Ayer un ser , que imagino con falta de entendederas, escribió en un comentario:" cuando sacas tu cara B, y chapoteas en cosas negativas dan ganas de dejar de leer el barullo. Pero es el sino de la vida somos Cara A y Cara B. Y la foto completa y la justa, es la suma de las dos…".
Merece una entrada, pues me huelo que son unos cuántos - espero que pocos- los que se asoman aquí buscando, no sé, criterio, doctrina, sintonía espiritual...y se permite hablar de caras A y caras B.
Hace años que no tengo dos caras. Y si descubro una B, inmediatamente rectifico. Estoy harto de mi en ese sentido.
Pero este no es un blog católico, aunque yo lo intente ser ( un puto desastre, la verdad). Y sé que la mayoría de los que leen no buscan sintonía de ese tipo. Aquí hay de todo: católicos, evangélicos , ateos, mediopensionistas, gays, maricas, tralaralas, lesbianas...uno mismo se quedado sorprendido de la variedad de lectores de toda condición que leen el Barullo.
Pero siempre aparece un cortito con sifón que se escandaliza porque linkeo una entrevista a un tío que gestiona páginas porno, o recomiendo libros de dudoso criterio moral, o alabo a no sé quién, o pongo a parir a zutano.
Y he escrito, y lo defiendo, que hay que tener cuidado con la gente de un sólo libro. Que hay que vaciar el cerebro de cosas viejas y de los que e las impusieron para llenarlo de cosas nuevas y tuyas. Recordad a Sócrates que cuando se suicidó encontraron entre sus cosas obras de Aristófanes . A sus discípulos les parecía una incoherencia que un hombre al que se le consideraba el más sabio de su tiempo tuviese ocultos unos trabajos menores y frívolos como las comedias del griego.
Sin embargo, yo creo que eso es señal, precisamente, de su buena cabeza. Leer a Aristófanes era el antídoto que usaba Sócrates para el ego de su propio veneno.
Y la entrevista que linkeé ayer era muy interesante porque ese hombre es un CEO que gana millones, que no lleva corbata y chaqueta, que vive y predica un mundo sin Dios, de terapias y meditación, de una moral laica, donde el sexo es sexo, solo sexo, y las cosas son como quieras , mientras respetes a los demás. Es una manera de ver el mundo distinta- que es la que hoy llevan millones de personas. Donde no hay culpa, ni remordimiento. O eso dice.
Es más, ese tío llega a decir que él no hace porno, lo suyo es tecnología, algoritmos. Y se queda tan fresco.
Pero a mi me interesa lo que dice, como lo dice, qué valores tiene, qué sensibilidad, qué espiritualidad. Porque la tiene y, aunque no la comparta, la quiero entender.
Además, dice cosas muy interesantes. Porque si quieres comprender tendrás que leer y escuchar.
Y eso me sucede con más personas, con otros ambientes, con otros paisajes. Se trata de cambiar mis espejos por ventanas, mis corazas por puertas, mis murallas por puentes y mis armas por abrazos. Porque si no, ¿ qué cojones hago solo ?
Y qué pena esos lectores que de todas las voces que oyen en su interior ninguna les lleva la contraria.
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ResponderEliminarSi en lugar del tema de ayer la entrevista fuera a un narco o a un narcopolitico, o a un capo del mundo de concesiones y familias de moqueta de las que tú conoces, habrían visto cosas positivas. Seguro que si entrevista al muy honorable, también. Es impresionante la doble cara y doble moral de tantos. Tienes algunos lectores con canuto en los ojos. Res mes.
ResponderEliminarYo pienso que nadie tiene dos caras. La persona es una, medio buena y medio mala. Desde fuera se puede hacer una imagen de la persona con cara A y B, pero la persona solo puede ser una, en mi opinión. El típico ejemplo es el oficial al mando de un campo de concentración que vive feliz con su familia, todos rubitos de ojos azules, al lado del campo de exterminio (es que estoy en Netflix y hay doscientos documentales sobre Hitler y doscientas películas sobre los nazis).
ResponderEliminarYo lo enfoco más desde el "sentido", la pregunta de don Ezequiel: tú ¿que quieres ser en la vida? Objetivamente, nuestra vida cotidiana puede ser despreciada para contestar a esta pregunta. Así Heidegger dice que el mundo no puede ofrecernos sentido, como Sartre (La Náusea) o El Mito de Sísifo (Camus), que empieza preguntando por el sucidio como la cuestión fundamental del hombre (planazo).
Para Unamuno lo esencial del catolicismo es la donación de sentido a la vida.
Benedicto XVI considera la teología desde el punto de vista de la esperanza, que considera la esencia del pensamiento cristiano y nos ofrece ese sentido: personalizada para cada uno en la Eucaristía. En el medioevo se denominaba la segunda venida de Cristo ("parusía" en griego, "adventus" en latín) como un "Dies irae" cargado de histerismo, estaban todos acojonados que pensaban que el mundo acababa el año mil.
