jueves, 28 de julio de 2016

UN INSTINTO

Ya lo escribí en otra entrada. Pedí consejo a uno que pensaba era un buen y experto director de  colegio, y me contestó:

- Equivócate  con toda seguridad.

La verdad es que  , efectivamente, lo conocí bien, muy bien, y el hombre se equivocaba con una seguridad pasmosa. Y después en la vida he conocido unos cuantos jefes y casi todos se equivocaban con toda seguridad. 

Otra cosa es reconocer los errores , y otra el ver  a  quien le endilgas el muerto de tus errores.

Un jefe   debe dar la sensación de fortaleza, de confianza y de seguridad en sí mismo.Que un jefe sea  honrado , bueno, no está mal, y que sea  buena persona, , pero ninguna cualidad privada sirve de nada si el trabajador  no percibe que ese señor que maneja el barco  le salvará  en una tempestad

El problema es cuando llega la tempestad y ves desde  la proa del barco al jefe  sentado en el bote salvavidas.

Esas cosas pasan. No diré nombres.

En las  empresas  familiares  hay un tipo de jefe que deja mucho que desear como persona:  el paternalista que tan pronto  da   gritos y los puñetazos en la mesa, señal  que  sólo oculta un miedo consolidado,  como te da besitos y llora contigo  la muerte de tu abuela.

 En las empresas  familiares se da el jefe King Kong , que  se aporrea  el pecho y grita como un descosido cuando cree que le van a birlar a la novia. Eso  un jefe  no lo hace.

Conocí uno, ha llegado muy alto el hombre, que hizo un curso de  Carnegie para desarrollar habilidades  que no tenía. . Me decía: la dureza de una persona, está en la mirada. Y ensayaba  en el espejo  miradas de tío duro, de tiburón, de psicópata volando sobre el nido del cuco...

Era  un pobre  hombre. Y lo sigue siendo. Aunque, la verdad, a base de ensayar miradas , acojona un poco. Este , cuando era pequeño, en el colegio, era de los que se ofrecía voluntario al profesor  cuando al ausentarse  pedía  que alguno apuntase en la pizarra los que se portaban mal:

- ¡Yo, yo, yo,profe!- Y se ponía  morado de escribir  listas de negativas  de compañeros suyos , el muy cabrón.

A partir de allí todo ha sido desarrollar ese instinto asesino.

Yo creo  que el quid de una buena dirección está  en escoger a tus colaboradores, gente  que sepa de lo suyo,  y el resto dedícate a escuchar y hacer cumplir lo que te aconsejen sin dar señales de duda. No hay más. Y reconocerles su valía. Nada de ponerte  tú las medallas.

 Mandar es un instinto. Se tiene o no se tiene. En el colegio lo ves de bien pequeños. El chavalín que organiza los equipos, tú aquí, tú allá, tú no juegas, tú de árbitro , tú te callas...

Luego está el gordito  cabrón que viene con la pelota nueva para  ganar amigos, y el jefe  de la clase le tiene  que hacer la pelota si quiere  seguir mandando. 

En la vida sucede  lo mismo. A veces el dueño de la empresa es el niño gordito que tiene la pelota.  Pero mandar es un don animal, el P.A. C. (el Puto Amo de la Camada) .

Conocí unos cuantos sin ese gen que les nombraron directores  de algo y, los  pobres, , al dar una orden, se lleva un susto si les obedecían. Alguno  se ponían colorados. 

Cuando se tiene  autoridad, gobernar es una cuestión de olfato.  Sigue  al que demuestre que sabe realizar la maniobra de hombre al agua, porque en el fondo, como trabajador , muchas veces no eres más que un náufrago.

----------------
AQUÍ: SER DISTINTOS.

1 comentario:

  1. Dices que un jefe debería dar confianza. Siempre buscamos seguridad, aunque en realidad sea una FALSA seguridad.
    Podemos vivir gracias a estas falsas seguridades.

    ResponderEliminar