VAGO DE TOMO Y LOMO.

Si algo soy, de verdad, es muy vago. Soy un holgazán, un haragán, un gandul, atorrante y maula. 

Lo que más me sorprende es cómo conseguí aprobar la Selectividad, terminar una Carrera de Historia,  y cursar los estudios que tengo en mi currículum que , vamos a decirlo todo, son una mierda ( aunque dan el pego). Soy un tipo primario, soñador, inmaduro, de una imaginación febril y enloquecida. Un Charlot  que se encoge de hombros cuando le pillan en falta, por muy gorda que sea. 

Yo he trabajado en cosas que me gustaban porque me permitían vivir siendo el que quería ser. Yo no he sido un buen profesor, he sido un actor que representaba papeles cómicos en el aula. Y en todas las actividades de aquellos años de  mi primera juventud. 

Lo mismo cuando pasé del valle de la Muerte a la vida civil. Fui un comercial que viajaba de aquí para allá, miles de kilómetros, y allí disfrutaba de la música del coche, de mis fantasías  viajando, de las ventas , que para mi eran un vacile. Eso que los cursis dicen " tú eres un buen  relacional". Porque uno tenía mundo y contactos. 

Y, encima , me pagaban: coche, Solred, un buen sueldo. Y sin horario ni control.  

Después se murió Manuela y para mi eso de trabajar dejó de tener sentido. Y me fui a Guatemala. Una vida entre de vagabundo y misionero a tiempo libre. Una forma de entender la libertad.

Y regresé. Y me pasé unos años en Penwin sin pegar sello y, simultáneamente, con unos resultados  comerciales maravillosos. Extraordinarios. 

Y me prejubilo , pura suerte esa historia, y ahora estoy perro perdido , a mi bola y feliz.

Para mi la maldición de Adán siempre fue un fracaso de vida. También es verdad que siempre me ha acompañado gente que le ha gustado trabajar, currar, ganar pasta. Delegar es una gozada cuando estás en medio de gente con ganas de trepar. 

Soy muy vago, y un buen cuentista a la hora de parecer que trabajo. Y siempre me he preocupado de administrar muy bien mi tiempo y  mis hobbies: he leído mucho, he cantado mucho, he escrito mucho, he  reído mucho, he andado mucho, he subido mucho monte, me he metido en muchos líos  y he hablado mucho.

¡ Me chifla  charlar! 

Y todo eso lo he hecho en nombre del difícil arte de evitar el trabajo, pero no la pasión de ejercerlo.

Hay personas que han sido educadas en la vulgar doctrina de que cualquier actividad " productiva" es trabajo, sobre todo si gracias a ella se gana pasta.

Mi punto de vista - y si tú que me lees sabes de la vida pensarás lo mismo - es que toda persona con vocación de libertad y escasa afición a la servidumbre - distingue entre " hacer cosas"  y el  curre asqueroso y mojón. 

La diferencia no está en cobrar o no cobrar por lo que se hace , sino en hacer cosas para cobrar o cobrando , pero que las harías también si no te las remuneraran.

A veces hasta pagarías  por hacerlas tú. 

No soy un indolente pero, desde luego, no me gusta trabajar. Nada. 

Y para ello hay que saber fingir. Aprendí a mentir con destreza para evitar rollos de gente empeñada en trabajar.  Sólo recuerdo uno que me cazó en eso de mi pereza basal y de cuna: Urelles.  Intuía el hombre mi condición gatuna, y le sacaba de quicio. Más que nada porque él pagaba el coche, la gasolina  y, en mis últimos años con él, el alquiler de la casa donde vivía.

Y eso , supongo, duele. 

Como esto me llevaría muy lejos, y la entrada se alargaría hasta el ensayo, lo dejo aquí.

¡ Que usted lo trabaje a gusto!