un domingo por la mañana. El mundo es una suma de cosas.
Recuerdo. A veces lo grande nos parece insignificante y lo pequeño invade nuestro corazón con la fuerza de la estrella Canis Majoris. Qué es cada vida sino una acumulación de pasiones, de frustraciones, de sueños cumplidos y de valentías que rozaban la insensatez.
Qué es sino la medida exacta del ser humano, con sus hazañas, acontecimientos, sus hechos , sus tonterías . Esa criatura imperfecta , infantil y caprichosa capaz de lo elevado pero también de lo mezquino, interesado y egoísta . Esa criatura que camina entre el odio y el amor, el rencor y el perdón, el sexo sucio el amor , entre la victoria y la derrota, entre el azar y el coraje.
Fuera pasan cosas. Cosas verdaderamente importantes. Pero he visto a niños en primero de Primaria cogiendo bien el lápiz y tratando de escribir su nombre, con mucho esfuerzo, con una atención y cuidado maravillosos, y la F le sale bien. Y le dices " ¡ biennnn!" . Y luego otra letra, y otra… hasta completarlo.
Y piensas " ¡ joder! , ¡ es esto!"
Estoy convencido que muchas biografías son sólo un acumulación de sentimientos que suceden, muchas veces sólo de puertas hacia dentro. Que la vida de cada uno es personal, algo muy nuestro. Nuestros pequeños y chiquitos retos. Nuestras taras y defectos de serie. Nuestras preocupaciones. Nuestra memoria. Y cómo apretamos ese lapicero cuando llegan las exigencias de la vida. Sin desfallecer, con un inesperado entusiasmo.
No es sencillo ser lo que somos. Seres tan frágiles como esperanzados. Y sin embargo, aquí estamos, cada día, dando lo mejor que tenemos. Aunque sea una historia escrita en minúscula, a veces apretando mucho el lápiz y con la lengua fuera.
Internet es algo así como un bujero en la pared a la que nos asomamos. Ponemos el ojo y, sin hacer ruido, asistimos a otras vidas.
¿Cuántos se asoman aquí hoy? ¿ Quienes son?
A mi madre la pillé de chaval con el oído en la pared chafardeando una discusión de los vecinos del 5º. Por más que disfracemos esta curiosidad, por más tecnología y redes sociales que le demos, esa pared es idéntica a la que mi madre escuchaba . Es decir: curiosear, fisgonear . Y no pasa nada.
Reconozco que a mi me gusta rajar y chismorrear. De conocidos, de famosos, de gente que pasa por allí . Cuando alguien , de repente, sube muchas fotos de su mujer , o de su novia, en plan amor eterno- ya sabéis- pienso: ¿ qué habrás hecho, cabroncete para tener que ganar puntos? O un amigo desaparece del FB y me digo " ya se ha separado ". O el típico que empieza a poner selfis saliendo del gimnasio en sus stories y , ya se sabe, está intentando ponerse en la pole con alguna.
La intensidad es peligrosa. Y lo escribe un "intenso".
Luego, la verdad, me equivoco. Yo mismo uso muchísimo FB, y X - estoy "on fire"- y, la verdad, es mi agenda. Así sé lo que he hecho y se guarda memoria. Porque me chifla eso de publicar. Y luego el algoritmo te recuerda lo que hiciste hace tres o seis años.
Yo me expongo muchísimo. Y gracias a eso han contactado conmigo personas que había olvidado. Hace tres días una mexicana que hizo el master de dirección de colegios conmigo, hace años, contactó conmigo. Y charlamos- ella allí, yo aquí- de nuestras vidas Nuestras inseguridades,
Pero no me pierdo en las redes. Este escaparate permanente no termina por llenarlo todo.
Por eso a veces me alejo. Tengo decenas de entradas ya escritas, y muchas fotos con textos para subir a mis redes , y alguna canción. Me da igual si gusta o no. No me quita el sueño los números, o seguidores. Lo que sí es verdad es que uso las redes como agenda de mi pasado.
Y me voy a andar, o leo. Me alejo unas horas del agujero de la pared.
Y me centro en mi. En la guitarra, o en pasear al lado del río. Y amar. Y reír. Y disfrutar de lo que soy. Así, sin más.
Por cierto, también sufro de mis particulares granos en el culo, pero es el precio de mantener "El Barullo".
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Hay empresas que funcionan y otras que no.
Y eso sucede con países , instituciones, equipos de fútbol, ciudades barrios familias...¿ qué es lo que hace que funcionen? , ¿ el conocimiento , la tradición ?
