Hace unas semanas que coincido con un paisano en el vestuario del Gimnasio. Ayer me sorprendió:
- Llevo tiempo observándole . ¿ Lleva mucho aquí?
- Bueno. Ya casi dos años.
- Le admiro.
- ¿Por qué?
- No es normal ver gente de su edad aquí, todos los días, dale que te pego. Yo al menos lo noto feliz.
- Bueno, no soy feliz por venir al gimnasio. Me ayuda a mantener una forma, me exige una disciplina, me obliga a un horario. Yo siempre he sido una persona feliz. Con mis cosas, pero feliz...¿tú no?
Salimos fuera. La alusión a eso de "gente de su edad" intuyo que quiere decir que parezco más mayor de lo que soy. Eso duele, sobre todo, cuando me he montado una teoría sobre la edad que me viene bien para aliviar el paso del tiempo.
Mi teoría dice que estoy en una etapa que llamo" hacerse mayor". Comienza al terminar la madurez, justo al cumplir sesenta años. A partir de allí uno " se va haciendo mayor" hasta que llegas a la ancianidad. Esa empieza cuando se te escapa el pis, vas con la bragueta abierta, te tiras pedos de una forma desconsiderada...y termina con la puta vejez.
Pero este tío me puso casi ya al final.
Encendió un cigarrillo.
- Te voy a dar un consejo. No fumes. Te lo dice uno que lo hizo desde los siete años. Hace nueve años lo dejé. Ahora tengo fibrosis pulmonar.
- Mi hijo también me dice que no fume.
- ¿ Tienes un hijo?...¿ cuántos años tienes?
- Veintidós.
- ¿Y ya habla?...pues sí que tuviste joven al chaval.
- ¡ Vaya susto, tío! Me lie con una tía una noche, la conocí en una discoteca. Y a los nueve meses me dice mi madre que le han llamado unos señores aa casa diciendo que su hija ha tenido un niño , que está en el hospital, y que es mío. Y fui para allá y, sí, era ella.
- Joder, ¿ y no la habías vuelto a ver desde la discoteca?
- Ya te digo. Y me dice la tía que ella no quiere saber nada del crío. Y, claro, me lo quedé.
- ¿ Y estáis solos ?
- No. Ahora vivimos con sus abuelos, los padres de ella. La verdad es que son muy buena gente. Yo empecé viviendo con mis padres, pero el mundo se me caía encima. Bebía mucho. Y mi madre me dijo que así no podía salir adelante ese chaval. Y fuimos con sus abuelos.
- ¿ Tú trabajas?
- Con mis padres trabajaba en una granja avícola. Pero, tío, me mataba. Y, coño, soy joven, y salía mucho de fiesta, y acabé muy mal. Voy al psicólogo, y al psiquiatra.
- Bueno, parece que ahora estás luchando por tu hijo.
- Es que tengo que darle ejemplo. La suerte es que sus abuelos ahora nos pagan la casa, los gastos. Yo estoy en el paro, y me voy asentando. No quiero cualquier trabajo. Busco algo que me permita estar con él.
- Oye, cómo te llamas, por cierto.
- Emerson.
- ¿ Eres brasileño?
- No, mi padre, que le gustaba mucho Fitipaldi , el corredor de Fórmula 1 , y me puso ese nombre.
- ¿ Y tu hijo?
- Joel.
Si queremos saber de un hombre, preguntamos “¿cuál es su historia, su historia real interior?”, porque cada uno de nosotros es una biografía, una historia. Cada uno de nosotros es una historia singular, que se construye, continua, inconscientemente, por, a través de y en nosotros, a través de nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones. Biológica, fisiológicamente, no somos distintos unos de otros; históricamente, como narraciones, somos todos únicos.
Al regresar a casa, ya en el coche, pensaba en la soledad que me transmitió este...¿ niño?, ¿joven?... y en su bondad. Para ser nosotros mismos hemos de tenernos a nosotros mismos, hemos de poseer nuestras historias biográficas. Y Emerson me pareció un tronco a la deriva en el río de su vida. Tan joven y tantos bandazos. Es un tipo que le pasan cosas que no entiende , incapaz de definir el drama interior que le está tocando vivir.
Supongo, eso creo de verdad, que estamos en manos de un Dios providente. Y rezo para que ese buen Dios lo bendiga.
Para un tipo de 22 años, otro de 65 es un anciano; para mi padre, con 98, un chaval.
ResponderEliminarYo creo que me vio más yayo de lo que soy.
EliminarEn el gimnasio pierdo mucho
Maravillosa historia. Suso que capacidad tienes de sorprendernos cada día. Rezare por Emerson ojalá sea feliz.
ResponderEliminarGracias.
EliminarHay que hacer de la necesidad virtud (Pedro Sánchez dixit).
ResponderEliminarrespeto gordo al autor de este blog, tan anciano y escribiendo día a día, que entrañable abuelo
ResponderEliminarNo sé cómo tomarme el comentario. Mañana le espero en la puerta de la catedral de Santiago con su mujer. Verá usted al abuelo Mendive.
Eliminarallí estaremos, con cariño hemos ensayado este tema para cantarlo como recibimiento cuando usted llegue a la catedral. Un abrazo
Eliminarhttps://youtube.com/watch?v=3ugy-YahDPA&feature=shared
Aquí estuvo Usted bien, capitán.
EliminarEstoy llorand. Ma llegado muyyyy dentro, cabrón.
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