Internet es algo así como un bujero en la pared a la que nos asomamos. Ponemos el ojo y, sin hacer ruido, asistimos a otras vidas.
¿Cuántos se asoman aquí hoy? ¿ Quienes son?
A mi madre la pillé de chaval con el oído en la pared chafardeando una discusión de los vecinos del 5º. Por más que disfracemos esta curiosidad, por más tecnología y redes sociales que le demos, esa pared es idéntica a la que mi madre escuchaba . Es decir: curiosear, fisgonear . Y no pasa nada.
Reconozco que a mi me gusta rajar y chismorrear. De conocidos, de famosos, de gente que pasa por allí . Cuando alguien , de repente, sube muchas fotos de su mujer , o de su novia, en plan amor eterno- ya sabéis- pienso: ¿ qué habrás hecho, cabroncete para tener que ganar puntos? O un amigo desaparece del FB y me digo " ya se ha separado ". O el típico que empieza a poner selfis saliendo del gimnasio en sus stories y , ya se sabe, está intentando ponerse en la pole con alguna.
La intensidad es peligrosa. Y lo escribe un "intenso".
Luego, la verdad, me equivoco. Yo mismo uso muchísimo FB, y X - estoy "on fire"- y, la verdad, es mi agenda. Así sé lo que he hecho y se guarda memoria. Porque me chifla eso de publicar. Y luego el algoritmo te recuerda lo que hiciste hace tres o seis años.
Yo me expongo muchísimo. Y gracias a eso han contactado conmigo personas que había olvidado. Hace tres días una mexicana que hizo el master de dirección de colegios conmigo, hace años, contactó conmigo. Y charlamos- ella allí, yo aquí- de nuestras vidas Nuestras inseguridades,
Pero no me pierdo en las redes. Este escaparate permanente no termina por llenarlo todo.
Por eso a veces me alejo. Tengo decenas de entradas ya escritas, y muchas fotos con textos para subir a mis redes , y alguna canción. Me da igual si gusta o no. No me quita el sueño los números, o seguidores. Lo que sí es verdad es que uso las redes como agenda de mi pasado.
Y me voy a andar, o leo. Me alejo unas horas del agujero de la pared.
Y me centro en mi. En la guitarra, o en pasear al lado del río. Y amar. Y reír. Y disfrutar de lo que soy. Así, sin más.
Por cierto, también sufro de mis particulares granos en el culo, pero es el precio de mantener "El Barullo".
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