No sabemos la receta pero ¿ cómo es posible que en una misma cultura en la que florecieron creadores como Bach , Beethoven , Brahms Kant, Goethe Leibnitz, Einstein...precipite colectivamente a un lodazal inmundo en un instante del siglo XX?.
¿ Cómo pueden coexistir en la misma institución personas ejemplares, de una santidad probada hasta el martirio, y lo más nauseabundo , rata, repulsivo y egoísta? ¡ Y los dos conviven y se alimentan del mismo espíritu !
La belleza llama a la fealdad del mismo modo que los campanarios atraen el rayo. Y el orden atrae al desorden como la luz a la sombra. La pureza reclama a la impureza como el trigo a la cizaña.
Esta lección la sabemos por Jesucristo: el trigo y la cizaña crecen juntos y hay que esperar al final para separar uno de otra.
Voy a un taller a revisar el coche. Destaca en la recepción la música de fondo de un canal de música clásica. Un administrativa atienden a los clientes. Una vez rellenado el parte del servicio, me ofrece una copia del mismo y me pide que lo entregue al jefe del taller, que está en el despacho adjunto.
Cuando salgo de la oficina anuncia un locutor por la emisora un quinteto para clarinete de Mozart.
¡Maravilloso!
Entro en el despacho del jefe del taller y me recibe, además de la fantástica melodía de Mozart, un póster gigantesco de una tía en pelotas, con el chíchi's al viento conejo, la cara de la modelo e no deja duda alguna sobre su furciez , una tetas de un Nivea obsceno, y un culo sólido, prodigiosamente concentrado.
Mientras el notas me cita para la revisión, observo en la pared un calendario donde una Virgen de esas con cara de comerse corazones partidos de pecadores, con los ojos muy abiertos.
Ya veis, el trigo y la cizaña.
¿ De qué mierda estamos hechos?
Ayer se fue de punta cabeza al cielo mi tía María Jesús. Hermana queridísima de mi madre.
Los Zabaldicas eran ocho, hijos de Juan y Micaela. La pequeña Milagritos, era down. Gente muy humilde, muy pobre, con una alegría maravillosa. Festiva, cantarina , con una retranca muy fina. María Jesús y mi madre se querían mucho. Las dos muy guasonas. Y en su viudez vivieron una relación muy estrecha. Eran tal para cual.
Con frecuencia se arrancaban a cantar a dúo jotas navarras en los lugares más insospechados - escucharlas ponía los pelos de punta, incluso los de los brazos. Eran muy bromistas, de una socarronería que no todo el mundo entendía.
Muy comentado en casa fue el viaje que hicieron a Sevilla. Las Zabaldicas se montaron en un carruaje con caballos de paseo y cuando pasaban por el puente que cruza el Guadalquivir , señalando el río, dijeron muy serias :
- ¡ Madre mía cómo baja el Ebro por aquí!
Y el baranda de los caballos para el carromato , se gira, y les dice:
- Perdonen, zeñoraz, pero ese que ven aquí no es el río Ebro.
- ¿ A no?, ¿ y cuál es?
- Er Guadarquiví.
- ¡ Ja!, y nosotros que no los creemos. ¿ Nos ha visto cara de tontas o qué?....si venimos de Zaragoza y el Ebro y era igualico que éste.
El cochero no salía de su asombro.
También les encantaba estarse en una terraza y comentar en voz alta sobre sus cuatro o cinco maridos, hablando como si fueran ricachonas divorciadas de Hollywood. La cara de la peña de las mesas de al lado eran de pasmo y gran quebrantamiento.
Las Zabaldicas eran divertidísimas. Mujeres con mayúsculas, tiesas de cuna y sin pedigrí que se dejaron la vida para sacar sus familia p’alante, sin dejar a nadie atrás . Eso sí que era compromiso de amor por su gente, eso sí que era un ejemplo, ellas sí que eran las putas reinas. Ejemplar el modo de atender y querer de todas las hermanas con Milagritos cuando falleció la abuela.
Hablé con ella hace un mes. Y bromeamos , como siempre. Había visto en mi Facebook una canción que subí cantando con mi madre. Nos unía mucho la red. Y no me entendía. Pensaba que tenía un rollo muy espiritual , que no compartía. Era mujer disfrutona.
El día anterior a morir mi madre le llamó para despedirse. Mi tía - que nunca fue especialmente religiosa- intuyó que se iba. Pidió un sacerdote, confesó, comulgó, y preparó las maletas. Mi madre - 93 años- habló con ella. Fue una despedida conmovedora.
- Tú no te vas de viaje. Vas a ir de paseo, un paseíto.
