miércoles, 17 de julio de 2024

EL PERRO DE PAULOV.

No soporto esos anuncios - cada vez son más - donde se toca la tecla facilona de la sensiblería. Ya pueden ser de bancos, de coches, de embutidos, de quesos, de Comunidades Autónomas, o de partidos políticos - los que en su día emitió el ministerio de Igualdad quemando el dinero como Pablo Escobar para enseñar a una señora de sesenta años como tiene que masturbarse, son de cagarse por las patas pabajo.


Ya no hablo de esos anuncios que sale la Preysler , que tiene la nariz como si le hubiese ido la mano al carpintero con la gubia.


Sobre todos se cierne en esa publicidad de celofán  una música  cargada de nostalgia. Todo muy mojón.  Todas las historias  con tías, tíos, heterosexuales, homosexuales, o ambiguos con calabacín escondido , mirándose con ganas de echar un polvo quedan maceradas con estas dulces melodías. 


El perro de Pávlov está al acecho. 


Al sentir que suena en el aire el tema de Love me tender, por ejemplo,  la clientela se le ablanda el corazón y con un reflejo condicionado se va directamente al Corte Inglés, o al Banco de Santander, o a comprar un viaje en Costa Cruceros : a algunos esa canción les lleva a soñar con  follar en alta mar mientras se pone el sol - no como  en Zaragoza, que se pone muy chungo. 


Esa canción que bailan dos ancianos como si estuviesen en su luna de miel , pero que en realidad están celebrando que comen fuet de Casa Tarradellas , se mezcla en las habitaciones de tu casa , se disemina por todas las paredes, penetra en el wáter , te persigue  para recordarte que tu destino en este mundo solo consiste en comprar. 


El perro de Pávlov está al corriente del corazón humano. Cuando suene en un anuncio el Jingle  de ' Tengo el power' de Bomba Estéreo,  te verás sin saber por qué con una suscripción de Vodafone en la mano.





16 comentarios:

  1. Todo lo que rodea a Mbapé es de campana de Paulov. Repugnante los 180 euros por camiseta.

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    1. Efectivamente. Aquí en el Barullo no se verán muchas referencias al fútbol, pero todo el asunto es más que repugnante. ¡ Qué manera de manipular a la gente!

      ¡Pan y Circo!

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  2. Vivimos en tiempos de Paulov.
    Partidos políticos, sectas, equipos deportivos , cadenas de televisión, prensa y digitales, congregaciones de enseñanza religiosas,... estamos rodeados.

    La formación no es el origen La propaganda es el origen de las opiniones.

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  3. Yo hago algo similar. En cualquier fiesta, comida o reunión, antes de aparecer yo, pido que pongan "let it be" o "titanic". Cuando ya suena el estribillo de la canción... aparezco yo, con la chaqueta sobre el hombro y una ceja alzada...

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    1. Eso está muyyyy visto: yo lo hacía a los 14 años.
      No vale la pena. Es de pringaos.
      Parece que lo ha escrito en broma, pero no. Usted es el tontolaba de guardia.

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    2. Aquí hay tema ;)

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  4. De tanto salivar -con tantas campanas repicando constantemente- nos vamos a quedar secos, de boca y de mente. Por suerte el futbol me importa un comino, pero veo a gente muy desbocada, supongo porque no tienen en la vida nada que les llene más. Es triste, pero es así.

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  5. Hay una cosa que decía Luis Valls-Taberner que me gustó mucho: “Información, toda; publicidad, poca; propaganda, ninguna”.

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    1. Buena sentencia que quedó en el olvido de Popular

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    2. Formación, toda; información, solo la imprescindible; lecturas, las cuidadosamente escogidas por el preceptor.

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  6. Somos menos iguales de lo que dicen y más de lo que piensan.

