lunes, 30 de octubre de 2023

SON ANIMALICOS, NO PERSONAS.

Habíamos quedado con el cliente en un restaurante de Lérida que tenía  fama de hacer los mejores caracoles de la ciudad. Y eso, dicho por un hombre como Urelles,  un gourmet fino y  de paladar exquisito, era decir mucho.  Vino el cliente. Nos sentamos en la mesa. No hizo falta pedir  la comida. Conocían los gustos de don Luis.

Un platazo de caracoles en su salsa.

Hace años acompañé a un sacerdote  a celebrar misa. Ese hombre tenía fama de santo. No olvidaré cómo se revistió. La ceremonia pausada, la liturgia musitada de oraciones mientras se iba colocando los ornamentos, las inclinaciones de  cabeza al Crucifijo de la sacristía. 

La unción de aquel hombre impresionaba. Uno era consciente de que allí iba a suceder algo sagrado. Un misterio.

Urelles me recordó a ese hombre. La manera de desplegar la servilleta, de mirar el plato, la devoción que antecede a  la gula -  el último placer de la edad  madura- los ojillos encendidos ante el olor que  aspiró largamente su particular aroma , como si comulgase lo inefable. Sólo le faltó rozar la nariz con mimo sobre el plato de moluscos gasterópodos , entornando los ojos al halago de la caricia que se sospechaba . 

Don Luis tenía su punto de ternura, algo infantil, como de un niño glotón, ver como babeaba ante el olorcillo tenue que adelantaba el gozo del paraíso que se iba a zampar. 

Era divertido verle disfrutando del misterioso vibrar de los  aromas que excitaban sus placeres más íntimos. Había algo de orgiástico. 

La levadura de la destemplanza mezclada con la masa bonachona y espesa  de ese hombre , fermentó en su interior y, entonces, como un vulgar Sardanápalo, se  puso a hozar como un cerdo sobre el plato, cayendo en él de boca. Con la cabeza gacha , sin cuello, y con un palillo en los dedos grasientos , dale que te pego, arramblaba con todos los bichos, sin respirar.

Uno, que en su vida había comido caracoles, apenas me llevaba uno a la boca cuando Urelles se pasaba la servilleta pringosa por los labios  carnosos, me sonreía , y volvía a zambullirse en el lodazal caracolero. 

A los postres se acercó a la mesa el cocinero, un fulano vestido de blanco  con su nombre  bordado en el bolsillo , y se puso a compadrear con mi jefe. Se conocían de Incosol, donde van a rebajar tripón de vez en cuando.

Me acordé de mi  padre que le ponía enfermo las malas formas en la mesa a la hora de comer. Decía: los glotones son  animalicos no son personas. 




33 comentarios:

  1. urelles se perece mucho al autor de este blog, no solo físicamente sino también de carácter y actitudes, parecen no gemelos pero sí parientes muy cercanos. Es muy interesante médicamente

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    1. Pues no seré yo quien diga que no.

      Gracias por comentar.

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    2. Urelles al cual he conocido en alguna ocasión, creo que no se parece mucho al autor del blog. Ni en la forma de comer caragols!!!!

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    3. ¡Es que yo sólo comí caracoles ese día!, ¡los que me dejó él!

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  2. Se nota un montón que el comentario del primer anónimo está hecho por alguien resentido. Podría ser obra, por ejemplo, de la santa de don Urelles (la que te lee sin falta todos los días).

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    1. No crea usted. Puede ser alguien alguien que piense eso.

      Los Urelles son dos hermanos, los dos casados. La que me lee tiene el encargo de uno de ellos , el psicópata, no el glotón. Y se lleva bastante mal con su cuñado, ya no digamos con la cuñada.

      Todos son para darles de comer aparte.

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  3. Obvio: un glotón y un psicópata, mejor que coman aparte; siempre.

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  4. Lo de los Urelles con sus parejas, cuñados, business, juegos de poder, comisiones, empresa familiar, alta cocina, intrigas, cuenta de resultados... semeja un Falcon Crest a la catalana. No me quiero imaginar la comida del 26 de diciembre, los canelones de San Esteban imagino que se les atragantarán.

