sábado, 3 de junio de 2023

ACOSTUMBRADOS.

Fui amigo y conocí muy bien a un señor que  había sido, entre otros trabajos en su vida , director de una central  nuclear, en Vandellós. También fue director general con Franco, que en paz descanse.  Todo un personaje. 


En una charla explicó que lo que la humanidad sabía de sí misma, después de miles de años de civilizaciones ,  que su mayor error  desde  el inicio de los tiempos era familiarizarse con las cosas peligrosas, que son, normalmente, las que matan a muchas personas. Nos acostumbramos a todo.


Una es una central nuclear. Y contaba que esa es la razón por la que en una central , para acceder al núcleo, hay unos protocolos de seguridad. Uno era que había que entrar vestido de una forma, ir acompañado de varios ingenieros, cada uno con una llave que abría puertas diferentes...y así.


- ¿Por qué- , se preguntaba.


- Porque si no se hace eso, tarde o temprano, te acostumbras y acabas entrando solo, con un cigarro en la boca, y en vaqueros.


Lo que nos hace peligrosos es que nos acostumbramos. Cuando me saqué el carnet de conducir, la primera vez que salí solo en coche a la calle iba temblando. Y la tiritera provenía de saberme peligroso con un volante en las manos. Era muy consciente que podía matar a bastante gente, atropellar ancianas, llevarme por delante madres con sus bebés, arrollar peatones, derribar semáforos. La noche anterior, sólo de pensar que debía ascender una rampa en el garaje, tenía pesadillas...¿y si se me cala el auto en medio de la rampa y viene otro detrás?,¿y si cuando voy a salir a la calle se cruza un carrito con un bebé y me lo llevo por delante?.


Todo era hostil. Yo era hostil. Sudaba, los espejos me parecían pequeños y pocos.


Hoy sí que soy un peligro: conduzco y simultáneamente me enciendo un cigarrillo a la vez que pongo un CD y hablo por teléfono, mientras me coloco el cinturón de seguridad, me calzó el testículo izquierdo en la pernera, y arqueo las cejas a una rubia que está en el carril de al lado.


Me acostumbré.


Y eso sucede con el sexo, con el alcohol, con muchísimas adicciones.  Incluso con mujeres que están muy buenas. Uno piensa que nunca se cansaría de mirar a Monica Bellucci, y de desayunar con ella, comer con ella, merendar con ella, cenar con ella....incluso desayunársela, comérsela, merendársela, cenársela. Sin embargo, , una   vez que has descubierto la x en el mapa del tesoro, bah. Nos acostumbramos. 


En Lérida conocí un ser que presumía de beber un cocktail que llamaba " Orgasmo de búfalo". Decía que era buenísimo. Se trataba de  Gin, vodka, ajenjo, brandy y licor de mora.


Y, efectivamente, el tío lo tomaba con manguera. Una vez tomé uno con él  en un pub que se llamaba " Bis"  (a lo mejor se escribe con "V") . A la media copa me pareció que todo el pub se convertía en una nave espacial y toda la peña del interior disfrazada como esos  que se visten de tías   en carnaval , con dos cojines de tetas , minifalda, y las piernas sin depilar , como de Macario. Y yo acojonado. 


- Oye, le comenté , ¿ son tíos, tías, o qué?


- ¿ El qué?


- Lo que estoy viendo.


- Tranquilo, eso es la primera copa...¡ya te acostumbrarás! 






3 comentarios:

  1. Un amigo sostiene, creo que con razón, que puedo mostrarle la mujer más sexual y deseable del mundo y él me encontrará a un tío ya cansado de follar con ella y mirando a otras.

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  2. Pero no al revés si hay dinero de por medio…

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