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  7. Me has hecho pensar en algo que me ocurrió en la esplanada de Torreciudad. Mi lavacerebros intentó convencerme a mis quince años para comprometerme al celibato; era el punto culminante de una atracción estudiada en la cual se me había descrito al OD como un lugar de gente llena de amor y simpatía que estaban en "todo" en las cosas del mundo. Y en ese punto culminante en el que creían que me tenían enamorado, pasaron al ataque directo proponiéndome lo que sabían que no era fácil de digerir. Le respondí al lavacerebros que ni hablar, que no, que yo me casaría y que tal y cual... y hablando y hablando en la esplanada de Torreciudad, perdimos el autocar que nos devolvia al Poblado. El lavacerebros ya lo tenía previsto, y tenía un colega también lavacerebros que nos esperaba en un coche en la puerta de Torreciudad. Fue entrar en el coche, y el colega puso un cassette (de los de antes) con la canción que él sabía que me emocionaba (se habían cuidado de saber cual era). El caso es que noté en seguida la estrategia de manipulación emocional. A mis quince años, percibí que estaban intentando tocarme la fibra para soltar un sí clamoroso. Y recuerdo que en aquel entonces ya me pareció un trucó de psicólogo barato. Claro el del coche que nos esperaba no sabía que yo había respondido que no, quizá esperaba que yo hubiera dicho que sí, y que al escuchar mi canción me encontrara en un éxtasis lacrimógeno donde fuera capaz de sentir la caricia del espíritu en todo lo que me rodeaba.
    Ese mismo mediodía, después de comer, fui por mi propia cuenta al oratorio del poblado (entonces sí que creía!) y le dije a Dios "que sí" a encontrar a "alguna" con quien formar una familia como las que le gustan a Dios, y "que sí" a que nacieran los que tenían que nacer, y "que no" a esa enfermiza locura de decir que sí a algo que me echaba para atrás solo de pensarlo; y le pedí a Dios que mis síes sinceros pudieran llegar a ser. Los años que siguieron, vinieron más batallas, pero la de los métodos ñoños para ablandar corazones ñoños no les funcionó ese día; y me parecieron unos impresentables inmaduros. La narrativa publicitaria hay que hacerla bien. De todas formas, en las cosas serias de la vida, cosas de las que dependen vidas futuras, hay que tener madurez para controlar las propias emociones y decidir lo correcto, y no creo que la narrativa sensiblera funcione ni que sea éticamente aceptable.

    PRISCILIANO

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    1. Ya. Conmigo lo hicieron mejor. Me enseñaron, a través de mis padres, a no decir nunca que no. Desde bien chiquirricuco. Cuando llegó la edad, padentro. Hasta que tuve pelillos en los huevos y un par de dedos, les mande a la mierda. Irremediablemente. A mi la opus me la pela. Lo que me jode es que mis padres me pusieran en esa tesitura. Y más me duele cuando he tenido hijos. Ni de coña se los entregaba a nadie y menos para algo tan triste, aburrido y fagocitante… tampoco les culpo, vaya vida dura les tocó vivir.

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  8. Muy bien Prisci, machote.

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  9. En una entrada ayer, Sanyi comentó que tenemos una tasa de natalidad muy baja porque la gente ya no puede mantener una familia. Datos de los último cien años, nos dicen otra cosa: al aumento del bienestar económico, corresponde en todos los países desarrollados una disminución de la natalidad.
    Hay muchas razones por este fenómeno, que incluyen la disminución de la mortalidad de los niños, el cambio de percepción -un error- sobre la relación costes-beneficios que una nueva vida trae consigo (este tema merecería una entrada separada), y el hecho que, cuando se dispone de mas recursos y lo verdaderamente necesario ya está resuelto, la gente empieza a interesarse en lo que tan necesario no es; lo que es cómodo y tal vez superfluo. No creo que este ultimo aspecto sea malo de suyo: es muy razonable tener la ambición de mejorar la propria situación económica y permitirse lo que hace la diferencia entre sobrevivir y “vivir bien”.
    Lo que pasa es que en cuando llega lo superfluo, empieza a meterse el egoísmo, la codicia, el apegamiento al dinero, el deseo te tener más etc. Y si no se tiene bien claro que quiere decir verdaderamente “vivir bien” (y no necesariamente segundo la moral cristiana: 400 años antes de Cristo, Aristóteles en su Ética Nicomaquea ya hablaba de la diferencia entre “vivir” y “vivir bien”, entre otras cosa ejercitando las virtudes) un hijo ya no es un dono sino un coste, algo que me privará de cierta comodidades a las que no estoy dispuesto a renunciar.

    Llegando a la entrada de hoy, aquella aberración del libre mercado que es el consumismo, alimentado por la publicidad y propaganda sin frenos, es una fuerza propulsora de un círculo vicioso que aumenta la codicia, el egoísmo, y que, en mi opinión, influye negativamente sobre la tasa de natalidad.

    Hay indudablemente también personas a las que faltan recursos para tener hijos. Es lamentable que el la casi totalidad de los estados en países desarrollados, prevalga la cultura de la muerte sobre la cultura de la vida. Con el dinero de mis impuestos que acaba financiando abortos y eutanasias (muerte física de inocentes), maricones, mariconadas y teorías genders (muerte moral), planes demenciales sobre la transición ecológica (muerte del sentido común) en vez de ayudar a familias pobres para que tengan hijos.

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  10. Pienso que la incorporación de la mujer al mundo del trabajo ha sido también un factor determinante.
    Y el aumento de la presión fiscal para, por ejemplo, financiar anuncios que enseñan a una mujer de sesenta años a masturbarse, como escribe Suso. La publicidad del Estado es un procedimiento que se ha fomentado mucho para influir en los medios, pagándoles anuncios absurdos (a ti sí, a ti no).
    Son unos inútiles administrando el dinero público y hay mucha corrupción. Es un diagnóstico bastante certero y que podría ahorrar mucho dinero para bajar la presión fiscal.
    Respecto al aumento de la codicia hay un libro muy bueno de Albert Hirschmann (filósofo e historiador económico) titulado "Las pasiones y los intereses".

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