En la novela " Los siguientes" , de Pedro Simón - que recomiendo- piensa uno de sus protagonistas que " menos mal que a Dios no se le fue la mano tuneándonos. Menos mal que , a la hora de afinar el motor, escogió bien las prestaciones del coche...que no nos dio la posibilidad de leer la mente de los demás".
Me hizo gracia. Y sí, menos mal.
Si pudiéramos leer la mente de los demás, vaya caos. Saldríamos cagando leches a las primeras de cambio. ¡ Cuántas cosas descubriríamos de nosotros y de quienes nos rodean! Parejas que se mandarían a freír espárragos , incluso antes de convivir , o al poco de vivir juntos. Reuniones de trabajo donde nos agarraríamos del cuello a grito pelado.
Más de una echaría a correr si pudiera ver lo que pienso de ella - hay una en el gimnasio que tiene unas tetas , es hipermástica, que para qué. Y, ahora que lo pienso, la de la panadería, otra que tal. Y, por cierto, la del bar el Peregrino, ojo con ella.
Si tuviera ese superpoder tendría problemas con mis hermanos, y con algún cuñado, y con alguno que me lee. Con los amigos que no tragas , aunque a alguno ya se lo he dicho a la cara - Urelles , Uri, Toni....
Durante mi vida he pensado cosas de personas a las que debía respeto, y esos pensamientos no estaban nada bien. Por ejemplo, no una , ni dos, ni tres veces , ¡ muchas veces!, he deseado la muerte de mis padres. ¡ Quería otros! Y de algunos más. De personas que he querido mandar a tomar pol culo , ya ni hablamos.
Por otra parte, los mayores errores en mi vida han nacido de contar mis deseos. En una ocasión le dije a una mujer " de mis años en Lérida lo que más me arrepentí es de no haberte conocido mejor" . ¡Joder, qué error, pero qué error!
No me olvido en la entrada de que uno también es objeto de odios y deseos inconfesables. Hay momentos que pienso que a alguno de mis odiadores anónimos, si los conociese, me llevaría una sorpresa morrocotuda. Y, estoy convencido, parapetada detrás de la trinchera desde la que dispara hay peña que a la cara me adula y hace como que me respeta. Y son unos hijos de la gran puta.
Tan hijos de la gran puta como yo.
Pero también hay personas que nos sorprenderíamos , y mucho, si viéramos lo que nos quiere, lo que nos admira, lo que se apiadan de nosotros, lo que rezan por uno, lo que han llegado a admirarnos, o lo que les debemos, y no lo sabemos.
De todas formas, y conociéndonos...¡ menos mal que a Dios no se le ocurrió hacernos esa putada.
¡ Bien por Ti, Dios!
Al leer la entrada, no sé muy bien porqué, me he acordado de Pizpireta (y su mujer), con quien hace mucho tiempo (¿más de una década?) tuviste un intercambio, un toma y daca, intenso y prolongado. Las replicas y contrarréplicas fueron antológicas, constituyendo una de las grandes controversias del Bar Ullo. Dio mucho juego... pero de un día para otro vuestras cuitas pasaron a la historia. Metafóricamente hablando, enterrasteis el hacha de guerra. Entiendo que os reconciliasteis, que hicisteis las paces, imagino que por los viejos tiempos. Si así fue, me alegro.
ResponderEliminarEn algunos casos no es necesario leer la mente.
ResponderEliminarLa mente se desparrama en actos y palabras que dicen más del actor que de la persona vilipendiada.
Suerte que publicas los comentarios de todos los odiadores; ayer se pasaron un poco.
No publcoi todos. Algunos son muyyyy bestias
EliminarSchopenhauer escribió un libro titulado “El arte de insultar”.
EliminarNo hace falta dejarlo todo lleno de mierda.
A mí, cuando alguien me lee la mente, me pasa como a Homer Simpson. No sé si lo que pienso lo he dicho, o si lo que he dicho en realidad solo lo he pensado, y paso un rato preocupada, porque he revelado mis secretos más ocultos.