A uno le gustaría morir así, con toda su familia alrededor. Con todo el amor , con toda la paz. A uno le gustaría querer así. Y le pido ahora que no nos deje, que nos guarde un sitio allá. ¡ Ya estás junto a tu Bernardo!
Conmigo vienes, mi corazón te lleva.
En esta foto ella, María Jesús, no está. Son los Zabaldica.
Como en la película "Match point" hay días raros. O temporadas que las cosas parece que se han confabulado para que la pelota, después de golpear en la red, caiga en tu propio campo, en el lado de la tristeza.
Hace un par de días puse música de una play list de Spotify , abrí las ventanas de par en par, y dejé que la luz de la tarde, ya débil, entrara en la habitación.
Me acosté en la cama. Y escuché las canciones . Ese tipo de temas que uno elige cuando quiere ahondar más en su pena: Antonio Vega, Van Morrison, Tom Waits...Esas canciones que son como una caricia de despedida.
Y sonó Everybody hurts, de REM.
Todo el mundo sufre algunas veces
Todos lloran
Todo el mundo sufre a veces
Así que resiste, resiste
Mira que la habré escuchado veces y veces, pero en ese momento la canción me ayudó a abrir una espita y soltar presión , que para eso uno escucha canciones tristes cuando está triste. Para hacer un buen derroche de pucheritos, de malos rollos, de melancolía. Hay canciones que te alivian, que de repente te inspiran y te dejan respirar. Uno cuando mejor ha rezado es en situaciones como esta.
En ocasiones , estando así, me he puesto a escribir y ha salido lo mejor de mi en formas
En esos momentos no sé si soy los que una vez fui. No sé si todo ha sido una pesadilla, una mentira , si forma parte del crecer, o simplemente bajamos la guardia. Si todo es pura imaginación. Pero hay momentos en los que uno necesita ir a sitios en los que jamás estuvo.
Probablemente es la tristeza. La tristeza no es pecado de bestias, sino de hombres; pero si los hombres la sienten demasiado, se vuelven bestias.
De la tristeza no te vendrán más que malos rollos.
No es bueno estar con la pelota en este lado de la cancha, en el lado de la tristeza.
Hablé con un antiguo alumno. Hacía décadas que no sabíamos uno del otro.
- Entregué mi vida a Dios porque quería ser como tú - me dijo . Después , bueno, tomé otros caminos, pero fuiste alguien decisivo en mi vida .
Sentí una vergüenza rara, rastrera, bífida.
Al terminar la conversación me quedé solo, con esa culpabilidad que ya no recordaba que pudiera sentir. Pensar que alguna vez fui ejemplo para alguien cuando no era más que un pobre hombre que daba el pego, un mal actor, un paraguas comprado en los chinos , abandonado en una papelera. Una vida de doblez, con la moral del ojo seco y triste de un pez sin párpados
Antes de despedirme le dije " la verdad es que era un tipo muy poco ejemplar , no servía para nada y, aunque no te dabas cuenta, se notaba mucho".
- ¿ Y qué sucedió? - me preguntó.
- Pues que hay un momento en el que entiendes que lo difícil no es tomar una decisión sino asumir las consecuencias. Tomé la decisión y asumí las consecuencias. Todas.
Hay una inteligencia práctica, una inteligencia racional, y otra afectiva, la hay espiritual, y también moral.
Estamos rodeados de gente con inteligencias pasmosas, pero con una amoralidad enfermiza. Gente que nos engaña, o cree engañarnos...me dicen unos amigos que si me doy cuenta que fui tangado por los tal, que se quedaron con la parte que me correspondía aprovechándose de la buena fe de uno.
¡Eso me ha sucedido tantas veces!
¿De qué les ha servido?.
Victor Frankl sobrevivió al horror de Auschwitz y Dachau. En su libro "El hombre en busca de sentido" transmite varias ideas maravillosas.
De su experiencia en el horror descubre que , en esencia, en el mundo hay dos tipos de seres humanos independientemente de su religión, creencias, culturas : los decentes y los indecentes. Y ambos conviven en cualquier color de piel, ideologías, religiones, países, creencias.
El ser humano decente era aquel que daba su vida por unos niños acompañándoles a la cámara de gas cantándoles una canción o contándoles un cuento. Y eso, sabiendo que iban a ser asesinados.
Los indecentes eran prisioneros que , en ese mismo instante, abrían la puerta de la cámara y , para ir más deprisa en las ejecuciones, los empujaban a golpes. A cambio, sus carceleros les daban unos cigarrillos.
Y todos eran judíos.
