domingo, 3 de julio de 2016

MIÉNTEME , DIME QUE ME QUIERES.

"Miénteme, dime que me quieres", le suplicó Joan Crawford a Sterling Hayden en la película Johnny Guitar.

Necesitas que  te mientan .Necesitamos  las  mentiras.

La primera gran bola fue decirte que  una  noche   habían pasado por casa  Tres Reyes Magos, que venían de Oriente, con sus pajes y camellos, a  dejarte unos juguetes . Y te lo creíste. Te colaron que  habían ido a tu casa, a  tu mierda de casa. ¡¡¡Unos Reyes!!!


Y después han venido más  mentiras . Todavía andas  con el traje de la primera Comunión puesto, que ya te va muy pequeño, y estallan las hechuras, manteniendo tu fe en unas verdades que no has hecho nada  por profundizar. Un diablo en el infierno con un trinchador  y las almas  crepitando entre llamas  , un Dios Padre con barbas blancas, un Ojo metido en un Triángulo...

- Miénteme , dime  que me quieres.

 Estas dispuesto a creer  lo que sea a cambio de un sueño  .  La ficción es la misma. Antes del uso de razón nuestro cerebro fue inoculado con esta ecuación: la ingenuidad equivale a un sueño lleno de regalos. 

Pero siempre  hay un niño malo que se ríe de ti  y te dice que los Reyes  son los papás, y que ese  Dios  no existe. . Esa fue la primera gran caída, mordiste el fruto perdido y cometiste  tu particular pecado original.

Miénteme, dime que Dios no está contento conmigo y que  me condenaré. Miénteme, dime que   la generosidad de mis limosnas  me salvarán. Miénteme , dime que el dinero da la felicidad. Miénteme   , dime que me van bien las cosas  porque Dios me bendice...

O  miénteme  de  otra manera, dime que aquellas  lágrimas  que lloré  me salvaron. Miénteme, dime que Él sabe  que estoy mirando como comen los cerdos y empiezo a recapacitar. Miénteme, dime que esa guitarra que me regalaron  ha hecho canciones  que han enamorado. Miénteme, dime que María me  quiere  con locura de Madre y que nada , jamás, nunca, está perdido.Miénteme, dime que mis chistes han salvado este mundo. 

 Miénteme, dime que me quieres. Ese es  el único juguete  que me queda de los Reyes Magos.

10 comentarios:

  1. Entran los malos al local de Crawford, una mujer desgarrada por la vida que monta un chiringuito de juego y revienta las leyes de las mafias locales.
    Los malos, que son muy malos, dudan entre quemar el local, colgar a su dueña o hacer ambas cosas.
    La tensión se masca en el aire. La dueña no tiene más opción que tirar para delante y que sea lo que Dios quiera; y los malísimos dejan claro que tienen una reputación que mantener y que no se van a andar con chiquitas. Ellos juegan a lo grande.
    Sterling Hayden sale de la cocina y se apoya en el mostrador del chiringuito, con una taza de café en las manos.
    El muy cabrón se mueve despacio, muy despacio, como los manuales enseñan a moverse cuando tienes delante una cuadrilla dispuesta a descerrajarte cuatro tiros y colgarte de una soga.
    Y habla mientras enciende un purito.
    ...
    Un buen café humeante y un buen cigarro. Es todo lo que se necesita para empezar un buen día.
    Tomas el café bien cargado y aspiras el humo de tu cigarro.
    Y entonces el día empieza bien y ya nadie te lo puede torcer.
    ...
    Sus palabras rompen la tensión, y tú, sentado en el patio de butacas aprietas el culo contra el asiento rezando para que las cosas salgan bien.
    Y es entonces cuando lo aprendes.
    Que a veces toca defender lo que amas, salir de la cocina con un café humeante y un cigarro, y enfrentarte por amor a un destino cruel y desalmado.
    Y para hacer eso hay que sonreír.
    Que nadie advierta el cague que llevas por dentro.
    La partida eterna se juega sobre los tablones de roble de un salón de juego.
    Y si eres capaz de defender aquello que amas, tal vez el día acabe bien, cabalgando con la mujer que amas por la pradera de Arkansas.
    O descerrajado en el fondo de un barranco.

    Pero habiendo hecho lo que toca, sin más armas que las palabras, ni más rifles que tu libertad.

