Esta noche recordé un accidente que tuve en la escuela San Antonio, en el barrio de Torrero. Tendría seis o siete años.
Es la soledad de este tiempo en esta Galicia que me enamora , que me trae añoranzas y recuerdos muy lejanos. Aún conservo la cicatriz en la frente , en el entrecejo.
La clase estaba sin profesor y comenzamos a correr por encima de las mesas , saltando de fila en fila.
Después de tanto tiempo me viene esta imagen desde el inconsciente a la cruz de las cejas.
Di un mal paso y fui a caer de boca dándome un golpe con la esquina de una de las mesas. Me llevaron en volandas por la calle hasta la Clínica San Antonio, donde había nacido seis años antes. No recuerdo quienes me transportaban , pero sí el zarandeo y el cielo que divisaba a trompicones.
Cruzamos el canal . Chorreaba sangre a borbotones.
De todo eso ha quedado una pequeña cicatriz que en ocasiones escuece con los cambios de tiempo, y que recuerda las ganas de seguir intentando correr por encima de las mesas, escapando de la mirada del profesor ausente.
Ese profesor, don Clemente, que metía unos tortazos a mano abierta de una contundencia sonora y hueca, y que su prestigio se debía a su hermetismo, el silencio de su mirada , y adiestrar golpeando con el puntero en los dedos de los críos.
De aquellos primeros años en Lasierra Purroy, un barrio lindante a un poblado gitano , recuerdo que me encantaba ir y regresar a la escuela andando de bien pequeño y valerme de mi mismo para ser feliz . Aquel mundo de orden obstinado, de tortazos viniera a cuento o no, tenía una puerta abierta que daba la calle.
Allí era libre.
En la Escuela, en casa, estaba el espíritu del no , y fuera se abría la piscina comunitaria de los bloques, las graveras de los gitanos , el Cine Venecia, ir a robar pepinillos al mercadillo…
Al entrar y salir de la puerta de mi casa, desde bien crío, experimentaba esa transformación de libertad.
Dentro estaba el orden, y fuera la imaginación, la aventura .
Ya tenía entonces dos máscaras distintas para cada uno de esos mundos. La cicatriz en la frente une la frontera de los dos Susos.
A eso siempre se le ha llamado hipocresía, ¿no?
ResponderEliminarHipocresía en un niño que entiende dónde tiene libertad y donde disciplina? Creo que tenemos conceptos distintos de lo que es la hipocresía.
EliminarTal vez no he sabido explicarme, , con toda seguridad , porque no ha entendido la entrada.
EliminarEs un modo de verlo
ResponderEliminarBien visto si así hay que verlo (Ya no quedan gentes de buena fe, si es que hubo nunca antes)
EliminarQuedan, quedan...yo vivo con una.
EliminarA estas alturas ¿quién se lo cree? Cada uno con su Ítaca
Eliminar¡¡¡Buen viaje!!!
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