miércoles, 3 de julio de 2024

VENDO PUNTOS VERIFICACIÓN PORNO Y CARNET DIGITAL SIN USAR.


Subo la noticia que daba el Mundo  ayer. Acojona pensar que estos tíos del Gobierno - de éste Gobierno- tan progresista y tan tolerante , de llevar y de apoyar rollo  pulsera en el tobillo y anillo en el dedo gordo del pie.  Y los talones  del moro pidiendo radial del Leroy Merlín. Y tan del orgullo, y el  tanga saltando en una carroza, con anillas en los pezones, embadurnados en aceite de freidora y restregando el calabacín contra todo lo que se mueve como una colonia babuinos en celo. Y ahora se dan cuenta de que los críos se ponen ciegos a ver porno, y que su iniciación sexual se nutre de eso. 


Y se han acojonado. No cuentan por qué, aunque no cuesta imaginar que se están dando cuenta de las consecuencias: nos estamos yendo por el desagüe a la sentina. ¡ Quién  nos iba a decir que íbamos a regresar a la censura franquista!


Schopenhauer dice que a Dante le bastó basarse en nuestra vida cotidiana para escribir su Infierno. Para escribir el Paraíso, en cambio, se obligó a inventar, porque en la tierra no existe nada parecido. Schopenhauer agrega: “El sufrimiento del mundo supera al infierno de Dante”.


De eso va este asunto: del infierno del mundo.


Es el porno - en los niños y en los mayores- como el hígado exagerado del ganso: al obligar a una de sus facultades a la aberración de extenderse hasta ocupar toda su cabeza, se genera un monstruo.


Por supuesto que los niños, los menores de edad, no deben encontrarse en su teléfono móvil imágenes que no entienden y les pueden quebrar esa inocencia que debería ser sagrada. Pero antes habría que preguntarse: ¿por qué tienen un móvil? 


Un día me aventuré a leer  Mujeres, de Bukovski. Enseguida descubrí por qué no me gustaba. El problema de Bukowski es que se le escapan las mujeres, no consigue retratar ni media personalidad de una sola. Es un pornógrafo.  Como solo siente deseo físico por ellas, el libro es una serie de encuentros con mujeres que siempre son la misma mujer y siempre se las folla de igual manera. Y uno se pregunta leyendo semejante engendro, si Bukowski releía las páginas anteriores mientras escribía, pues parece la escritura de un cerdo borracho.


Estamos creando una sociedad de Bukowskis en  serie. Gente rara, acomplejada, sucia.


En fin, ya que estamos, " vendo puntos de verificación porno y carnet digital sin usar". ¡ Ten más puntos en tu "pajaporte" del gobierno!


Por cierto, ayer estuve con la neumóloga. Sigo estable, enfermo, pero sin cambios. Me vuelve a citar en enero. Es una buena noticia.





martes, 2 de julio de 2024

¿ PERO QUÉ COÑO NOS ESTÁ PASANDO?

En el  corazón de  este  julio que comienza tan anodino  como  los tiempos  que vivimos  éste es un día de tantos. Esta mañana me toca revisión con la neumóloga. 


La  política  finge  que somos  felices , y nosotros  les dejamos hacer. ¿No oyes cómo nos  quieren ?


Hoy el periódico trae noticias de escoria, pero la tarde  traerá la  sinfonía de vientos de verano.


Leo que desde las 12 de la noche hay personas esperando que abran a las 9 las oficinas De la Iglesia de la Magdalena para coger fecha de boda para el 2025. Tiene cojones el asunto: algunos pasarán más tiempo de cola que los que durará el matrimonio. Una noche entera haciendo cola sentada en un bordillo porque te has encoñao en casarte en una Iglesia por la que seguro pasas todos los días y ni entras. Todo por montar un bodorrio como si fueses la heredera del Imperio Austrohúngaro. 


Pero qué cojones nos está pasando como sociedad?


A pesar de todo, Dios, el Gran Pastelero,  ha ofrecido a los mortales una tarta  maravillosa. En ella  ha inoculado el dulce merengue  de  la vida , con sus tres pisos de  vainilla, fresa y chocolate  , con la crema gaseada  del  azar y  la incertidumbre.


Los hombres la prueban y  se aman, blasfeman , se acuchillan, experimentan momentos de ternura, se besan , y mientras beben el champán de la celebración a  la  que hemos sido convocados  , borrachos , gritan , festejan, se   adornan con borlas, mitras , matasuegras y gorras de plato.


Bailan  la Conga dando vueltas  a las mesas  de manteles blancos con manchas de  cercos  oscuros , con los cubatas en la mano . Unos desempeñan el papel de víctimas o de verdugos, mueren de hambre y de indigestión. ¿Quién necesita más  el pan; ¿el que lo pide  llorando, o el que lo vomita?


He aquí el teatro  del Mundo. Los novios  se besan, o se pegan, riñen los suegros, lloran los amigos. El cura   bendice toda esa juerga  e intuye que todo eso es una feria que no va  a ninguna parte.


En el ardiente corazón de este mes  hoy es un día cualquiera. 


