Los grandes medios, la publicidad del mundo, incluso los creadores de opinión de Instagram, X, o Facebook han confundido el término felicidad con el de de placer. Si da gustico , serás feliz. Y comercializan todo tipo de placebos, en forma de viajes, de comidas, de música, de sensaciones , que dan placer en lugar de felicidad.
El placer es pasajero, la felicidad es permanente. El placer es visceral, la felicidad es etérea. El placer es tomar, la felicidad es dar. El placer lo puedes conseguir con sustancias, cosas, y la felicidad no. El placer se experimenta solo, y la felicidad es compartida. Los placeres llevan a la adicción,
En ese viaje nos hemos hecho personas muy infelices. O mejor escribir " gente" muy desgraciada. Todo ese rollo de la sociedad del bienestar es una engañifa. Una mentira de dimensiones colosales.
Muchas personas no saben que son adictas. Saben que necesitan algo . Cuando querer es necesitar , es señal de que uno es adicto. Tomas una dosis, tienes un subidón , y esa necesidad se atempera. La siguiente vez necesitas una dosis más alta, más potente para sentir el mismo subidón, porque hay menos receptores que ocupar. Tu umbral de tolerancia ha aumentado.
Y así necesitas más dosis, más dosis, más dosis. Chutarte una y otra vez . Hasta que llega un momento que tomas una dosis gigantesca y no sientes nada. Eso se llama tolerancia.
En el sexo este asunto de la tolerancia explica muchas perversiones. No sólo es el alcohol, las drogas, el juego, o lo que sea que uno se chute.
Y cuando no puedes vivir sin esos chutes , eres un adicto. Y cuanto más felicidad busques, más infeliz serás.
No pienses que esas adicciones no van contigo porque tú no fumas, o no bebes, o no tomas sustancias que te llevan a paraísos artificiales. También hay adictos espirituales. Hay muchas personas que se chutan de experiencias "místicas" sin ser místicas. Que buscan una relación con Dios, con la Virgen, o con mundos esotéricos , que son procesos adictivos.
Muchos que he conocido que asisten a apariciones marianas , o buscando lugares donde sucedan cosas raras , son adictos. Y viven en la mentira.
No digo que allí haya mentira. No lo sé. Pero sí que en esa gente que asiste hay falacia, embeleco, error, chute, histeria, necesidad de subidones.
He tenido conversaciones con bastantes de ellos y casi todos, casi todos de esos bastantes, ven y experimentan asuntos muy extraños: curaciones absurdas, visiones chocantes, locuciones insólitas, superchería .
Se trata de ser normal, más o menos normal. Se trata de no buscar la felicidad.
Para mí la felicidad del sábado por la mañana, que tocaba limpieza todas juntas, era un detalle: las canciones de Julio Iglesias. Y mira que eran calientes! Pero te dejaban el corazón blandito como un algodón de azucar
ResponderEliminarJa ja ja, felicidades, debes tener un alma muy buena.
EliminarBuena la distinción entre placer y felicidad. Pero si en algún lugar no hay ni lo uno ni lo otro, lo mejor es desaparecer.
ResponderEliminarLa felicidad no se bus a, se aprecia cuando miras hacía atrás.
EliminarFelicidad y placer pueden coincidir y de hecho coinciden cuando se conoce el secreto de la felicidad: el placer moral nace de la virtud y se llama felicidad.
ResponderEliminarJodo qué profundo.
ResponderEliminarCreo que te he leído aquí en entradas pasadas que España no se destruye. Yo creo sinceramente que desde que inició este siglo y con el hecho que trágicamente le dio inicio, el mundo ha ido y va a peor. En los 80 o en los 90 incluso, podías ver hacia adelante y no veías tantas sombras. Y eso que no vemos ni la mitad de las qué hay. Este realismo que es pesimista y que creo que está calando en la epidermis de toda la sociedad europea, puede estar en el origen de una infelicidad común. No hay filosofía, no hay verdaderos lideres morales, no hay respeto a la sabiduría ni a la tradición, no hay una generación más estúpida que esta. Zweig lo vio en su tiempo. Vamos a lo mismo o peor. Veremos católicos actuales convirtiéndose al islam. Y si no, al tiempo.
ResponderEliminarLo de los católicos conversos al Islam ya se está dando. Y al mundo de los evangélicos . Y al paso que vamos algunos van al cisma.
EliminarY sí, la cosa está muy jodida. Hay que estar ciego para no ver los síntomas de una enfermedad que pinta muy malamente.
Siempre hemos estado jodidos (y no lo sabíamos) pero hemos tirado palante, con guerras y sin ellas.
ResponderEliminar