Cuando pienso en Bielsa, un pueblecito en el corazón de los Pirineos , rodeado de valles profundos de formación glaciar y de una belleza que sobrecoge, y donde pasé muchos veranos con mis padres y hermanos. Decía que gracias a esos veranos padezco un reflejo de Pavlov según el cual el olor a mierda de vaca es el de la felicidad.
Y también es reflejo de la felicidad el recuerdo del tacto del corchete de la espalda del sostén de una chica que apodaban " Culo Rollo" , con la que bailé por primera vez en fiestas. Y el revoloteo en la hora violeta de los murciélagos. El brillo de las luciérnagas, hoy en extinción, regresando de Javierre. El sonido de las cascadas. Los baños en las pozas frescas y sombrías, el olor de mi sudor al contacto con el agua del lago de Marboré ....¡tantas imágenes y sensaciones!
Todo eso , y más, está grabado a fuego en la memoria sentimental de mi adolescencia primera.
En los prados y bosques de La Larri, de Espierba, de Parzán, del embalse al pie de Montinier, de Plan, han ocurrido momentos muy felices en mi vida. Éramos una familia de padres enamorados. Muy enamorados. Allí cantábamos mucho, Cogíamos fresas . Nos tumbábamos a la fresca en un prado, o recogíamos tila.
También me huelen las canciones. Un verano contrataron para fiestas a un tío que se llamaba Nito Pinilla y los Batman. Un héroe . Los de la generación de Cristal no lo saben, pero esos tíos asistían a Misa, tocaban y acompañaban al cura en la ceremonia, después amenizaban en la plaza el Vermú. Y por la noche ponían a la peña a bailar de todo. Mi padre, en cuánto escuchaba un pasodoble , agarraba a mi madre, le metía un meneo guapo, y la paseaba plaza arriba, plaza abajo.
Hoy, si escucho en el coche Radio Gallega Músical y suben el Triquitriqui de Demis Roussos me acuerdo de esos veranos. Entonces paró el coche y pienso " ¡ joder, Suso, ¿ qué has hecho de ese chaval"?
¡ Ay la vida de " cuando entonces"!
Con mi madre, noventa y dos años, nos gusta recordar ese tiempo. Es ese paisaje familiar que sólo nombrarlo alegra el alma, y enciende la mirada. Nos fascina esa memoria de nosotros.
¡ Dios mío, qué felices hemos sido!
El triquitriqui o el love is blue de Paul Mauriat. La cascada del Sorrosal en Broto, los veranos en San Salvador. Ay!!! Love is blue! Y ponerse a llorar.
ResponderEliminar¡Dios mío!...en casa teníamos ese disco. Era brutal. Lo mismo que Paul Mauriat: un grande, un monstruo, puto amo.
ResponderEliminarGracias por recordar
Ese disco de un año 75 regresando todos de San Salvador! Todos juntos, todos felices Suso. Somos lo mismo. Summer Place! Ese tema. Ese tema.
EliminarO el tema de Papillon, o los paraguas de Cherburgo, o Verano del 42, o Moonriver o Francis Lai o los Girasoles o what are you doing the rest of your live? O los molinos de tu mente? Y sobre todas y para una tarde Sabatina lluviosa como aquí en CDMX: metti una sera a cena. Sobre gustos si hay colores y criterios a Dios gracias. Gracias Suso.
ResponderEliminarPara mi el tema de los temas, entre muchos ocho miles de aquellos años es I'd Love You to Want Me de Lobo....¡ la de veces que me la habré cascado con ese tema! ( perdónenme las señoras por este exceso)
ResponderEliminarhttps://youtu.be/cD9T_llBZ7U Dios santo el Lobo está para darle de comer aparte.
ResponderEliminarA mi Lobo me recordaba a un amigo de Zaragoza que le llamábamos el Indio porque se tapaba las orejas con dos cascos de pelo.
EliminarLuego se ordenó y vieron que le faltaba una oreja . Le hicieron cirugía y colocaron un trozo de culo en el hueco. Mano de santo.
En los cumpleaños le tirábamos la oreja y en vez de cantar eso de cumpleaños feliz le pedorreábamos ... PRRR PRRRRR
¿Y Simon y Garfunkel...?
ResponderEliminarPara mi Simon, el otro es un cantamañanas, como quedó claro al quedarse solo.
ResponderEliminarBright eyes, de Garfunkel, para tardes melancólicas de sábado.
ResponderEliminarhttps://youtu.be/a502RejLz8s
Sin olvidar a Ray Conniff. No hay casa española de los 60 y 70 que no tuviese colección del Ray.
ResponderEliminarSí señor, y murió con su flequillazo y su pelazo guapo!
ResponderEliminarGloria eterna