No he tenido hijos. Y es algo que no me pesa. Tengo una visión de la vida de que las cosas son como son, y punto. Lo que tenga que ser, será. Te pongas como te pongas.
En dos ocasiones me llamaron dos mujeres que esperaban un hijo mío. La primera me pilló a pie cambiado. Pero le respondí en seguida, sin pensarlo, que adelante. Me hacía cargo de la criatura, pero no me casaba.
Entonces era de la obra.
- Dejo todo y , venga , tiramos el crío y yo.
Resultó un farol. La señora quería más.
La segunda ya me pilló entrenado. Otra falsa alarma.
Pero de haber tenido hijos estoy convencido que les hubiese compuesto canciones. También les escribiría algún cuento. Y les compraría completas las colecciones de Tintín, Astérix, Guillermo el Travieso y, si las encontrase, una colección de Clásicos Juveniles , iban ilustradas cada dos páginas , y que me empapé en su lectura decenas de ellos. Normalmente sentado en el wáter . Su recuerdo va asociado al hormigueo en las piernas por haberse quedado dormidas , de tan absorto que me quedaba en su lectura.
Luego me incorporaba , iba andando torpemente , con los calzoncillos en los tobillos, hasta que aquello se arreglaba.
Hubiese hecho más cosas con mis hijos, los que no tuve. Pero lo de los libros lo tengo muy claro. Para que esas historias puedan volverse tan importantes y gratas como lo fueron para mi.
Y a rezar también les enseñaría. A un Dios muy diferente al que a mi me mostraron.
Leo desde muy crío. Y leyendo pensaba " eso un día lo haré yo". Y así me fue. Porque lo hacía. He sido un bicho, que decía mi madre.
Pero no fue de Dios que tuviese un hijo, una hija. Y me quedé en Susín - porque lo de Suso es para cuando estoy con gente mayor. Y menos mal. Me identifico muchísimo con Felipe, ese personaje de Mafalda que está todo el día con la cabeza en las nubes, y que ha empezado a fracasar en e colegio porque ha comprendido que la imaginación es el último refugio.
Y que anda aún por allí , por la calle, pensándose astronauta, explorador, aventurero, ligón y seductor.
Todo lo demás me importa muy poco, esa vida del hormiguero que veo a mi alrededor .
Si hubiese tenido un hij@ , eso estoy seguro, no le hubiese dado la turra. Le animaría a que tuviese una pandilla de amigos cojonudos. Y que disfrute. Que se lo pase muy bien. Que haga sólo, y exclusivamente, lo que le guste hacer porque intuye que nació para eso.
Eso que se llama vocación.
Yo también me "formé" con alguno de los libros que cita, pero ese "canon" literario... seamos claros: deja mucho que desear. La sensibilidad que teníamos en el siglo XX era manifiestamente mejorable. Las aventuras del reportero belga destrozan unos cuantos principios y valores muy básicos. La preeminencia racial (de los blancos occidentales sobre todos los demás); un machismo rancio; la superioridad de occidente sobre oriente... son moneda común en sus álbumes.
ResponderEliminarEl deseo de aventura, la necesidad de conocer otros mundos, la curiosidad, lo desconocido, el valor… no leímos los mismos libros!
EliminarNo me venga con historias. Yo , y como yo muchísimos, sólo buscaba divertirme, y me lo pasaba muy bien. Y me daba igual todo ese rollo buenista barato que usted escribe.
EliminarDe verdad que son ustedes unos plastas . Unos mojones. Unos pesados.
Y le digo, y bien clarito, que me formé, y muy bien formado con estas lecturas.
¿ Machismo rancio?...me tienen ustedes hasta los cojones.
Anónimo de las 8:55 usted cómo se llama? Porque si tiene un nombre masculino eso es patriarcalismo y machismo rancio que olvidalo femenino.
EliminarSi por ejemplo se llama Pepe, debería llamarse Pep@ o Pepepepa, ya me entiende
Los tigres de Momprazen… Ver esos títulos… Qué recuerdos! Qué viaje me has dado!