BXVI se pregunta en su libro Escatología cómo hemos llegado a este cristianismo "aburrido y aburridor" (así lo dice). Su respuesta, tal como lo recuerdo, es que nos centramos en el pasado y presente, olvidando el futuro y en que sustituimos "salvación" por "juicio" y olvidamos la esperanza (su encíclica "Spes salvi").
En este blog se reflexiona partiendo de la realidad, donde hay de todo. Cada uno saca sus conclusiones. Pero solo puedes partir de la realidad, constatar un hecho y hacerte una pregunta. "Como busca el arquero un blanco para sus flechas, así busca el hombre un fin para su vida" (Aritóteles).
Si te gusta la moral laica de los húngaros György Lukács o Ágnes Heller, allá tú. O el existencialismo de Sartre y compañía. O el satanismo de los personajes de Dostojevsky en Los Demonios o de Baudelaire, Byron, Keats...
Vaya, que hay personas A, B, C, D... Si eres dos a la vez o tienes un cacao mental o eres esquizofrénico.
PS: el algoritmo de la burguesía catalana para ver películas pornográficas o jugar al poker era viajar a Perpiñán. Todos orgullosos ellos, contándolo a todo quisqui.
Estamos tan metidos en el mundo que nos describieron en nuestros primeros años, cuando se organizó nuestra mente, que lo que de verdad cuesta es "pensar diferente”, “abandonar las creencias arraigadas”. Y lo que nos pueden ofrecer esas personas tan diferente es ver lo nuestro como si nunca lo hubiéramos visto antes. Creer en la ortodoxia, cuando de pequeños nos han hablado de cielos y purgatorios, de vírgenes y santos, es lo que nos sale; y si encima nos hablaron del infierno, el inconsciente, sin avisarnos, nos aprieta; nos da miedo dudar. No podemos no creerlo. Y si lo que opinamos está blindado por nuestra resistencia natural a abandonar lo aprendido sin juicio, quizá en nuestra más tierna infancia, ¿qué clase de acercamiento a la verdad experimentaremos?. Lo mismo les pasaba a los fieles incas con sus dioses, o a los mayas, o... En lo que se refiere a nuestras opiniones auténticas... son las que quedan si conseguimos eliminar la presión, el miedo, la aparente seguridad que ofrecen todas las doctrinas, morales, costumbres, miedos, alegrías, valores, contravalores... que nos introdujeron sin ninguna malicia en nuestros primeros años. Por eso hay que escuchar y respetar, lo cual no significa condescender, a los que piensan y actuan de forma tan diferente a cada uno; no sólo en lo religioso, también en lo social y en lo político. Puedes no aceptar una idea, puedes aborrecerla; pero para confirmar este rechazo como mínimo debes escucharla. Por eso las listas de libros prohibidos son una estrategia patatera; a nada estamos más atados que a aquello que percibimos que nos censuran o prohíben. Por eso era fecundo que Sócrates leyera a Aristófanes, o que Pannikar se abrazara al hinduismo y al budismo. Hay pocas experiencias más fecundas que la interacción, la escucha, entre lo que es muy diferente. Rechazar conocer lo que es distinto es como meterse un preservativo cultural, social, vital... Las diferencias nos ayudan a ver más en perspectiva, como desde fuera de nuestro bosque, al que sin darnos cuenta consideramos nuestro único entorno posible. De hecho, estamos tan metidos en él que ni lo vemos. Incluso los mismos “haters” nos ayudan a revisar el terreno que pisamos, a confirmar lo que ya sabemos o a descartar lo falso; no aprenderemos a andar contra los huracanes si no soplan los huracanes.
ResponderEliminarBuen comentario!
EliminarGracias
Justo, así lo veo yo también, pues de lo contrario (estar encerrados en el capuchón de una institución, por ejemplo) no deja de ser un fanatismo, o sea, una limitada vida en dos dimensiones, andar con orejeras y obedecer.
EliminarEl año en que pité pedí por Reyes en "casa de mis padres" el libro de Vargas-Llosa "La ciudad y los perros". Me lo quitaron, estaba prohibido. Luego "La Regenta", también prohibido.
EliminarNo hay mal que por bien no venga. Me compré "Tintín en el Congo", mano de santo. Un libro que me ha marcado de por vida.
Es el nivel intelectual del Betis.
Es un placer descubrir en una conversación cuando un punto de llegada no coincide del todo con el anterior punto de salida.
ResponderEliminar¿Qué tal una asignatura de conversación?
Sin conocerte de nada, Suso, solo habiendo escuchado e incluso cantado tus canciones, y habiendo oído cosas sobre ti creo que te tienes muy infravalorado. No eres un p*to desastre. Todos cometemos errores. Pero lo que importa es la esencia. Y tú eres un buen cristiano. Creo firmemente que teniendo este talento maravilloso como es el de escribir deberías usar mejor tu don. Así seguro no te verías como un p*to desastre
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario . La verdad es que es algo de cuna. Tampoco es que me tome demasiado en serio. Va de días. Y, a veces, he llegado a pensar que es una pose
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