DECIR NO CUANDO ANTES DECÍAS SÍ.

El que me quiera conocer que cosa las entradas de este Barullo y tendrá un retrato bastante aproximado de uno.

Aún me sorprendo de la memoria de mis ingenuidades. Ayer quedé con una persona con la que trabajé cerca de trece años. La vida le ha zarandeado, le ha pegado duro, sin embargo, allí estaba , llena de luz y de esperanza. Su marido murió hace poco más de un año. Pero le dejó una hija maravillosa. Eso cambia  todo.  La cría tiene nueve años. Es  inteligente, muy alegre. Le chifla el patinaje artístico. 

Esa mujer estuvo durante años sujeta a un jefe que era un Rubiales en su pequeña Federación. Compartimos ese mismo jefe, pero ella desde una perspectiva  de chica para todo de un cacique. Conmigo esa misma persona se mostraba afable, colega,  amistoso. Aunque era, es, un cacique. Conmigo también. En Galicia hay un tipo de jefe que tiene un rollo muy retorcido.

Hace poco leí una entrevista biografía a Amancio Ortega. Y, por unos momentos, entreví al cacique. Ese tipo de gallego que da para que le des, que  pide fidelidades a muerte porque en su paternalismo pueblerino está convencido que se le debe una entrega que apesta a servilismo.

Yo creo que sus empleados no le dan productos de la huerta, o gallinas, porque no son tiempos. Pero si lo hicieran , estoy convencido que las recoge y agradece. Y , además, aunque fuesen miles , no se le escaparían sus nombres.

La entrevista lo pinta como un santo. Claro que el hombre no es tonto y sabía que la entrevistadora era Covadonga O' Shea, y  le suelta unas perlas piadosas que, en fin, no cuela) . Covadonga haciendo la pelota caracol babosa es maravillosa.  

Me llamó la atención la doble vida que llevaba ese tío ( no me refiero a Amancio). Nuestro jefe era un pájaro. Pero no me sorprendió. Siempre me dijo que  sólo se vivía una vez, y que veníamos a divertirnos. Y que si se presentaba la oportunidad él no decía que no. " Para mi, todo lo que cae en la red es pescado". 

Lo que me extrañó fue saber las cosas que se comió que caían en su red. No  le hacía ascos a nada.

Bueno, que le aproveche. 

Pero esta chica se enamoró, contra todo pronóstico. Y el amor cambia al más pintado. Y sacó fuerzas para mandar a la mierda a su Rubiales particular. Y parecía imposible que pudiese despegar de esa ley de la gravedad de querencias, de trucos de chorros  de agua fría y agua caliente con la que él le trataba. 

- Cuando me quedé embarazada le hablaba a un bebé que aún no existía, le ponía música  para sosegarlo, acercaba el vientre al televisor cuando su padre veía el fútbol , a ver si reaccionaba a los goles.  

Y vino María. Y  eso bastó para que no hubiese nadie más. Porque, a diferencia de las plantas, no se puede delegar esa personita en alguien para que la riegue. 

Los tam tams de lo azoroso llamaron a ese corazón. Una hija es decir no cuando antes decías sí y te ibas.

Por eso mandó a la mierda a su jefe.