Un tema que ha estado sobrevolando estas últimas entradas como telón de fondo es el de las "tertulias piratas". Creo que ya no están muy en sintonía con los tiempos. La tertulia - soy un experto en ellas- era un medio más de formación no reglado, aparentemente prohibido, pero se miraba para otro lado porque en ellas se transmitían esa historias, algunas auténticas leyendas, sobre el carisma.
El carisma no sólo de la institución, también de sus miembros, de su fundador, de sus mitos, de sus milagros, de sus héroes. Todo eso se contaba en un ambiente que hoy, estoy convencido, no estaría bien visto: se fumaba mucho, se bebía, se trasnochaba. Era una especie de rito de iniciación que, y lo digo ya y así me quedo tranquilo, a mi me gustaba, y me gusta.
Así también se forma uno en muchas cosas. Y entiendo que no se esté de acuerdo. Pero veo hoy lo que veo y , qué queréis que os diga, dame una educación gamberra, iconoclasta, mal hablada, aventurera...no sé qué hubiese sido de mi educado en los valores de hoy, por los jesuitas de hoy.
O sí que lo sé, pero no lo digo.
Esas tertulias piratas no eran siempre toleradas para totos los públicos, y algunas rozaban, cuando no chapoteaban, en lo ilegal. Pero eran los tiempos.
Allí se hablaban de misteriosas apariciones, de hechos heroicos , inventados o no, se fabulaba mezclando lo real y lo fantástico, se esculpían mitos y tradiciones orales que después se repetían en otras tertulias, otros ambientes, otros países.
Me duele decirlo, pero uno mismo ha pasado a ser un mito allá dentro. De mi se han contado, y se cuentan, historias que no tienen nada que ver con la realidad. ¿ Qué le voy a hacer? Como escribió Juan Ramón " ¡No le toques ya más, que así es la rosa!"
Pero , no nos engañemos, en todas las instituciones, en todos los partidos políticos, en todos los movimientos, existen las "tertulias piratas".
Se llaman de otra manera, supongo. En los cursos de verano del PP, de la PSOE, de Vox, de Podemos, hay sus noches de confidencias, de misteriosas historias y anécdotas donde se mitifica al líder, al fundador. Se narran chascarrillos, se santifican los inicios, se mezcla realidad y fantasía.
Y en todos los movimientos, con hoguera o sin ella, con guitarras o sin ellas, con alcohol o sin él, sucede los mismo. En Hakuna, en los Kikos, en las Madres Flageladoras del Santo Prepucio, hay una tertulia pirata, un rito de iniciación , una pérdida de la inocencia primera que te dará el estar en la pomada, algo así como sentarte en la mesa de los mayores , compartiendo el secreto. Te ponen la toga viril en el Templo de la Noche, la agogé espartana, te atraviesan los pezones con palos de madera y te cuelgan mirando la luna.
Es allí donde te quitan las rueditas traseras de triciclo de tu bicicleta y te desacoplaban de la infancia.
Pero lo que cuentas es una incompatibilidad de libro con el espíritu del Betis. Quiero decir, es una violación flagrante de una de sus reglas sagradas: el tiempo de la noche. No?
ResponderEliminarEntiendo la añoranza de la juventud pero visto desde mis 50 no me puedo abstraer de lo que tuvo de tomadura de pelo, que fue mucho. Casi todo.
ResponderEliminarCreo que este blog es una continuación por otros medios de esas inocentes piraterías. La única diferencia es que su autor aprovecha también para usarlo como confesionario y así blanquear su vida. Aunque no deja de ser divertivo, por eso le seguimos.
ResponderEliminar¿ Que yo blanqueo mi vida?
ResponderEliminarOiga, aquí , en el Barullo, hay cientos y cientos de entradas, diarias, de muchos años, muchas biográficas, y le puedo asegurar que para nada quiero blanquear vida alguna. Y tampoco es un confesionario.
Escribo en espejo muchas veces, es verdad, pero , y sobre todo, porque sé que puede ayudar a algún psiquiatra a diagnosticar un nuevo síndrome, el mío, o a alguien atormentado para que vea que lo suyo nos sucede a muchos...también disfruto desempolvando cuentas pendientes con gente que no soporto...hay exhibicionismo y narcisismo...pero de blanquear nada, monada.
¡Pecador de la pradera! ¿Qué me estás container?
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