MUDANZA.

La vida es  una mudanza  que  comienza al nacer y termina  eclosionando  el capullo  formado por un larguísimo hilo de seda.  Voy hilando poco a poco mi propio  capullo de oro como un gusano hasta que al final me convierta  en la crisálida más evanescente que pueda llegar a ser. 

Estoy de mudanza. El lunes   regreso a sant Cugat, donde estuve hace  muchos años. 

En cada mudanza dejo  capas de mi. Lo que sobra y  no  necesito. Y mientras  , recuerdo  sin desgarro ni melancolía, suave y armoniosamente, las cosas agradables que me   han sucedido estos años desde  que llegué a  Valladolid.

Llegué   naufragando de una  tormenta amarrado a una tabla. Venía de Barcelona, de  unos meses acompañando a Jaume , terminal , una agonía  que nos hizo crecer a los dos. Se me murió y vino conmigo. "Hace frío allí", fue su última consideración .

Subdirector del colegio . Y volví a las andadas de siempre. 

Encuentro a Manuela  como quien sale al huerto de atrás a recoger los frutos y , de un modo  imprevisible, ¡ELLA!. Y me entrego como nunca antes en mi vida. Ahora pensar en ella  y en Jaume es  un ejercicio necesario de supervivencia cuando todo parece que se desmorona a tu alrededor. 

Veo volar a Manuela, ¡ hermosa  crisálida  la suya!  y me quedo  solo. Guatemala. Regreso. Más mudanzas. 

Me engaña  Serunión , firmo  mi baja voluntaria pensando  que era una excedencia. No pasa  nada. 

Ana. No puede ser.  No soy para mujer celosa. 

Regreso al colegio Mayor. Es bueno  ponerse tierno alguna vez. Al fin y al cabo  a  Rambo  se le perdonó que se emocionara al explicarle a una chinita  qué era eso de ser imprescindible. Otra mudanza.

Vuelvo a  la  empresa de siempre. 

Pese a todo, no se me habrán negado ciertos momentos de felicidad en medio de la ruina general. Asisto a una boda y paladeo  el amor que reconozco  porque yo también lo sentí así.

El placer de la lectura de La isla del Tesoro durante la convalecencia me recordó aquellos días de la niñez en que el sopor de la fiebre se llenaba de piratas y aventureros. 

Estos años   he pasado por todos los estados que mi mala cabeza y buen corazón ha encontrado. No fui buena persona. O no siempre. El hijo pródigo, a casa Suso, a casa. Volver a  empezar.

Estos  años  viví  algunas mañanas de primavera en que me he sentido  muy   feliz sin saber por qué,  tal vez porque miraba la cara de Manuela mientras dormía, o  me bastaba con que el sol estuviera en la ventana de la habitación  de Tamahú y escuchar el canto del gallo del amanecer. 

Tampoco olvido  el viaje que hice durante el verano  con una mujer a Pontevedra.  Abres  el mapa, señalas un punto  y de la yema del dedo surge un pueblo, una playa unida al nombre de un posible nuevo amor y te  pones  en camino. 

O el inicio de un nuevo proyecto en Barcelona  , entusiasmante, diferente, donde embarcarte y dar la vida. 

Mudanzas....el hilo de seda  que, mal que bien, voy haciendo el ovillo. Tengo la impresión que  de  un tiempo a esta parte  nada de lo que hago   tiene sentido. Da igual: se trata de no romper el capullo antes de tiempo y seguir segregando  la vida que uno , más o menos, desprende.

El puesto de trabajo sigue estando en el aire. Una mujer me dice que  pongo ojitos a otras, y que soy un seductor, y me pone de patitas en la calle. El alquilador me recrimina  que si no tengo la impresión de que mi jefe se  ríe de mi.Le digo que sí y, de paso, que él también.  

A  veces  tengo miedo y la desconfianza que genera la crisis ha terminado por calarme los huesos y parece que en el horizonte se ha instalado un muro que no voy  a poder saltar.

Pero eso  sucede  en contadas  ocasiones. No hay que tener miedo .Yo compuse "Dame una vida", y sólo  por eso  me salvaré. Y por algunas cosas  más. Pocas, pero unas cuantas. 

La vida es esa partitura  que cantan anónimas personas que no saben que esa  emoción la provocaste tú gracias a  una mujer maravillosa. Lo demás, ir , volver, subir, bajar, volver al principio, perderte, equivocarte, acertar, no importa nada. Sigue  hilando. Mañana sant Cugat.