Frankl dice que nos pueden quitar todo, la memoria, la propiedad, la dignidad, pero hay algo que nadie te puede quitar: la libertad que hoy, ahora, tienes de elegir el dar lo mejor de ti.
Ese hombre descubre que lo que mueve al ser humano no es el principio del placer, como postulaba su maestro Freud. En Auschwitz no había placer, ni esperanza. Lo que mueve a los humanos es el amor.
Los indecentes aman la riqueza, o el poder, viven en la mentira, y si pueden engañarte te engañarán...pues que les aproveche. Y esas personas que quieren abrirte los ojos no son mejores que ellos. Buscan que odies, que te sientas "gilipollas" ( así me lo repitieron con todo el cariño varias veces, subrayando el " te han tratado como si fueras gi li po llas").
Probablemente eso mismo pensarían los del cigarrillo de los que acompañaban a los niños a la cámara de gas.
Y sí, soy un gilipollas. Soy de esa especie que cree lo que quiere creer por más que todas las pruebas digan lo contrario.
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"El que no trabaje que no coma". Eso es de san Pablo.
Cuando jugué en el Esfínter de Milán se subrayaba mucho que el trabajo era un medio de santificación. Una bendición. El hombre está hecho para trabajar. En alguna charla he oído a un cura que hasta Superman tenía que ir a trabajar. Ni siquiera ir por allí salvando a la peña era excusa para no tener que ir a currar.
Yo no lo entendía muy bien. Para mi el trabajo ha sido mi kriptonita. Trabajar o es divertido o nada. Me parecía a Superman en que yo tambien llevaba dos vidas paralelas. En realidad, eso nos sucede todos. Soñamos y vivimos.
Hay un antiguo alumno de Viaró que es profesor de la UIC y , además, coach del rollo emocional y de la cosa psicológica. Un intenso. Un brasas. Escribe cosas como “ busca , encuentra y elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”. Y yo leo eso y pienso " ¡olé tus guevos, Joaquinete!
Cuando era chaval íbamos al colegio andando un grupo de chavales de la clase. Gamberreábamos y disfrutábamos de la calle. Y cuando veíamos a alguien muy averiado, tullido, o que andaba raro, o que le faltaba un hervor , había uno del grupo que lo señalaba y sentenciaba " ¡ si estudiáis mucho os quedaréis así!" O decía "mirad, ése se quedó así de estudiar mucho!". Y, claro, eso deja huella.
En un curso anual había un numerario mayor que estaba comiendo, se quedaba callado mirando fijamente una baldosa , y soltaba, así, como un aforismo “de todo se cansa uno”.
Trabajar cansa. Conozco uno del gimnasio que piensa que hasta hacer el amor cansa mucho. " Yo follo poco porque entre que empiezas y tal, y te pones, y eso, buf, es que no apetece".
Lo bueno que tiene haber estado jugando en la Real es que has conocido mucha gente, de muchas ganaderías, de hierros muy diferentes. Y por mucho minuto heroico, mucho tiempo de la noche, y mucho examen particular , nunca he conocido a nadie que besase el suelo con una sonrisa. Es más, había tíos que tenías que andar con cuidado que no te metiesen una ustie porque despertaban muy cruzados. Por ejemplo, un director, el psiquiatra, que era la versión friki de Saw, la película.
Trabajamos porque no queda otra. Y si te gusta, pues cojonudo. Urelles decía con frecuencia que a él lo que más le gustaba en la vida era trabajar. ¡Qué cabrón! Lo que de verdad de verdad le gustaba era ganar pasta. Hay gente que para ponerse a tono en su vida sexual se pone un vídeo par adultos, o lee repasa una revista pornográfica. Urelles se pone la cuenta de resultados de alguna de sus empresas y se vuelve loco.
Por eso en este naufragio de la vida nos abrazamos al barril de las cosas pequeñas, las tonterías. A esas cosas que no importan, que suelen ser las mollares. A cantar en una tuna, o a componer canciones tontas, o a hacer el idiota en un show. Ir al monte. Me refiero a aquellos años.
Ahora estoy retirado y hago lo que me gusta. Me grabo canciones en el Steinbeck. Voy de ruta de senderismo los fines de semana . Un viajecito por allí. Gimnasio martes, miércoles y jueves. Escribir el blog. Y, a veces, congelar el tiempo. Sonreír sin cautelas. Sentir a todo lo que da la vida.
La vida es un misterio, soñar es una terapia , trabajar , algo inevitable.
