PIJ@S.

Cada clase social tiene sus pijos. Casi casi, cada barrio.

Es un error pensar que los pijos lo son sólo por su condición económica. Hay pijos urbanos y los hay de provincias. Y los hay de izquierdas ,y de derechas. Nacionalistas también.

Y si me apuras , en la propia tribu: el pijo del PNV no tiene nada que ver con el pijo Batasuno, que los hay.

Hoy ,paseando por la calle, me pellizco y me chuto gominolas comprobando la cantidad de pijos que forman parte del paisaje. Siempre hubo pijos, pero me temo que ahora se ha universalizado el tema y los hay en todas las clases sociales, razas, barrios, urbanizaciones, pueblos...Eso que llaman "sociedad del bienestar".

En el gimnasio estamos los pringados que vamos sin camiseta de marca, con calcetines chunguillos, luego está los clásicos de Nike, Adidas  , y  ellas con sus Lulu Lemon  , Athleta, y hasta hay una que corre la cinta con Beyond Yoga. 

El tema de los pelos y los tíos me llama mucho la atención. Varios  se han hecho algo para mantener pelo en la cabeza, se han trasplantado pelo de los güevos al cráneo. Claro, luego se les ponen esas cabezas de pelo cojonera que es un cante. Hay tíos que harían lo que fuese por no perder pelo. Si les dijeran que comiendo caca de elefante crece el cabello, se irían con cubos a los circos.

Y luego, en el gimnasio o fuera de él, están los tíos rollo barbas. Están  los maníacos barba de tres días, así , como al modo italiano guarro. ¿ Y esos que se dejan una mosca de pelos debajo del labio?  Vamos a ver, gilipollas, ¿ para qué te pones esa mierda de mosca en el labio? Aunque, ahora, entre los informáticos, hay una barba que lo está petando, como una brocha de pelos largos ( supongo que es para limpiar las teclas del ordenador).

La portavoz del gobierno, la Isabel Rodríguez,  tiene pinta de pija provinciana de Puertollano, lo mismo que Pilar Alegría, que es pija maña , nada que ver con una  Cayetana Álvarez de Toledo, pija urbanita hasta en el meneo de la melena. 

Aquí, en las Rías Baixas   abundan las dos vertientes,  en su fase más paleta, y los de Madrid que vienen a veranear . Son los pijos Sanxenxo . Aquí aún se ven tíos con mocasín de pala corta y calcetines blancos. Y ellas rubias oxigenadas, operadas y reconstituyentes.

Y también de vez en cuando se cruza un anciano de bien,  el señor de zapatos de rejilla y calcetines gris perla.

En Castilla y León  provienen de tradiciones agrícolas y ganaderas. Ya se sabe: los más ricos del pueblo. Los niños han estudiado en la ciudad , internos, y se pasean por su ambiente con un jersey/polo de marca Lacoste o Ralph Lauren, generalmente de color verde, aunque no se descartan otros colores como el salmón o el rojo. Fácilmente reconocibles por los zapatos , sebagos en invierno y naúticos en verano. Mucha gomina. Gustan de todoterrenos.

Los pijos de aldea tienen mucha gracia porque gustan de enseñar la marca. El logo de Ralph Lauren les ocupa todo el pecho, la espalda, los zapatos llevan la lonita de la marca cosida, en la bragueta una tirilla, en las patillas de las gafas...

La uniformidad de las distintas clases de pijos es de admirar. Las mismas marcas, los mismos peinados, las mismas frases, los mismos ambientes, las mismas bebidas, la misma música. Incluso físicamente se parecen: en ellas proliferan las niñas con cara de pan. Miradas algo lánguidas, andares con pasitos cortos y bastantes garrosas. No sé por qué, pero observarlo: es como si tuvieran hemorroides, o como si hubiesen montado a caballo durante toda su infancia.

Ellos , hablo de adolescentes, parecen atontados, mustios, ceporros y con cara de “ ¿cuál fue la pregunta, profe?”. En bastantes parece que se la cascan hasta la extenuación. Yo de chaval tenía esa cara despachurrada .  Después se les pasa...y asciende en la pijería a fases más socializadas, pero igualmente uniformadas.

Antes, creo, la pijería iba por barrios y por clases sociales muy determinadas. Pero ahora, ya digo, está instalada en la naturaleza humana en tanti contri naturaleza humana. En un bareto pub te puedes encontrar unos gitanos...¡¡¡pijos!!!. Los he visto: y van de pijos: con sus marcas, sus coches, su estilo y su cosa. Lo que pasa que en lugar de decir “ o sea”, o “superfuerte”, dicen “quefueeelllte, chááácho”. Pero es lo mismo.Y en vayas donde vayas, pasees por donde pasees, ellos están allí. Muy cerca.

Hasta las papeleras se han vuelto pijas.

¿Ves la hojas caer en el otoño?...pues un día, el pijo que llevas dentro serás tú, y también caerás.