Sátur fue una persona que quise mucho. Y él a mi. Lo conocí cuando fui destinado a Valladolid. Un destino cruel. Estaba cuidando de Jaume y su convalecencia de un cáncer que terminaría siendo fatal en el hospital de Valle Hebrón.
Fue en mayo. Jaume falleció en enero. Me supo mal despedirme de él.
Con Sátur compartí piso . Teníamos las habitaciones contiguas. Cada sábado, mientras hacíamos las camas con las puertas de nuestras cuartos abiertas, le gustaba escuchar canciones mías que tenía grabadas en una casete. Se las sabía todas. Yo no entendía ese afán por mis letras y melodías, y siempre pensaba que lo hacía para que no me sintiese solo en ese cambio tan drástico que había tenido en mi vida. de Cataluña a Castilla y León. Casi nada.
Sátur era el Director de la Oficina de Información del Opus Dei en Valladolid. Era el celoso dragón de la defensa del buen nombre de la prelatura. Alguien debió de darle el encargo de que hiciera algo conmigo mientras buscaban acomodo profesional para mi. Así fue como todos los días iba con él a su oficina y le echaba una mano.
En esas idas y venidas de casa al trabajo pasábamos muy buenos ratos. Sátur era de esas personas que escuchan muy bien. Muy agradecido. Se reía de buena gana de las anécdotas que le contaba. Y a mi ese tipo de personas encajaban muy bien a la cuña de mi carácter.
Coincidí con él los días en que dejé la obra. Intentó por todos los medios que pensara y meditara muy bien mi decisión. Fue el que la última noche, en un balcón que hay en la fachada del colegio mayor Peñafiel me dijo eso de " te veo a los sesenta y pico años en un puticlub contando tu vida en la barra a una prostituta".
- Yo también, la verdad. No creas que espero una vida más feliz de la que he tenido.
Después escribí mucho en opuslibros usando el nick "Sátur".
Un día nos cruzamos por la calle y charlamos. Me dijo que la estaba liando muy gorda con los escritos que publicaba.
- Podías haber usado otro seudónimo. Todo el mundo piensa que soy yo.
- Hombre, no creo que te afecte mucho. Cualquiera que lea eso sabe que no eres tú, y que soy yo.
Y le aclaré, porque es la verdad, que elegí ese apodo porque siempre me gustó ese nombre. Me hacía gracia. En ningún momento pensé en él para escoger ese nombre.
Y él, ya estábamos en confidencia, me dijo que jamás dijo eso del puticlub.
- Sí que lo dijiste. Eso no se olvida.
Nos pedimos perdón.
No volví a saber de Sátur hasta que falleció de un cáncer. Tenía 51 años. Lloré su muerte.
Hoy lo tengo de intercesor para mis cosas. No es el único. Está en la lista de mis queridos muertos. He escrito estas líneas sin pensar nada , dejando correr la mano a lo que salga, igual que se deja al borriquillo que te lleve por el camino que él quiera elegir. Como una oración y un recuerdo urgente.
A veces uno se pregunta por los bandazos que ha dado en su vida. ¡Tantas contradicciones! Y, estoy convencido, que detrás están ellos, los Sátur que conocí y que me quisieron tanto.
Esos que tuvieron entrada libre en este pobre corazón que ahora llora y se encoge como una liebre asustada, porque tiene miedo de no haber sabido estar a la altura.
Qué cara de buena persona
ResponderEliminarLo era... mucho.
EliminarY por qué escribiste tanto en Opus Libros? Muchas de las cosas que has escrito allí son (simples) anécdotas personales que ni critican ni desmerecen a la Obra... Son eso... anécdotas... No sé por qué, pero me parece que lo tuyo no era la Obra, ni Opus Libros...
ResponderEliminarBásicamente escribo porque me divierte mucho.
EliminarCasi todo lo que hago y he hecho en mi vida ha sido por diversión.
De todas formas, no me quite usted mérito.
EliminarEs verdad que con sus escritos Satur no critica directamente al Opus, pero describen con mucha gracia numerosas facetas de la vida en el Opus, y a través de ellas cualquiera se hace una idea bastante exacta de lo que es la praxis del Opus Dei. Y esto cala más hondo que las críticas.
EliminarEn aquella conversación que tuvimos Satur y yo me comentó lo mismo que el comentario de las 9.13. Me dijo que no contaba nada distinto de las anécdotas que le había contado a él, y en tertulias por el mundo.
EliminarY, básicamente, era cierto. Pero había mucha miga en las anécdotas. Y él también lo sabía.
Preciosa entrada. Amor, cariño, perdón y amistad Orgulloso estará Satur desde el cielo
ResponderEliminarSátur, sobre todo, era un muy buen amigo de sus amigos.
EliminarNo hay estadísticas pero parece que muchos numerarios mueren de cáncer antes de lo normal.
ResponderEliminarDebe de ser el celibato. Deberían de advertir al hacer la oblación con una cartela plastificada , como la que hay en los confesionarios, y entregársela al candidato con la leyenda " EL CELIBATO MATA".
EliminarEn fin, sobre esto a ver si tengo tiempo y le dedico una entrada.
Gracias por comentar.
Lo que mata es traicionar el ser de uno y no ser capaz de ver la trampa y adentrarse más y más en ella como solución.
EliminarMatan muchas cosas...no todas las traiciones son mortíferas. Ni las trampas. Por un poner, el Lemérito, que ha caído en todas las trampas que su real bragueta le ha puesto, ha empotrado tías como un cajón que cierra mal, ha mentido, ha hecho lo que ha querido sabiendo que no iba a ningún lado. Y allí lo tienes: tan feliz y tan campante.
EliminarY, además, hay gente que traiciona su ser allí dentro y no cambiará nunca esa vida por nada. Y no les hables de la muerte porque son igual que el Lemérito: hacen lo que les sale de los cojones.
Pues tienes razón.
EliminarSuso yo estaba convencido que tu eras Satur. Veo que estoy equivocado
ResponderEliminarBueno.... la verdad es que era otro Satur.
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