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  5. Estoy muy de acuerdo con tu padre. Una persona dice mucho a través de sus modos en la mesa y sobre todo de su comportamiento con los camareros. El otro día un cliente me confirmo lo que sospechaba cuando hizo de la temperatura del vino una crisis internacional. No soy muy de caracoles. Vale mas la salsa que los idem. Buena semana

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    1. En esto de los gourmets los hay de una gilipollez planetaria. A mi, las poquísimas veces que he ido a algún restaurante que se ha acercado el camarero a que probase el vino , le he dicho: ¡ quite, quite, que me da vergüenza! No tengo ni idea.

      Pero he visto auténticos mierdas secas dándose pavo y chascando el paladar probando el vino , y no tenían ni puta idea. Repito: NI PUTA IDEA.

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    2. Por ejemplo? A quién has visto fardar de cultura vinícola?

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    3. Pues , como ya ha muerto, a don José María Pich, un sacerdote de Barcelona que estuvo en Chicago muchos años. Un hombre muy curioso. Un caradura con aires de gentleman, engominado, y que siempre estaba fardando de Chicago...le decías " ¡ qué frío hace!", y él contestaba " en Chicago sí que hacía frío..."....o comentabas " vaya whisky", y él decía " ¡ una mierda, en Chicago..."

      Decía que de whiskys y vinos lo sabía todo.

      Una vez le invitó a su casa uno, muy guasón, y le ofreció un vino marca " El Cojonudo" - un auténtico mojóin de vino- en una botella de Marqués de Murrieta , cosecha la Repoyé, Gran Reserva.

      El tío movió con ligereza la copa, aspiró el aroma, sorbió una a gota, chasqueó los labios...y sentenció:

      - ¡ Qué cabrón eres!, ¡ éste sólo lo guardas para tus amigos de verdad!....

      Ni puta idea.

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    4. Pich Aguilera son una secta, más o menos.

      Este era Pich Roca. Un tío muy curioso e interesante. Alta burguesía barcelonesa.

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  6. Un chino quizás diría; "hombree, comer hormigas y saltamontes pues vale, pero comer caracolees? eso ya es pasarse, qué exóticos esos españoles..."

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  7. Dónde esté un buen guirlache bien consistente, se van todas las manías

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    1. Yo no puedo con él. Lo mismo que los tofees de la Viuda de Solano.

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  8. La trenza de Almudevar.

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    1. Respeto gordo a La Trenza. Mi padre la compraba mucho cuando iba por Huesca y provincia. Me pongo de pie para hablar de la Trenza.

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  9. Si llevas algo postizo en la boca los tofees no sabes ni donde están

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  10. Urelles es un apellido de verdad o es en plan descojone?

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  11. hablando de comer no se si es verdad la historia de aquel profe de inglés que en los años 80 siempre pedía uvas de postre y mientras sonreía se introducía una uva por el ano, de modo que nadie lo notara

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    1. O concreta más, o no me lo creo

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    2. pues eso, una uva y por ahí, me da cosa concretar más

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    3. Puede decir culo sin problema, pero quién es el tío

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    4. Ostras el de las uvas que animal hace un montonazo que no lo veo, qué apodo tenía?

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    5. Nunca explicaba por qué eso de las uvas, no sé por lo demás parecía un tipo muy formal nadie lo diría

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    6. Insisto, pruebas. Es como si yo digo que conocí un Centauro, una persona con torso de hombre, cuerpo de caballo, y unos cojones de tigre...hay que dar nombres.

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  12. El título de la entrada bien que se podría también aplicar a quienes hoy en dia, comen por comer, ni que sea con finos modos. Me refiero a quienes no valoran lo que comen, sea lo que sea, con la sola idea de que comer trata simplente de merterse comestibles entre pecho y espalda, saciar apetito, cosa propia de los animalicos que no pueden sentir más allá.

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