HISTORIAS DEL CLUB HERZEGOVINO.

Ya  me referí a este ser, una de las personas más peculiares con las que he convivido.  Estudiaba Frmacia y tengo para mi que era un hiperactivo de libro. Un rabo de lagartija.  Lo recuerdo siempre sentado en posiciones nada convencionales, en el suelo, cruzando las piernas, o  balanceándose mientras se abrazaba los pies...en fin,  era difícil verle quietecito. No paraba.

De él conté la anécdota del día que  tenía una tutoría en Herzegovino y fui al baño a perfumarme, y vi  un  botecito de Oraldine y decidí echar un trago y   hacer unas gárgaras. Resultó que el recipiente tenía un anestesiante  que había elaborado nuestro amigo para un trabajo de la Facultad.  Diez minutos después estaba yo hablando raro con unos papis de Viaró , como con síntomas de  gilipollez mongola y derrame cerebral severo. Toda la mandíbula estaba como cementosa y roqueña. La boca hiperseca  y hablaba lelo. 

Este hombre era un  tipo de una inteligencia  superior, o así me parecía a mi. Aunque ya se sabe que para un tío de  Letras cualquier humano que haga fórmulas magistrales es un ilustre . 

El tío lo curaba todo con sus inventos, soluciones, fórmulas magistrales, ungüentos, pomadas , hierbas e infusiones.

Una vez estaba  un tío de Zaragoza que se llamaba Jesús  con una gripazo mojón, tosiendo como una foca y con peor cuerpo que Igor, el del Jovencito Frankestein  . Hizo una infusión que había  elaborado  en la Facultad- a saber qué había allí dentro-  se la suministró  en un cuenco  y a la media hora estaba corriendo por la calle Muntaner  como un jamaicano.

El tío era admirable. Yo le dije que me fatigaba mucho al subir al monte. Lo pasaba realmente mal. El tío me dijo algo que , años después, cuando he escuchado esa frase me he dicho " ojo, que esto me suena  a huerto". La frase  fue " déjame que le dé una vuelta". Yo no sé qué vuelta le dio , pero nunca en mi vida he ascendido tanto pico sin cansarme ni un  pijo.  Me dio un botecito con un líquido rosáceo  y me aconsejó "  cinco gotas nada más  comenzar la  ascensión".

Con ese botecito he subido prácticamente  todos los Pirineos: Posets, Aneto, los Infiernos, Balaitús, Midi Douasou, Monte  Perdido, La Pica de  Estats, la Brecha ...no quiero cansar, pero  son muy pocas las cimas  de Pirineos que no  he hecho cumbre.  Y no me enteraba. Yo creo que  esas gotas eran para soldados de élite y sumado a los lingotazos de alcohol que me engullía al subir aquello me ponía en disposición de conquistar África en una tarde. 

A mi lo que me mosqueaba del asunto de las gotitas era que a los diez minutos de ascender tenía unas erecciones alucinantes.  Como si el ciruelo marcase la cima , ¡ allá vamos! Y la cosa seguía así, todo tiesa, hasta llegar a casa. Claro, yo no decía nada porque a ver quién es el guapo que dice " fe, pureza , vocación" ....

- Pues, no sé, que se me empina cuando subo al monte.

No lo veía, la verdad.

Cuando tenía alguno una bronquitis que se le ponía la voz de Sabina le daba un jarabe en una cucharada sopera y en dos minutos se te ponía la voz de Karina.  De verdad que el tío era un crack.  Lo mismo con las cagaleras . Te tapaba una diarrea en un " alaver que voy voy". Te daba un supositorio  y era  como pulsar un interruptor y pasar de ON a OFF en un instante.

Eso sí... luego necesitabas un Black&Decker para volver a pasar a ON.

Y ya que estamos, el director de Herzegovino se daba moco de que era doctor en Medicina. No sé. Yo no digo nada. La verdad es que nadie le ha visto con gafas de tío preparado,  bata blanca con muchos bolis , y palitos para mirar la garganta , y una linternilla, y un fonendoscopio colgado del cuello, pero iba de médico. 

Desde luego cuando hablaba serio ponía cara de cirujano  muy principal.

El caso es que en una convivencia en Rocacorba  a un chaval que se llama Dani Fernández  ( y no diré más) le picó un bicho malo y muy raro mientras dormía. En una nalga.  Y la  tenía de un color muy  sospechoso, entre negra , azul, amarilla , verde , marrón.  Y muy gorda de hinchada e infectada . Y asquerosa a reventar de pus. Para mi que le había picado una cobra . Y dijimos " a éste hay que llevarlo a Bañolas". Y nuestro doctor dijo " esto está chupado. Nada de ir a Urgencias . Eso lo arreglo yo con unas curas mañana , tarde y noche con una crema . ¡ Traedme el botiquín!

Yo  creo que mejor hubiese sido decir " ¡ todos al oratorio a encomendar!".

Lo  tuvo al pobre diez días - lo que quedó de convivencia- postrado en una cama. Todos los días , en tres sesiones, le supuraba la nalga apretando fuerte con las dos manazas en los bordes del glúteo,  sacando pus con manguera del absceso , que olía a  diablos  - un volcán de supuración de color adamascado, como la canción del niño y el   canario.

Cuando el chaval, Dani, llegó a su casa, faltó poco para que la madre denunciara al doctor  a la OMS , al ministerio de Sanidad y a la Delegación de la opus . Le dejó el culo de por vida hecho un mapa de la cara oculta de la luna. 

Termino. Nuestro curandero farmacéutico fue a Roma. Se ordenó. Y  fue enviado a un país de África. Pero como no lo encuentro en internet , a lo mejor no existe.