Este planeta vuela por el espacio a 30 kilómetros por segundo y a esa misma velocidad vamos en ese tren juntos los filósofos y los idiotas, las víctimas y los verdugos, los niños pijos y aquellos muertos de hambre, Los políticos y toda la patulea de mamones que pululan en sus partidos . El trigo y la cizaña. Los sapos con la boca agónica , los leones espléndidos, los osos , los alacranes , todos los pobres de la Tierra, las orillas de Benarés. Las orugas , los místicos fundadores alucinados, , los dictadores de guayabera, los monjes sunitas.
Los sioux de cabeza rapada, los enamorados cogidos de la mano y las perras sarnosas.
A personas y animales en ese alucinante viaje nos acompaña la Catedral de León, la Columnata de Bernini, los tapices de La Seo en Zaragoza, el retrato del Papa Inocencio X de Velázquez, , o una sonata de Bach , el autorretrato de Goya , el beso de Rodin , la poesía de Pessoa, El Señor del Gran Poder, el Quijote, y las teselas de todos los mosaicos del Vaticano.
También todo el folclore en jotas, fandangos, fados, baladas... El arte permanece incólume sin que le afecte el vértigo de este viaje alucinante que nos lleva ninguna parte.
A esa terrible velocidad de 30 kilómetros por segundo se debe el que las almas de personas y animales se mezclen unas a otras y se confundan. Solo así se explica que a algunos políticos les asomen por debajo del forro de la americana una cabeza podrida y corrompida de un banquero. o que los moralistas te miren tiernamente con un escorpión en cada ojo a la hora darte la absolución, o que los líderes y fundadores que se creen leones alados no pasen de ser unas ratas húmedas en las tuberías del pecado.
No tengas miedo: mira los lirios del campo , cómo crecen; no trabajan ni hilan; pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos. Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¡cuánto más hará por vosotros, hombres de poca fe!…
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