viernes, 20 de febrero de 2015

DE DONDE NAVEGAS.

Si algo hay en este pueblo dejado de la mano de Dios son locales de Internet.

Está petado de ellos. Antes era Dios el que estaba en todas partes, y el Ojo lo veía todo. Ahora es San  Google  que lo sabe todo de ti, tu pasado, tu presente, tu futuro, y hasta tus más ocultos pensamientos.

En un punto lejano de Guatemala alguien almacena sus obsesiones, sus  complejos, sus mentiras, sus debilidades , a través de un enredo infinito de chips de silicio y conexiones de fibra óptica. Eres tú mismo el que permaneces encadenado a  tus enfermedades, lo peor y lo mejor de ti mismo, dependiendo la mierda que te metas cuando navegas.

Entro en Google  en un ciberg del pueblo y veo que el anterior usuario se ha puesto ciego de porno duro, muy duro,  que ha dejado allí, abierto, vete a saber la razon. Su rastro es denunciable.

Internet es tu conciencia, te acompaña donde vas, es tu amigo y tu enemigo. Un día la Justicia se meterá en las tripas de tu ordenador y  podrá testificar en tu contra por el mal uso que hiciste de él. Tú mismo te delatarás, pues es tu conciencia la que deja rastro de tus pecados.  Tu serás  tu delator.

Ya no hace falta el Juicio Final, antes te alcanza la Fiscalia de tu pais.

Y, ya ves, no puedes escapar de esa telaraña que has construido: debes recargar la batería todas las noches para volver a tus obsesiones de siempre,  grandes o pequeñas, más o menos repugnantes o edificantes, virtuosas o no...que dejan la huella de quien eres de verdad.

Eres  de donde navegas, amigo. Y conocer lo que te puede hacer desgraciado ya es una especie de felicidad.

10 comentarios:

  1. Necesitaba explicar a mis alumnos el principio fundamental de la Aritmética.
    Que cualquier número no primo se puede expresar como producto de las potencias de sus factores primos. Cualquiera.
    La peña se descojonaba con el palabro primo, y no prestaban atención.
    Descubrí en Youtube varios videos explicativos, se los mostré.
    Al día siguiente, una preciosa muchacha de doce años encontró una página con un poderoso algoritmo que te ofrecía la descomposición factorial de cualquier númerio entero, mostrando que su número favorito, 1.999 es primo.
    La chica, un pozo de curiosidad, se dio cuenta de la potencia de cálculo que le ofrecía la red y me empezó a preguntar por otras cuestiones que le surgieron al jugar sin barreras con los números.
    La chica acababa de empezar a volar por los aires de un conocimiento fresco, sin fronteras, sin tabúes académicos.
    Se la veía capaz de volar a la velocidad de la luz.
    ...
    Le miré directamente a los ojos y vi de forma rotunda la mirada de la inteligencia latente en estado puro.
    ...
    Mientras tanto, el resto de la peña se descojonaba.
    Nadando en un marasmo de tecnología no aprendida.
    Naúfragos del exceso de información.
    ...
    La chica, mientras tanto, iba formulando nuevas preguntas.

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  2. Buenos dias:
    Es verdad q hay q tener cuidado con Internet y lo q se comente, pues te pillan rapido; xo también es cierto q se aprende mucho haciendo un buen uso.Adelante amigo.

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  3. Lo de la pornografía en internet es un peligro para los adolescentes, desde luego. Sobre todo porque es una adicción como otra cualquiera y si te enganchas luego es todo un número para salir. Cuando me cambié de ordenador le di el antiguo a mi sobrino que no tenía; pues mi cuñado borró el disco duro y lo limpió con lejía antes de que lo recibiese (menuda fama que tengo; y de estos problemas yo cero).
    Pero lo positivo de internet supera con creces lo negativo. Y estoy de acuerdo en que tu historial en la red se convierte en el retrato de tu vida. Se podría repasar en los entierros. Lo pondría junto al libro de condolencia. Así, antes de firmar, podrías echar un vistazo y decidir qué pones. Mirarías al muerto con otros ojos.

