Hacia el final de junio llegó el hombre a un hotel de Barcelona y alquiló una habitación del piso 17 con vistas a la Diagonal . El caballero traía la tristeza en la maleta , un frasco de barbitúricos y tres botellas de JB. Una vez instalado en la habitación se organizó.
Cerró la puerta y abrió la ventana de par en par. A continuación el suicida comenzó a escribir una carta de despedida mientras degustaba a pequeños sorbos una copa de wiskie. Escribió a su mujer en una cuartilla algunas recomendaciones y luego dejó en un lugar visible el sobre cerrado.
Era un empresario de Lleida, se llamaba Lluis Urelles, que se había hecho un lío con la vida. La ventana estaba abierta y parecía una puerta hacia el cielo.
Se asomó al alfeizar. Se quedó mirando fijamente el abismo . En medio de su desesperación, se tambaleaba. Los peatones, el quiosquero, los taxistas seguían desde la acera el fatal desenlace.
Más tarde llegó la policía. Entonces un mosso de escuadra se asomó a la habitación de al lado hasta tener al suicida a su alcance, y le apuntó con su arma reglamentaria. Lo intimó a deponer su actitud, o de lo contrario –así dijo– se vería obligado a dispararle.
- Como salte lo mato dalló mes bo...pero, vusté...¿ no vaig a estar junts en la casa de recés del Hotel Rial Piadós Ressort?
- No me hable de esa casa. Era meva, i vaig perdre fins la camisa.
El suicida, ante la posibilidad de ser liquidado por un agente , prefirió regresar a la habitación. Salió avergonzado del Hotel.
El director abrió el sobre que se había dejado en la habitación. Leyó la carta que el suicida había escrito: "Querida Mercé, ruego que me perdones, no he podido soportar el fracaso en los negosis. Deseo que seas feliz. No dejes de anar a Medjugorne. Lo del niño brasileiro fue un desliz imperdunapla. No podré asistir a la tutoría del colegio. Pide disculpas de mi parte al preceptor. Als nens lis donas un petó y les dius que el pare hi es al cel.
En esta hora suprema quisiera hacerte la última recomendación: vota un partido que defienda la independencia de Catalunya".
¡Pobre hombre! Creo que hay muchos responsables para que un ser humano llegue a esa situación de desesperación y pupurri mental, por lo que deduzco que era muy buena persona, demasiado confiado....
ResponderEliminarEs un cuento, a penas basado en la realidad, que es más triste 😭
ResponderEliminarSeguro que la realidad es mucho más cruda. Conozco algún caso similar, pero no tuvo a nadie que le salvara, al menos en la tierra.
ResponderEliminarEn el Cielo (si lo hay) quién lo sa.