ResponderEliminarMuy interesante esto que comentas. Yo empecé a pensar en ello en una ocasión en que una compañera de trabajo me comentó lo que le había respondido su marido cuando ella le había preguntado. "En que piensas". El hombre le dijo que la naturaleza había hecho que lo que pensábamos quedara oculto si no lo decíamos, y que por alguna razón lo había hecho así; es como un derecho de cada ser, a mostrar de nuestra interioridad lo que consideremos adecuado.
ResponderEliminarLe di muchas vueltas a esa reflexión, y me di cuenta, que la misma existencia es un ejercicio de ocultación de Dios. Dios nos oculta lo más, para que podamos tener un poco de independencia, un poco de "yo", un poco de decisión. ¿Sin esa ocultación, quien se resistiría sin reflexión a la atracción de Dios? El primero que se oculta, pues, es Dios.
Luego pensé también que la naturaleza está llena de mentiras establecidas por la propia inercia natural. Peces que adoptan la forma de una roca para pasar desapercibidos ante sus presas y zampárselas cuando pasan cerca; o para evitar ser zampados por otras más grandes.
La mentira es un mecanismo de origen natural. La naturaleza, aun y ser una manifestación del orden y de la belleza de Dios, mantiene respecto a él o ella (a Dios) la misma independencia.
Y finalmente pensé, y pienso, que si fuéramos capaces de captarnos los pensamientos y los recuerdos y las sensaciones y todo nuestro pasado y todo nuestro corazón, pues seguramente nos trataríamos mejor.
Cierto es que percibiríamos como alguien nos considera gilipollas, pero a la vez percibiríamos todo su pasado, toda su vida, todos sus sufrimientos, sus vivencias, su amor, su odio, su debilidad, su miedo... y entenderíamos esa palabra "gilipollas" que nos dirige; quizá no la justificaríamos, pero comprenderíamos su origen, y trataríamos a la persona que nos la dirige de otra forma. Quizá ni siquiera nos hubiera llegado a llamar gilipollas si supiera todo de nosotros. Al final, eso será el más allá, verlo todo, poner las cartas sobre la mesa, y decidir si queremos lo mismo que Dios o no.
PRISCILIANO
Bonito comentario.
EliminarEn los semestres de Viarols si te tocaba hacer la charla con el Douman estabas listo. El tio usaba su condicion de medico psiquiatra para decirte todo lo que estabas pensando aunque no fuera cierto. Su posicion de autoridad era tal que salias de allí pensando que no eras digno de ser de los elegidos y autoimponiendote penitencias y mortificaciones durante semanas enteras. Otro que tal era NF, aunque este jugaba con ventaja porque tenia informacion privilegiada del consejo local de turno para que pareciera que te conocia tan bien y tal y tal. Y al final resultaba que todo estaba encaminado a cortar por el mismo patron y machacar a la gente cual bonsais en jardin japones.
ResponderEliminarY asi les ha ido a los “lectores de pensamientos “
Douman en acción, leyendo la mente
ResponderEliminarhttps://youtube.com/watch?v=jdYn73mhu60&feature=shared
Lo mío fue peor que lo tuyo de Lérida: le dije con esa innecesaria franqueza baturra que lo nuestro en realidad había sido una irrefrenable pulsión sexual, nada más. Tras decirme entre lágrimas que jamás había amado tanto, me di cuenta de lo imbécil que llegué a ser (y sigo siendo) con tanta sinceridad.
ResponderEliminarNo se crea eso de " jamás había amado tanto". Al menos esa mi experiencia con ellas. Una mujer necesita que le digan que es querida cuando pone los cuernos.
EliminarCierto: en un escarceo absolutamente casual me han pedido alguna vez decirles "te quiero" justo antes de entrar a matar. Para tranquilizar su conciencia quizá.
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