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  4. Es un tema sobre el que hoy se reflexiona mucho: hasta qué punto a través de las nuevas tecnologías digitales y de las redes sociales perdemos privacidad y cada vez nos vamos haciendo más públicos y quedando más expuestos al escrutinio general y ajeno. Se puede decir así, pero también se puede decir inversamente: que nuestra privacidad se potencia inundando lo que hasta ahora sólo había sido público, de modo que, más que perder privacidad, en realidad nunca hemos sido más privados ni hemos tenido una privacidad más ampliada que ahora. De un modo u otro, más que haber mermado nuestra privacidad, ha cambiado el modo como nos manejamos con ella.

    Pero la cuestión aún se puede plantear de una tercer manera. Yo creo que internet y las redes sociales no nos captan ni nos retratan como somos, sino como nosotros nos creemos que somos, ya que, todo lo que vertimos de nosotros en internet, son siempre poses nuestras, perfiles que definimos con plena intención para exhibirnos tal como queremos que los demás nos vean, y no tal como nos ven cuando no nos damos cuenta de que nos están mirando.

    Por eso no es verdad que nunca hemos sido más públicos que ahora. Los griegos y los romanos, y en otro sentido los neolíticos, eran más públicos que nosotros. Más bien sucede que nunca nos hemos creído más lo que somos que ahora. Que la publicidad haya inundado lo privado, o que lo privado se ha hecho público, yo lo veo como una consecuencia de la ruptura entre lo que somos y la imagen que tenemos de nosotros mismos. Internet ha nacido de esa ruptura, y a su vez la ha agrandado. De hecho, es a eso a lo que apela la publicidad: no a lo que somos, sino a la imagen que tenemos forjada de nosotros y en la cual nos reconocemos cuando luego la vemos reconstruida en los anuncios.

    Pues en realidad, ¿qué registra internet de nosotros? ¿Las noticias que leemos? ¿Los discos y los libros que compramos? ¿Los destinos adonde viajamos? ¿Las personas con quienes tenemos más contacto electrónico... y menos contacto personal? ¿De verdad es eso lo que somos? ¿De verdad nos definimos por nuestras aficiones, que de todas formas están predefinidas por otros (música, películas, libros y hobbies), como nos hacen creer cuando abrimos una cuenta en facebook?

    ¿Y qué es de todos esos datos tan innumerables como insustanciales y absurdos que internet almacena indeleblemente y para siempre sobre mí dejándolos accesibles para cualquiera? Pues que se diluyen en el piélago infinito de los datos innumerables, insustanciales y absurdos de todo el mundo, de modo que al final resultan insignificantes y vacíos.

    De mí puedo decir que cuando más intensamente uso internet es en los momentos en los que no tengo nada importante que hacer, y sobre todo cuando me aburro o busco distraerme de mis asuntos profesionales y privados. ¿Qué imagen tiene internet de mí? La de un ser aburrido, solitario, rutinario y, por encima de todo, esclavizado por sus aficiones y caprichos, que básicamente vive de lunes a viernes y que los fines de semana se sume en una especie de hibernación. De quién soy yo, internet no sabe nada.

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    1. Que' análisis tan acertado, Teniente! Es exactamente lo que llevo pensando desde hace mucho tiempo, pero nunca sabría decirlo (escribirlo) tan bien y con tanta elegancia como tú.

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  5. Mi historial de búsquedas en Google es impoluto, salvo las relacionadas con el Barullosusto.

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  6. Nadie esta libre de pecado, es mas nos dedicamos a despellejar al vecino o quien seAa sin ver lo q tenemos delante,,,,,,, no perdonamos tan facil nos cuesta mucho,aacaso no dijo jesus perdonad y sereis perdonados?ayyyyyyy,como somos de egoistas deberemos aprender a dar un poco mas.........xo mo a llenar sin ver el prob.ema de enfrente.

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