ME HE MUERTO, IRENE.

No soy de creer en ciertas cosas como la parapsicología, la radiestesia - personas  muy sensibles a ciertas radiaciones a través de su péndulo- y mundos que , en ocasiones, rozan  lo esotérico. O eso me parecía a mi.

Hasta que tuve una experiencia muy curiosa con un hombre de Burgos. Era Dealer ( distribuidor ) de CASE , excavadoras y maquinaria pesada . Ya os conté que compatibilicé varios trabajos una etapa de mi vida. Uno era de comercial de complementos de maquinaria: retroexcavadoras, barredoras, ahoyadores...la verdad es que disfruté mucho, aprendí más, y conocí gente muy interesante , y eso que no tengo ni idea del tema.

Otro día os cuento más de ese asunto. Me temo que a  Urelles  no le  va a gustar leerlo.

Este  hombre de Burgos me dijo una mañana que veía en mi una especie de aura.  Sacó una bolita con un péndulo, me le puso encima de la cabeza y aquello comenzó a girar. 

- La estás moviendo tú.

- Nada de eso. Es tu energía.

- No creo en eso.

Me contó que durante un viaje a Brasil , en un mercadillo, alguien le hizo la misma observación: " usted tiene mucha fuerza interior". Compró una bolita. Desde entonces la usa para muchas cosas. También se especializó en el uso de una varillas que, al parecer, se cruzan entre sí al sentir energías.

Insistí :

- Me cuesta mucho creer en esas cosas.

Me invitó a hacer una prueba. El Camino de Santiago , el que pasa por Burgos,  antes de llegar a la ciudad, se trifurca en tres. Son dos variantes, y una de ellas es el Camino original ,  el auténtico. Los peregrinos, debido a la lluvia, a querer acortar, o  vete  a saber por qué , han hecho con los años esos senderos. Y sólo uno  es el genuino. 

- Vamos a ir a los tres, Verás que el que es el verdadero es aquel que han pasado más peregrinos, más gente. Todos tienen su energía. Es la que han dejado los caminantes a su paso. Da lo mismo si es  rezando, o meditando, o nada. Todos dejamos una aureola de energía.

Y fuimos. En dos las varillas se entrecruzaban, no mucho. Él sólo las apoyaba muy ligeramente con los dedos y las dejaba suspendidas en el aire. 

Pero en uno de los caminos se volvieron locas. Se entrecruzaban, levantándose en el aire, como cimbreando. 

En fin, como lo vi lo cuento.

Pasaron varios años. Cuando  regresé de  Guatemala fui a vivir a una residencia en Valladolid. Pertenecía   a un Movimiento  religioso que se llama EKUMENE. La Residencia se llama Belardes. Es un movimiento de seglares consagrados a Dios. Allí conocí mucho, y  nos quisimos bien, un hombre que pertenecía al  Movimiento.  Un santo. Con todas las letras. Se llamaba Joan.

Este hombre poseía un don natural  extraordinario: era zahorí. De  los del péndulo. Con un mapa  delante era capaz de averiguar donde hay agua a kilómetros de  distancia. Incluso en otros países. "Sólo lo he usado para hallar agua. Conozco alguno que  se deja contratar para encontrar metales. Yo, también puedo  encontrar   metales, pero no era mi camino".

Este hombre me contó , y no lo he olvidado ya nunca más:

"Cuando mi madre falleció yo estaba junto a ella con mis hermanos...estoy convencido que fue a  ver a mi  hermana, la  única de  los seis hermanos  que no estaba en el hospital. Mi hermana llamó  por teléfono.

- Ha muerto mamá, ¿verdad?

- ¿Cómo  lo sabes?, ¡ha sido ahora  mismo!

- Estaba trabajando , he sentido  como una ligera brisa a mi alrededor, y he oído la voz de  mamá diciendo "me he  muerto, Irene".

En fin, como lo oí,  lo cuento.