miércoles, 13 de septiembre de 2023

LA CICATRIZ.

Esta  noche recordé  un accidente  que tuve en  la escuela San Antonio, en el barrio de Torrero. Tendría seis o siete años.


Es  la soledad  de este tiempo  en esta Galicia que me enamora   , que me  trae añoranzas y recuerdos muy lejanos. Aún conservo la cicatriz en la frente , en el entrecejo. 

La clase  estaba sin  profesor  y comenzamos a correr  por encima de  las mesas  , saltando de fila en fila.

Después  de  tanto tiempo  me viene esta  imagen   desde  el inconsciente  a  la cruz de  las cejas.

Di  un mal paso y fui a  caer  de boca   dándome un golpe con la esquina  de una de las  mesas.  Me llevaron en volandas  por la calle hasta  la Clínica San Antonio, donde  había nacido seis  años antes. No recuerdo  quienes  me transportaban   , pero sí el   zarandeo  y  el cielo que divisaba a trompicones. 

Cruzamos el canal . Chorreaba sangre  a borbotones.

De todo  eso  ha quedado  una pequeña  cicatriz que en ocasiones escuece con los cambios de   tiempo, y  que recuerda las ganas de  seguir intentando correr por encima de las mesas, escapando de la mirada del profesor ausente.

Ese  profesor, don Clemente, que metía unos tortazos  a mano abierta  de una contundencia sonora  y hueca, y que su  prestigio se  debía a su hermetismo, el silencio de  su mirada , y adiestrar   golpeando con el puntero en los dedos de los críos.

De  aquellos primeros  años en Lasierra Purroy, un barrio lindante a un poblado gitano  , recuerdo que me encantaba ir y regresar a la escuela andando de bien pequeño y  valerme de mi mismo  para ser feliz . Aquel mundo de orden obstinado, de tortazos viniera  a cuento  o no, tenía una  puerta abierta que daba  la  calle.

Allí era libre. 

En la Escuela, en casa, estaba el espíritu del no , y fuera se abría la piscina comunitaria de los bloques, las graveras de los gitanos , el Cine Venecia, ir a robar pepinillos al mercadillo…

Al entrar  y salir de  la puerta de mi casa, desde bien crío, experimentaba  esa transformación de libertad. 

Dentro estaba el orden, y fuera  la imaginación, la aventura .

Ya  tenía entonces dos máscaras distintas para cada uno de esos  mundos. La cicatriz en la frente une   la frontera de los dos Susos.



8 comentarios:

  1. A eso siempre se le ha llamado hipocresía, ¿no?

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    1. Hipocresía en un niño que entiende dónde tiene libertad y donde disciplina? Creo que tenemos conceptos distintos de lo que es la hipocresía.

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    2. Tal vez no he sabido explicarme, , con toda seguridad , porque no ha entendido la entrada.

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    1. Bien visto si así hay que verlo (Ya no quedan gentes de buena fe, si es que hubo nunca antes)

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    2. Quedan, quedan...yo vivo con una.

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    3. A estas alturas ¿quién se lo cree? Cada uno con su Ítaca

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