En casa nos lavábamos un día a la semana. Los sábados. De los cinco yo era el último, por vago, y por guarro. Muchas veces tan sólo me mojaba el pelo y me repeinaba para que pareciese que me había sumergido en las oscuras y asquerosas aguas de una bañera por la que habían pasado cuatro seres humanos.
No era fácil engañar a mi madre - yo creo que a casi ninguna- y con frecuencia , al ver mi trampa, me relavaba, me fregoteaba la cara, las mejillas, me introducía la punta de la toalla húmeda en los oídos y me daba unos meneos espectaculares, me sacaba brillo a las mejillas , me raspaba las rodillas con sosa para sacar las distintas capas de roña , y me dejaba repeinadín a raya ondulada y bien guapo , a pesar de mis quejas y resistencia.
Aquellas abluciones rituales con jabón, en alguna ocasión usaba Lagarto "escamas" , otras Heno de Pravia, las llevo asociadas en mi memoria, junto a la Escuela San Antonio del Barrio de Torrero. También a la parroquia de los Capuchinos, donde hice la primera confesión con un cura de barbas blancas que al entrar en el confesionario me dijo:
- Enséñame las manos.
Le mostré las palmas .
- ¡Vete a lavártelas!: aquí se sale limpio por fuera y por dentro.
Las asocio al primer supositorio que me introdujo mi madre entre risas. A mi padre en camiseta de tirantes haciendo flexiones en el salón y yo subido a sus hombros , arriba y abajo.
Las asocio a don Clemente, un maestro de bata azul a rayas que hacía juegos de manos sacando monedas de las narices de los críos, y dando unas usties como panes.
Las asocio a don Clemente, un maestro de bata azul a rayas que hacía juegos de manos sacando monedas de las narices de los críos, y dando unas usties como panes.
Las asocio a una peregrinación de la escuela a la Parroquia llevando flores a María, que Madre nuestra es. Las asocio al sabor de los "petuisuis" que compraba mi padre en la pastelería al salir de misa los domingo.
Las asocio a las tetas hipermásticas de la dependienta del colmado debajo de casa , que las mostraba impudorosa al rebanar con el cazo el vinagre de los pepinillos.
Las asocio a las tetas hipermásticas de la dependienta del colmado debajo de casa , que las mostraba impudorosa al rebanar con el cazo el vinagre de los pepinillos.
Las asocio al bocadillo de pan con chocolate prensado a dedo en la miga, a cuadernos Rubio, a una goma de borrar que olía a nata, a la Enciclopedia Alvarado, a los lápices de colores Alpino, y un lapicero de marca Faber.
A todo eso, y mucho más, huele mi memoria.
El olor de la memoria. Acabo de recibir la revista de La Farga. Me llama la atención de que esté totalmente en catalán (la última que leí era fifti-fifti, políticamente correcto). Pero me llama más la atención el "proyecto 'sapere aude' 2011/2016" (lema de la Ilustración enmarcado en management-IESE) y sus pilares:
ResponderEliminar- personal project
- dream schools
- inspiring others
- global community
Todas son palabras de origen latino (o griego a través del latín: dream viene de trauma). No sé, supongo que si fuesen en inglés y no tuviesen origen latino no las entendería nadie.
Siempre acabamos hablando un dialecto del latín ¿por qué entonces se quita el latín de los proyectos educativos?