Me contó un antiguo alumno de Viaró que coincidió en una farmacia con el padre de uno de su promoción. El hombre tenía fama de haber tangado a un socio y amigo íntimo de décadas. Lo engañó y se llevo una morterada de dinero, fama, y reconocimiento. Y este alumno observó que aquel hombre pidió varios medicamentos- la dependienta los leyó en voz alta. Tomó nota. Y al llegar a casa se informó sobre ellos. Era una bomba de antidepresivos.
- Nada es lo que parece. Ése hombre no puede estar bien , después de lo que ha hecho- sentenció el alumno.
Yo pensé que hay mucho cabrón suelto. Y que no te puedes fiar de nadie. ¿ A quién se le ocurre leer los prospectos de otro?
El tema va de "empastillados". Asunto del que, por cierto, no tengo ni idea. Hoy sólo tomo la pastilla para la tensión. Jamás he estado pillado por la depresión, ni he tenido tratamiento alguno. Una vez me invitaron a un grupo de TOC en FB. Y decliné la invitación. Pensaban que yo estaba diagnosticado.
Me dijo un médico que era de la FIFA que iba de vez en cuando a una delegación a recetar y firmar recetas. Y que era asunto que " le ponía los pelos de punta". Había gente allí que se metía cosas muy raras. Y me acordé de uno con el que yo hacía la confidencia cada semana. Hubo una época que aquel hombre tenía unos tics , unos espasmos , muy llamativos. Siempre pensé que era el estrés. Cosas de tíos muy listos. Y era la medicación. ¿ Quién dijo eso de que el mejor médico es el que conoce la inutilidad de la mayor parte de las medicinas?
Después he vivido con peña que se metías de todo. Y las consecuencias era espantosas. Desde uno que si no se tomaba la medicación - era esquizofrénico- te decía en la charla " tengo muchas ganas de penetrarte ". Eso la primera vez te deja muy tocado. Luego ya te acostumbras ( no a que te penetre, ojo).
Uno de los tíos más incontrolados que he conocido era bipolar. Y hasta que se supo lo suyo...en fin. Tiene la memoria de su biografía llena de cadáveres.
En Serunión, la élite directiva presumía de que promocionarse para ser alto ejecutivo en esa empresa suponía pagar un precio muy alto: vivirías diez o quince años menos. No sé si era una boutade, pero allí he visto tías y tíos muy averiados. El CEO hablaba solo consigo mismo. Movía las cejas, asentía, negaba, padecía de tics , se carcajeaba por nada. Una vez abrí el despacho de un jefe territorial y le pillé tragando a saco pastillas, como si bebiera de un botijo.
Para muchas de esa gente la medicación era como una religión y las tomaba para poder resistir y aceptar sus dudas sobre la condición humana, la vida, la muerte, o el sentido o sinsentido de la existencia. Y al final , los pobres, no creían en casi nada.
Repaso conocidos de mi vida y pienso que he estado rodeado de personas que tenían eso que llaman problemas de "salud mental" .
Es difícil saber quienes somos. Y más aceptarnos. Qué queremos. Hacia donde ponemos el rumbo . Es difícil, a veces, saber a qué atenerse. Si caemos bien o mal. Si nos quieren así, o asá, o no nos quieren absoluto. Si necesitamos un abrazo o una ustie.
Un Urelles me dijo un día " ¿ por qué caes bien a todo el mundo? Hagas lo que hagas , todo le parece bien a la gente".
No es cierto, como se puede demostrar en el Barullo. A mi ese hombre me daba mucha lástima. Padecía unos problemas terribles.
¡ Si él supiera! Siempre he sido un poco pringado. Muchas veces pensé en cómo ser otro. Hasta que no me quedó otra que acostumbrarme a ser el que soy. Me hice mayor y ya no pienso en cómo sería mi vida en otro lugar, con otros amores, con más talentos, en diferentes casas, en diferentes trabajos. En otros lugares.
No sé si ése es el secreto: mirarse al espejo y ajustarse de un tirón las solapas de la chaqueta interior para encajársela al alma. Y andar tan feliz y tan campante.
Llevo el peso de mi carácter . Llevo el lastre de mis errores. Llevo el peso de mis días azules y de aquellos otros que , aunque quiera, no puedo olvidar.
Soy lo que soy. Y tú eres el que eres . Y ya está bien así. Pero no sé quién cojones te ha dicho que tienes que dar ejemplo, que debes de saber más que los demás , que te tienen que querer. ¡ Que no, coño! Está bien así. De verdad.
Fui a un bosque . Se llama Catasós. Allí se encuentra un castaño cortado que tiene una edad de 270 años. Es un lugar maravilloso. Entonces nació Goya, Mozart...en su corte se aprecian los anillos, la corteza. Una metáfora de la vida.
