De repente el naufrago que pensamos habíamos perdido para siempre en una tormenta en el mar de la vida regresa . Creíamos que se había ahogado. Lo vimos en medio del oleaje y no pudimos hacer nada por salvarlo
Regresamos al día siguiente al lugar de la galerna y no hallamos ni un resto de él . El océano se lo había tragado.
El tiempo sana y cicatriza las heridas. Aún así no llegamos a olvidar. De vez en cuando , al escuchar una canción, ver una fotografía , cruzarnos por la calle con alguien que se le parecía, entonces, añoramos y recordamos.
Esto también puede suceder en cualquier esquina sobre el asfalto de la ciudad. No se necesita un mar para naufragar y anegarse en la vida. Todos perdemos amores que fueron, algunos de una intensidad maravillosa, y que perdimos porque nos abandonaron , o los dejamos morir en medio de un temporal que no esperábamos.
El mito del naufragio y del regreso se reproduce continuamente. Ese compañero del colegio que perdemos al terminar los estudios y que un día recuperamos después de muchos años convertido en un señor desconocido. Un anciano, que nos sonríe desde otra mesa del restaurante. Ese primer amor que tuvimos de adolescente y que regresa como un fantasma para recordarnos que eras buena gente , inocente, y guapo . La amante que se distancia después de una larga pasión y vuelves a encontrarse con el tiempo en el vestíbulo de un cine, entre las estanterías de un supermercado tirando de un carrito con otro hombre al lado.
O ese amigo con el que cruzaste fronteras del pecado que , aunque vergonzosas y zafias, no estaban lejos de lo mejor de ti. Hay muchas formas de naufragar y de volver ...
La fuerza del amor, la pasión, el deseo es tan grande que puede reconstruir las almas muertas. Y, estoy convencido, en medio de la realidad caminan por la calle multitud de náufragos buscando una orilla para ser identificados por los amantes que esperan.
Yo soy uno de ellos.
Vas por una calle, pensativo, y ocurre. Allí está. La emoción te embarga. La emoción de lo vivido. Del recuerdo de tantos momentos.
ResponderEliminarAllí está. Ha vuelto. Allí está, mirándote. Sonriendo.
Sí... es Urelles.
Un matiz, los Urelles no sonríen, enseñan colmillo.
EliminarHay algunos en el Betis que tenían un 'diente supernumerario' que les asomaba... Recuerdo un profe de la UIC que por ahí lo tiene... un tío muy majete, la verdad!
ResponderEliminarEsta bien eso de "diente de supernumerario" ....es un buen eufemismo de lo que siempre se ha conocido como que ese profesor estaba "más caliente que el queso de un san Jacobo" , o más salido que un balcón.
Eliminarurelles no será tolón o egg? son seudonimos??
ResponderEliminarNo creo...Egg está desaparecido en combate..
ResponderEliminarEs muyyyy piadoso.
Tolón, egg, Urelles, Betis, diente superN...
ResponderEliminarEste blog es muy críptico...no llego a todo y eso que estuve 7 años. Igual me echaron por bobo...jejeje
De todos modos lo disfruto cada mañana desayunando.
Son muchos años de blog y es comprensible que andes algo perdido.
EliminarBienvenido
Lo de diente supernumerario existe!! Es un término odontológico en el que sale un diente extra en la encía.
EliminarDe lo que se entera uno!
EliminarUno de mi centro tenía una teta supernumeraria. El descojone era épico. Ahora esta muyyyyyy arriba.
EliminarEso de "Teta supernumeraria " suena a como que te lo pasaste muy bien " lo pasé Teta supernumeraria".
EliminarTambién a pecado muy gordo, muy de confesión general que te guardas lo mollar para antes de morir.
- Padre, esto que le voy a contar es "Teta supernumeraria" de mortal.
Como de pecado "protonotario" .
Hay fotos de lo de la estación de Santiago? Era a las 18:00h. de hoy no?
ResponderEliminarMás que nada por el morbo...
No apareció el muy cobarde.
EliminarSospecho que tu tampoco fuiste para comprobarlo….
EliminarSí que fui, sí, y nada. No estaba.
EliminarJa, ja y ja! Yo no te ví!
EliminarYo era el juez del duelo y me quedé sin propina.
Eliminarblogs hay muchos pero el barullo es que es oro puro, aparte de sus buenas entradas tiene de vez en cuando unas batallas campales que no tienen precio, hurra!
ResponderEliminarMe voy a la hostería del Tozal a tomarme una clara. Para mi desgracia, pasé hace unos meses y estaba cerrada a cal y canto. :( Me fui con la churri al Tres Caminos a ponerme ciego de vino.
ResponderEliminarPues hizo usted muyyyy bien. En Tres Caminos se bebe vino muy bueno y la chistorra es para chuparse los dedos, incluso los de las manos.
EliminarSólo corregirle lo de " mi churri". No soporto que se refieran a su mujer como ' la gordi ", " mi churri ', y mucho menos " mamá".
Aquí las llamamos* Mi señora", como los caballeros medievales.
Me alegra comprobar que aún hay fieles a los Tozales ahora que tenéis un rector de pueblo y que anda chunga la cosa.
Respeto gordo para usted y su señora.
Tampoco gusta aquí eso de " mí pareja '... ni que fuera un calcetín, oiga.
EliminarLo que le ha pasado a Rubiales... un día le pasará a Sánchez ( son más o menos de la misma calaña y pertenecen a la misma " escuela de pensamiento") ... Vendrá uno de la Fifa o de la Uefa y le dirá... (lo cuento como en el diálogo final de Los Tres días del Cóndor)... : mira... te tienes que ir... Pero... hasta que ese día llegue... A aguantarle!
ResponderEliminarPues eso tiene su puntito, porque sí que parecen de la misma añada
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