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  2. “Pero, don Manuel, la verdad, la verdad ante todo”, él temblando, me susurró al oído –y eso que estábamos solos en medio del campo-: “¿La verdad? La verdad, Lázaro, es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella” (San Manuel Bueno, mártir)

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  3. Suso, tienes un cacao mental importante. Mezclas cosas de niños con temas tan importantes como la fe.
    Espero que no seas de los que recibieron la fe de sus padres y no la han madurado. Y llega un momento, cuando son adultos, que ven que algo no cuadra en su vida. Pero hacen la reflexión equivocada, la del mundo, y dejan morir la poquita fe que les quedaba pensando que son cosas de niños.

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  4. No mezclo nada.

    Son muchos los que siguen con esa fe pequeña, infantilizada, de bonsai. A eso me refiero.

    La formación, cuando no se ha profundizado termina en un traje de primera comunión y en cuatro cosas muy básicas que no tienen nada que ver con la fe.
    Yo no sé si tengo fe o no, creo que no en el sentido que, me parece tú te refieres. En toda mi vida desde luego no he tenido ni una pizca de la que bastaría para sanar a los demás, o a mi mismo.

    No es la de mis padres, atormentada, oscura, llena de ideología...sé que en Dios nois movemos , existimos, y somos. Que lo mismo que un pez no sabe que el agua moja, nosotros no sabemos que respiramos la gracia.

    Y sé, sin ningún género de duda, que Jesús vino a la Tierra a salvarnos, que ya estamos redimidos, y que la primera misión de la Iglesia es comunicar a los hombres esa salvación, y esa redención.

    Y no dar la brasa con que si esto y lo otro.

    El cacao lo tiene el que necesita ir a Medjogorne a tocar, a ver, a sentir, entre endemoniados, gente rara, y espiritualidades atormentadas.

    No soporto a los que piensan "si éste supiera quien le está lavando los pies..."...o esos que preguntan ladinamente "maestro, ¿se puede curar en sábado?

    ¿Sabes por qué...¡porque se puede curar en sábado!, aunque hay gente que piensa y grita que no.

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  5. La que tiene un cacao mental importante es la de St. Qgat.
    Si el post ya me había parecido una maravilla de profundidad, la respuesta que le das es de una contundencia incontestable.
    Se puede y SE DEBE curar en sábado y y no hacerlo implica la ridícula inmadurez de la fe del carbonero o una rigidez totalitaria asfixiante.
    ¡Grande, Suso!

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  6. Una gran respuesta, de las que invita a profundizar en la Fe.

    La de sant Cugat , una pena, ha leído entre líneas y en diagonal (parte de arriba de a Diagonal):)

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  7. Joder Suso !!!
    Picapleitos

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  8. Aprovechando la cita del Dr. Jeckyll, creo que fue Unamuno quien dijo que no hay más fe que la del carbonero. En cambio, sí estoy seguro que fue Unamuno quien, en un texto llamado „Ateología“, dejó escrito: „No es lo mismo no creer que haya Dios que creer que no lo hay. [...] Creer que no hay Dios es una fe tan irracional como toda fe“.

    Y aprovechando el comentario de Una de St. Qgat diré que no hay temas más importantes que las cosas de niños, y que todas sus torpezas, infantilidades e ingenuidades son las nuestras propias que vemos reflejadas en un espejo.

    A la mujer pecadora que le lava los pies Jesús le dice „tu fe te ha salvado“, pero a mí me parece que lo que salva a esa mujer, igual que lo que salva al buen ladrón, más que la fe en el sentido de creer en la existencia de Dios o incluso en la divinidad de Jesús, es por un lado el reconocimiento de su culpa propia y de la inocencia de los demás, y por otro lado su acto de humillación y prosternación. Tanto la mujer pecadora como el buen ladrón se ponen en último lugar. Lo que les salva es que se piensan que no son dignos de ser salvados, sin que eso les conduzca al cinismo, sino a la humillación. Lo que salva no es la fe, sino el amor, y quien ama a los demás más que a sí mismo no tiene tormentos de fe, y no considera que sea prioritario posicionarse sobre si cree o no.

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  9. La de St.Qgat tiene pinta de pertenecer al equipo de la calle Monederos

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  10. Siempre directo. Siempre sincero. Me encanta Suso!!!! Gracias. Todo tan real y común.

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