ResponderEliminarY los cuentos de hadas, tres vestidos de seda que cabían en una nuez. Libros tantas veces releídos porque no tenía más.
ResponderEliminarNi menos...la imaginación, menudo telescopio!
EliminarSuso al que te llevara la charla lo tendrías acojonado. Intentaría dimitir todas las semanas. Tu necesitabas de charlista al founder.
ResponderEliminarCon el tiempo descubrí que muchos eran peores que uno.
EliminarDestacaría a Salgari por encima de todos: he cabalgado por las llanuras del Oeste, he matado osos grizzli con un cuchillo, tigres con mi daga, he escapado de los piratas por segundos... Aún se desboca mi corazón al recordarlo.
ResponderEliminarTe amo, Sandokan, te amo como nunca mujer alguna amó sobre la tierra! Sandokan la acarició dulcemente y sus labios besaron los dorados cabellos y la nívea frente de la joven. - ¡Ay de quien te toque ahora, que ya eres mía!
EliminarTambién se aprendía a reírse incluso de las dificultades y aprender a tomarse la vida con humor... con Mortadelo y Filemon, el Botones Sacarino...
EliminarPara lo de los falsos hijos hay una jaculatoria que no falla: Domine ut videam! Señor que vea las pruebas de paternidad!
ResponderEliminar¡Pero qué gracioso es este n
Eliminarmierda seca!: "ut videam", dice, ¡ Es que me meo.
Al filisteo que me ha escrito diciendo que como quería aventura me metí en la prelatura, decirle que sí. Mi vida allí fue maravillosa.
ResponderEliminarNo te he publicado porque intuyo en ti la condición de gilipollas.
más adelante fueron apareciendo los cómics de conan el bárbaro que eran bestiales aunque se intuye que más de uno los compraba esperando ver escenas muy bárbaras, trufadas de fieras amazonas muy ligeras de ropa
ResponderEliminarA mi eso me pilló ya mayor.
EliminarPero sí que agradezco esas lecturas donde uno se soñaba batiendo brochas , escalando cumbres , vadeando ríos, enamorando bellas mujeres que se parecían a la vecina, cruzando glaciares, anochecer al raso, despertar con la escarcha, besar leprosas que escondían su enfermedad.
Dispuesto a todo.
En esas lecturas se sembraron vocaciones.
En esas lecturas sí, en esa sociedad con más ideales, menos egoísmos y menos materialismo, se sembraron muchas vocaciones de todo tipo. Aguiluchos también lo canalizaban los agustinos y también lo devorábamos algunos más. Los combonianos de Daniel Comboni.
EliminarEsos pechos pétreos proyectados al infinito eran impagables ciertamente.
ResponderEliminarY Guillermo el travieso era también muy divertido, menos épico pero con la pequeña ventaja de que uno podía imitar sus aventuras de inmediato; picar timbres y salir corriendo, lanzar "bolas fétidas", sembrar cizaña poniendo la alfombra de la puerta de un vecina en la puerta del otro vecino...etc etc
ResponderEliminarRecordando la entrada de hoy me vino a la memoria que en los jesuitas nos daban una revista de misioneros que se llamaba Aguiluchos. Yo me lo bebía.
ResponderEliminarLe debo mucho.
Antes de Tintín y Asterix estaban El Capitan Trueno y el Jabato, Roberto Alcazar y Pedrín, Hazañas Bélicas…Siempre luchando por una causa justa (aunque me temo que no eran causas progresistas, gracias a Dios)
ResponderEliminar100 % de acuerdo. Yo le debo mi vocación a "La princesa prometida". Y me consta que no soy el único...
ResponderEliminarLo primero es lo primero: hasta la muerte.
Eliminar¿Te amo? Dios mío, si tu amor fuera un grano de arena, el mío sería un universo de playas.
EliminarVocación al badimonio?
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