El cielo y el infierno están aquí.
Por ejemplo, el cielo consiste en escuchar la Obertura de la Traviata de Verdi. Contemplar cómo resbala el aceite virgen de oliva sobre una ensalada de remolacha. Sentir la mano cálida de Juan Pablo II , y su abrazo. Oler a hierba mojada después de una tormenta de septiembre . Recordar aquella tarde de la adolescencia cuando besaste por primera vez unos labios. Jugar a la Oca en familia . Escuchar la mansa lluvia en la calle mientras a la amorosa luz de la mesilla de noche lees a Miquel Martí i Pol. En diluirse en los días azules de tu infancia al pairo de tu memoria que recuerda emocionada. Darle la vuelta al culo de la maja del espejo de Velázquez . Beberse unas sopas de ajo bien calentitas en diciembre.
En la mirada y los hechos de santos que no conoceremos nunca.
Por el contrario, el infierno es el aliento fétido de ese desconocido que se cuela en Ferrocarriles para coger sitio . Sufrir descalzo la agonía de una noche de san Juan de la que te arrepentirás toda tu vida . Los pijo adultos que visten como adolescentes y se pasean con putones desorejados . La soledad de saber que ella, a la que tanto amaste, ya no vendrá. No poder regresar y refugiarte en un momento feliz de la infancia y que el perfume de una tortilla de patata no te lleve al regazo de tu madre. El dolor siempre inútil de los inocentes . Saber que hay una puta embarazada que se vende a precio de saldo en una esquina a la hora más alta de la madrugada.
No encontrar respuesta nunca a las lágrimas. El olor a col hervida de algunas casas. El inmenso aburrimiento de una pareja frente al televisor un atardecer de domingo. Dios, a veces, también me parece un infierno.
El cielo y el infierno están aquí. Forman una pequeña trama, casi infinita.
A veces leer el Barullo es parte de cielo. Otras es purgatorio. Nunca infierno. Saludos cordiales. PR.
ResponderEliminarLo que se trata es de vaciar el corazón de cosas viejas y llenarlo de cosas nuevas .
ResponderEliminarGracias
Hoy mejor que nunca, amigo. A todos nos vendría bien recordar nuestros cielos ... e infiernos.
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