Todos somos ese árbol , con sus raíces, sus anillos, la savia que nos hemos nutrido en nuestra biografía más o menos turbia, más o menos sombría, buscando la luz. Porque si de algo estoy seguro es de que todos buscamos la luz.
Menos Urelles y esa gente, que busca la pasta.
Pienso en ese árbol en el que estoy apoyado . Allí están raíces de una tierra que la tengo por buena: mis padres. Un amor enloquecido y desquiciado que fue bien. Pudieron con todo. Y los anillos se fueron formando : una familia maravillosa. La escuela san Antonio en Torrero, colegio del Salvador , Jesuitas, Montearagón, Universidad Autónoma de Barcelona. La Pilarica.
Más anillos: el opus dei, Viaró, Terraferma, Turó, Peñalba. Y el sexo. Extraviado en mi rara afectividad. Y el amor. Y la doble vida. Y Dios. Y el pecado. La Tuna. La montaña. Y mucha gente, biografías que alimentaron mi savia. Carla. Jaume. Sátur.
Volver a empezar: Manuela, los Urelles, Joaquín, Ramón García . Muere mi padre. Matilla, amig@s nuev@s, la vida de viajante, ir de aquí para allá. Serunión. La alegría. La mentira. El perdón. La enfermedad. La despedida. La muerte. El dolor.
Volver a empezar. Tamahú . Xabier. Fader Agustín.
Más cambios. Me engaña Serunión. Otra vez los Urelles. Ana. Miedo. Más mentiras. Oriol. Toni. Solo. Joaquín. Joan Valls.
Vuelta a empezar. María José. Jubilación. Pontevedra. Mi padres siempre. Mi madre. Mis hermanos. Vida tranquila. Serenidad. La mano de Dios, un padre, en todo.
Nada de lo que ha sucedido se ha buscado. Vino así. Y lo único que he hecho ha sido crecer, a mi manera, buscando la luz.
Cuando estoy perdido busco el destino en mi memoria. Como si los viajes comenzaran sólo en el regreso.
Tengo 67 años y la enfermedad ya es parte del noticiero íntimo en mi vida En la niñez, la muerte era una posibilidad remota. Una lotería siniestra. Ahora rara es la semana que no me acompañe
Camino tranquilo, pero tiemblo. Y sigo. Buscando la luz.
Escribo esto para espantar mi miedo.
Quiero quedarme siempre en esta hora dorada, cuando el sol se retira. El sabor de un beso en los labios.
Y seguir. La vida es un juego con una sola regla: ir hacia la luz, como el castaño de Casasós. Como tú y como yo.
Un grupo de amigos de Joaquín Romero, el enfermo de Esclerosis que aquí ya conocéis por las entradas que hemos dedicado a tratar de su ejemplo, y que falleció el 7 de julio del 2018 , han abierto una web que os he linkeado en el inicio de la entrada.
También han abierto un canal de Youtube AQUÍ
La razón es impulsar y dar a conocer diferentes iniciativas para que la vida de Joaquín sea una inspiración, aliento, y estímulo para el que quiera conocerle.
Me acuerdo todos los días de Joaquín . Treinta años atado a la cruz de su enfermedad. Le debo mucho.
La fe enseña a andar la vida, el que la tiene. Y él la tenía oceánica, muchísimo.
Una lección de esa fe es que una herida es también un lugar donde vivir. Y él vivió en esa Herida- que es la de Jesús. Un misterio el dolor.
Era un hombre alegre, a pesar de todo. Ser alegre cuando eres una guitarra sin la sexta cuerda no es fácil. Era como un corredor de fórmula 1 que quedó en boxes de por vida nada más empezar la carrera. Un hombre que rezó por los pecados del exceso de otros porque sabía que el río desbordado termina volviendo a su cauce .
Una persona que lucho por aliviar los dolores de otros enfermos, y su desesperación.
Uno de esos santos inocentes que no le echan la culpa a nada ni a nadie, que se parten la cara sin darse un pijo de importancia y nunca se rindió.
Cuando estoy jodido es a uno de los refugios que voy . Porque está muy dentro y muy cerca.
Con Joaquín tengo mi mejor escondite, mi punto cardinal, mi estrella polar. Pertenece al grupo de mi buena gente, los qué "bienmesabes, vale todo y qué me cuentas".
Pertenece a esos que son la corona de sus manos en mis sienes , el lugar donde reposo.
Es amigo de Dios para enchufarle a uno. El que le guiña el ojo a su Madre y le dicen " tú ya sabes ".
