Cuando escribo no aspiro a salvar el mundo ni chorradas de esas. Normalmente , cuento cosas que me han pasado, buenas, malas , regulares. Y trato de personas que me he cruzado en la vida, personas que no son buenas ni malas, sino que a veces son buenas y a veces son malas. Como tú, como yo.
Cuando alguien lee el Barullo por la mañana, sé que a algun@ le puedo joder el desayuno o alegrárselo. Hace años, cuando comencé a escribir en opuslibros, y después inicié el Barullo - diez años ya- era más ingenuo y lo único que buscaba era mirarme en el espejo de lo que escribía. Además, simultáneamente, escribí otro blog, como el Pábilo, que conté el año y la evolución de Manuela y su enfermedad, la ELA, hasta su muerte.
Ahora bien, si mientras moja la magdalena se para a pensar sobre un tema en el que no había pensado, pues mejor. El Barullo consiste en eso: en que la gente se pare a mirar, en que no pase de largo. Nada más.
Hay una cosa que no me gusta de este Barullo - porque no todo me gusta en este blog: que cuento y escribo historias y las narro dándome demasiada importancia. Demasiada vanidad, arrogancia, y deseos de brillar. En la cadena trófica del dolor uno debería ocupa el escalafón más bajo.
Todavía me quedan cosas por escribir, algunas muy duras para mi. Algunas muy vergonzosas. Algunas muy humillantes. Algunas heroicas. Algunas sanadoras. Algunas de personas muy santas. Historias que no consigo olvidar , o mejor, no quiero olvidar.
Recuerdo una tarde en la que estaba de director de Herzegovino , era verano. Me llamaron que fuese al hospital Valle Hebrón. Había habido un fatal accidente- absurdo y delirante. No contaré más , no toca, pero fui testigo de un amor, una entrega, una santidad, una abnegación , un perdón, una renuncia a todo rencor, a cualquier resentimiento. Salí llorando de allí, despavorido y aterrorizado y, simultáneamente, conmovido de ver a aquella gente absolutamente deshecha, y llena de amor. No era resignación. Era otra cosa. Santidad.
Doy gracia a Dios a diario de haber estado allí, y de haber acompañado durante mucho tiempo esa maravillosa familia. Ejemplares. Antes de venirme a Galicia pude despedirme de ellos - años sin vernos- y , ¡ Dios mío!, ¡qué bien haces todo!
Con el tiempo aprendí que, cuando llegas a casa después de una historia de esas, tú vives en una zona de confort que muchísima gente no tiene. Esa es la enseñanza de estar cerca de gente con dolor de verdad, que relativizas el tuyo. ¿Cómo voy a quejarme de una cosa o de otra después de lo que ves?
Pero un día ese dolor te toca muy de cerca, y muy dentro. Y recuerdas. Y te dices " ahora me toca a mi".
Siempre me he llevado el dolor que he acompañado a casa y lo he sentado en la mesa, físicamente, como en Plácido, de Berlanga. No consigo desconectar de la vida que me ha tocado en suerte.
Todas esas historias me han desarrollado una capacidad de indulgencia inimaginable. Tengo muy claro que delante hay un ser humano, y que pese a las barbaridades que haya cometido es una persona que, lo mismo que yo, necesita que alguien le entienda, aunque no compartas. La gente se suele dar cuenta de cuándo no la tratas como una imbécil o con superioridad y ese ir de igual a igual ayuda a que todo vaya mejor.
Sólo hay un tipo de personas que no puedo con ellas: los Urelles del mundo. Con su codicia, su afectada bondad, su artificio, sus mentiras, su fingimiento . Su hipocresía.
A los recuerdos les gustan las grietas... como flores rompiendo el suelo.
Las pequeñas cosas (Serrat dixit) suelen ser las más grandes, porque saben esconderse para hacerse notar cuando menos lo esperas. Y son esas pequeñas cosas las que, desde su grandeza, nos hacen estar vivos y recordarnos que llevamos una mochila de vida que no es más que un enorme regalo.
ResponderEliminarGracias, ,Ricardo.
EliminarMontesquieu decía "el tema de mi obra soy yo".
ResponderEliminarTodos tenemos una cierta vanidad, forma parte de la naturaleza herida del hombre, si escribes sobre ti mismo habrá cosas buenas y no tan buenas. Pero la intención cuando escribes no es la gloria vana y la gente que te lee es porque se reconoce en ti, incluso los haters se reconocen en ti.
No dices cosas como "Papas y cardenales hay muchos, pero autores de El Barullo sólo hay uno".
Pero es que es verdad: de fundadores del Barullo solo hay uno (a Dios gracias...😁). Imagínate que hubiera por el mundo dos docenas de susos... santa Madonna!
Eliminarsanyi, no hay que caer en la vanidad, simplemente escribir con sinceridad
Eliminar"Perdonen que me ponga de ejemplo, pero es al que tengo más cerca."
ResponderEliminarO algo así.
Creo que era de Unamuno
Amigo, nos podemos arrepentir de las cosas que no hemos hecho, pero nunca de las que hemos hecho como una apuesta personal.
ResponderEliminarOjo, existe el ego exagerado, creerse.superior a los demás... pero también otro tipo de ego, el llamado ego invertido, esto es bajar la cabeza e ir diciendo que uno es menos de lo que es. Ambos son actitudes erróneas, el ego pero también el ego invertido.
ResponderEliminarConozco. Padezco uno muy cercano que es así. El tío va de humildico, pero rascas un poco y , ¡jodo!
EliminarSí pero me refiero también al creerse realmente poca cosa, ser demasiado duro o desconsiderado con uno mismo. Uno mismo también es una persona. Maltratarse es maltratar a una persona.
EliminarTus historias profundas con Dios o con gente que valores… no con gente que ni se lo plantea. Deseo que sepas aceptar el perdón y ya. Lo hecho, hecho está, en un punto perdido y acabado. No te dejes quitar el ahora para ser
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=CYTRQAy2o4E
https://www.youtube.com/watch?v=mnXN-mRFoPI
Gracias.
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