Madrugué este sábado y fui a andar la Collserola.
Me encontraba en medio del bosque disfrutando las frescas sombras del amanecer .Poco después , comencé a sentirme traspasado por aquí y por allá por decenas de cuerpos sudorosos que cigzagueaban a mi lado como flechas. Enjambres de ciclistas jadeantes , anónimos.
La Collserola que conocí hace muchos años no tiene nada que ver con esta Cafarnaum de seres uniformados de culotes horteras con publicidad en colores imposibles. Uno tenía la impresión de estar en la Benidorm del Vallés . Hubo un momento que resultó imposible encontrar un momento de paz.
Hasta que , en un cruce de caminos en Can Borrel, , fui a un pequeño Pantano al que no pueden ir los ciclistas , pues hay que bajar hasta él por unos escalones. ¡Qué paz! Allí me eché al suelo , mirando las nubes y escuchando la sinfonía de los pájaros cantores del Vallés.
De regreso paré en una tienda debajo de casa donde cada día ofrecen un zumo en la entrada. No repiten fórmula. Esta vez fue un buen vaso casi helado de zumo de higo, y sandía: el Jugo de los dioses, yo lo he probado.
La bici es el deporte de moda. A ver por cuanto tiempo.
ResponderEliminarEntre la bici, los perros y los corredores (runners) ya no puedes ir tranquilo de excursión a ninguna parte.