Era bueno. Era un corazón que sabía amar. ¡ Ojala te cruces con él!
En el Gimnasio, ellas y ellos, se llevan unos tatuajes de lo más barrocos, diferentes y muy variados. Alguno tiene más dibujo que piel. Es alucinante. En eso se nota que yo vengo de otra generación.
No me gustan. No sé quién dijo- una actriz o alguien así- cuando le preguntaron por qué no se tatuaba.
- ¿Usted le pondría pegatinas aun Bentley?- contestó.
A mi eso de pintarte algo que es para toda la vida, no sé, no lo veo claro. Es la moda . Una especie de intoxicación por imitación. O no, ¡ yo qué sé! Mis tatuajes no se ven. Y lo tengo. Pero mi rechazo al tatuaje tiene que ver con no ser gregario. Lo haría para divertirme, para hacer el payaso, pero no sabría ir serio con tatuajes.
Es verdad que cuando firmas una hipoteca te tatúas para casi toda la vida unas letras mensuales. Muchos cuando terminen de pagarlas tendrán ochenta años. Eso sí que es un tatuaje.
Pero yo no tengo hipoteca. Tenía una y al morir Manuela vendí el acosado que compramos los dos. ¡Libre !
No quiero atarme a nada que se pueda ver y que sea fruto de una emoción. Yo no. Soy un emocionado y las emociones me han llevado por caminos de perdición, de cursilería, ridiculeces. Lo peor que me ha sucedido en la vida ha sido por "emocionado".
Son muchas las historias de personas que se han arrepentido por haberse hecho un tatuaje. Y todo por emocionarse: Melanie Griffith , Marc Anthony.
Menos mal que cuando hacías la fidelidad en el Opus Dei sólo tenías que ponerte un anillo, porque si debías de tatuarte , como algunas tribus en los ritos de iniciación, yo, sin dudarlo, me hubiese hecho todo tipo de incisiones en la picha, o afilado los dientes, puesto un plato en los labios, escarificarme la piel, alargado el cuello con anillas que mostrasen mi buen espíritu, o modificar el cráneo, como hacían los mangbetu.
Demos gracias a san Josemaría que no le diese poer allí.
Me dicen en el gim que cada uno de ellos significa algo.
Ya. Pero cuántos de esos algos se han diluido en el tempo, pregunto. En mi vida se cuentan por decenas, o centenares, los recuerdos que quisiera ocultar, en forma de amores, de compromisos, de personas.
Además , yo me canso fácilmente. Esa es la razón de tantos cambios en mi vida. Viaró, Terraferma, Turó, Peñalba...¡ si me llego a tatuar cada ciudad, cada colegio, cada momento que, por un momento creí único y después fue nada!
La vida, la mía y la tuya, la veo como capítulos de una novela incompleta. Y claro que escribí cartas de amor, compuse algunas canciones, y nos hicimos fotografías felices. Pero no un tatuaje con su nombre. Porque pasa el tiempo y te cruzas a alguna de esas mujeres paseando con su marido y sus hijos y te saludas con las cejas , sin un pararte siquiera. Pero guardo una canción de lo que tuvimos. De aquello que fue todo, aunque desembocara en nada. Quedó entre los dos. Y no me arrepiento . Porque arrepentirse es una gimnasia que agota.
En el gimnasio hay un notas con un tatuaje a todo lo que da su espalda, y cuando se va en pelotas a la ducha el tío es un papiro egipcio. Lleva escrito " Celta" . Otra lleva letras chinas en el cuello. A lo mejor pone " que te den pol culo". Porque me dijo que era un lema budista. Ya. Y un tatuador de Caldas te lo pone en chino. O todos esos que tienen tribales congoleños, y que son de Lalín. Las calaveras Maoris en el muslo, aunque no tiene ni puta idea de donde cae eso.
Vivir no es fácil, y los tatuajes duelen. Como el recuerdo que son de nuestro camino. Prefiero las cicatrices : recuerdan las heridas que tuviste.
La piel habla también.
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Ya lo he escrito muchas veces: mi padre era un poeta y un disfrutón. A veces, en medio de una tormenta en el pirineo, con rayos y una ventolera que lo arrasaba todo, y con una lluvia de aparato eléctrico aterrador, decía " ¡ qué espectáculo!", " no hay película de acción como este paisaje!"
O , andando por los trigales, cogía unas espigas, las desmenuzaba con las manos, y nos las daba a mascar:
- No hay mejor chiclé que éste.