¿Qué personaje te ha tocado representar  en esta tragicomedia? Unos creen todas  las verdades que les han enseñado en  la niñez, y siguen vestidos de primera Comunión a los sesenta años. Otros simulan creer en la salvación.  Otros están atormentados  y eructan sus   escrúpulos en la esquina de la mesa donde comen los niños. 


Algunos luchan por la inmortalidad, y  bailan en esta  discoteca  con la más guapa de las amigas del novio. Otros   salen fuera a mear  el quinto cubata  y  deciden  que al regresar a la pista van a entrarle  a una cacatúa  , amiga de una prima  , que  no se sabe si es tía, tío, o Diesel E-Plus.


Uno se siente superviviente  de un naufragio en la bahía de la soledad , y espera llegar a la orilla y desprenderse de  la tabla  que le salvó.


Hoy entraré en el Hospital  Montecelo intentando no pisar las junturas de las baldosas , atravesar la escena e intentar  no tropezar con los personajes de este teatro.   En la planta de Neumología esperaré a hacer las pruebas de espirometría y esfuerzo  . Me iré horas después y me cruzaré  con un asistente que lleva una camilla y que es  fraile exclaustrado.


¡Qué  cantidad de cosas   pueden suceder en un Hospital!


Finjamos ser felices. Estamos de boda , ¿no ves  que  te estoy mirando y diciéndote que te amo?




lunes, 1 de julio de 2024

EL DOLOR SENTADO EN LA MESA DE TU CASA.

Cuando escribo  no aspiro a salvar el mundo ni chorradas de esas. Normalmente , cuento cosas que me han pasado, buenas, malas , regulares. Y trato de personas que me he cruzado en la vida, personas  que no son buenas ni malas, sino  que a veces son  buenas y a veces son malas. Como tú, como yo.


Cuando alguien lee el Barullo  por la mañana, sé que a algun@ le puedo joder el desayuno o  alegrárselo. Hace años, cuando comencé a escribir en opuslibros, y después inicié el Barullo - diez años ya-  era más ingenuo y lo único que buscaba era mirarme en el espejo de lo que escribía. Además,  simultáneamente, escribí otro blog, como el Pábilo, que conté el año y la evolución de Manuela y su enfermedad, la ELA, hasta su muerte.  


Ahora bien, si mientras moja la magdalena se para a pensar sobre un tema en el que no había pensado, pues mejor. El Barullo consiste en eso: en que la gente se pare a mirar, en que no pase de largo. Nada más.


Hay una cosa que no me gusta de este Barullo - porque no todo me gusta en este blog: que cuento y escribo historias y las narro dándome demasiada importancia.  Demasiada vanidad,  arrogancia, y deseos de brillar. En la cadena trófica del dolor uno debería ocupa el escalafón más bajo. 


Todavía me quedan cosas por escribir, algunas muy duras para mi. Algunas muy vergonzosas. Algunas muy humillantes. Algunas heroicas. Algunas sanadoras. Algunas de personas muy santas. Historias que no consigo olvidar , o mejor, no quiero olvidar.


Recuerdo una tarde en la que estaba de director de Herzegovino , era verano.  Me llamaron que fuese al hospital Valle Hebrón. Había habido un fatal accidente- absurdo y delirante. No contaré más , no toca, pero fui testigo de un amor, una entrega, una santidad, una abnegación , un perdón, una renuncia a todo rencor, a cualquier resentimiento.  Salí llorando de allí, despavorido y aterrorizado y, simultáneamente, conmovido  de ver a aquella gente absolutamente deshecha, y llena de amor. No era resignación. Era otra cosa. Santidad.


Doy gracia a Dios a diario de haber estado allí, y de haber acompañado durante mucho tiempo esa maravillosa familia. Ejemplares. Antes de venirme a Galicia pude despedirme de ellos - años sin vernos- y , ¡ Dios mío!, ¡qué bien haces todo!


Con el tiempo aprendí que, cuando llegas a casa después de una historia de esas, tú vives en una zona de confort que muchísima gente no tiene. Esa es la enseñanza de estar cerca de gente con dolor de verdad, que relativizas el tuyo. ¿Cómo voy a quejarme de una cosa o de otra después de lo que ves?


Pero un día ese dolor te toca muy de cerca, y muy dentro. Y recuerdas. Y te dices " ahora me toca a mi".


Siempre me he llevado el dolor que he acompañado  a casa y lo  he sentado en la mesa, físicamente, como en Plácido, de Berlanga.  No consigo desconectar de la vida que me ha tocado en suerte.


Todas esas historias me han desarrollado una capacidad de indulgencia inimaginable. Tengo muy claro que delante hay  un ser humano, y que  pese a las barbaridades  que haya cometido es una persona que, lo mismo que yo, necesita que alguien le entienda, aunque no compartas. La gente se suele dar cuenta de cuándo no la tratas como una imbécil o con superioridad y ese ir de igual a igual ayuda a que todo vaya mejor.


Sólo hay un tipo de personas que no puedo con ellas: los Urelles del  mundo. Con su codicia, su afectada bondad, su artificio, sus mentiras, su fingimiento . Su hipocresía.


A los recuerdos les gustan las grietas... como flores rompiendo el suelo.