No voy a parques de atracciones. Mi parque de atracciones es un paseo por la orilla del río, o andar por la isla de Arosa, también mirar sentado en una terraza a personas. A veces , fijarme en un culo que pase por allí. El cielo insultantemente azul.
O ese parque de atracciones que es la vida cotidiana y sus cosas.
Últimamente, me ha dado por ir a una capilla muy pequeña. Allí hay un sagrario con una vela encendida. Delante hay dos reclinatorios y dos sillas. Y pienso que esas sillas tienen algo misterioso. Un lugar que te sientas y , estás en una máquina del tiempo, puedes romper las leyes del espacio y de las estaciones. Si quieres, puedes trasladarte donde quieras. Puedes hablar con tus muertos, con Dios- en el que nos movemos , existimos , y somos. Y estoy convencido de allí sentado no pertenezco al hoy, ni al ayer, ni al mañana.
Hace poco me comentó un franciscano que nosotros, los católicos, creíamos en misterios. La Gracia, la Eucaristía, los sacramentos, la Liturgia, la muerte y sus postrimerías...
- Y este Papa está empeñado en tratar temas que se pueden tocar y ver: el cambio climático, la Agenda, los trans, lo social. Y no estamos para eso.
Noviembre. Nada peor que el muñón que te deja el padre muerto, la mujer que amaste, el tiempo en el que fuiste feliz. No sé tú. ¿Tienes muñones? ¿Y los notas los domingos por la tarde o los días de lluvia? ¿Y te aplicas alguna ortopedia o sigues viviendo como yo, fingiendo que no pasó nada?
Hace dos días se escribió en el Barullo de José María Caparrós. Un grande. Los que le conocimos, le queríamos y le admirábamos. Fue un historiador y crítico cinematográfico. Doctor en Filosofía y Letras y profesor de la Universidad de Barcelona desde 1982 y catedrático de Historia Contemporánea y Cine.
Uno tiene la impresión- y sé que no todo el mundo va a estar de acuerdo, y que no se va a entender lo que escribo- de que a José María le hubiesen ido mejor las cosas profesionalmente de no haber sido agregado del Opus Dei. De numerario, con toda seguridad, mucho mejor. Y de no haber pertenecido a la Obra, se sale.
Mientras, en la Universidad de Navarra se estaban comiendo los mocos en su especialidad , donde él ganaba por KO.
Sin embargo, era un agregado como la copa de un pino. De tomo y lomo. Era lo suyo. Y lo vivía por encima de cualquier otra vocación. José María no se daba un pijo de importancia. Era un hombre bueno, con una voluntad de hierro. Tenía muy claro lo que quería ser. ¡ Cómo trabajó ese hombre contra viento y marea en un mundo difícil y muy ideologizado!
Hubo un tiempo en esa Barcelona que los agregados eran tipos que jugaban en la Champions de la santidad y en sus profesiones. Se tomaron en serio su vocación. Podrían citar muchos nombres de aquellos años. Y la cosecha fue de primera. Muchos alcanzaron cimas admirables en sus carreras: en el cine, en las artes, en la gran Banca, en la literatura, en la medicina...y todos tenían un común denominador: sus inicios fueron ejemplares y admirables.
El tío que encontró esa mina escondida de diamantes también tiene nombre. Pero hoy no toca.
José María fue un visionario. Al regresar de su viaje de estudios a Los Ángeles - donde conoció a Spielberg- comentó en una tertulia: " Sueño que Hollywood , cuando descubra la figura del Padre , hará una película sobre él. Su biografía tiene todos los mimbres para ello".
A mi me pareció la exageración de un hooligan . Cuando se estreno " Encontrarás dragones", el biopic, o algo, que se rodó sobre Escrivá, me acordé de él. La peli lo tenía todo para ser un peliculón; un muy buen director, muy buena producción, buenos guionistas, muy buenos actores, una promoción fantástica...¡ lo tenía todo!
Leí una vez que la suma de actos perfectos en algunas personas produce monstruos. Pues sí. O no. En este caso era una película . Salió un truño muy principal. No tenía alma.
En aquellos años se hicieron unos experimentos que debían haberse hecho con gaseosa. Se gastó una pasta para nada. Se embarcó en quimeras carísimas a mucha gente. Estoy pensando no sólo en esta película. También en musicales que fueron el sueño TOC de unos tíos un poco pasados de vueltas.
No sé quién convenció a Echevarría - llegó a aplaudir estos inventos sin tener ni idea del asunto.
Como dijo aquel : "Todos esos momentos se irán como lágrimas en la lluvia".
¡ Mi respeto a José María Caparrós!