Hubo un tiempo que me empeñé en ser santo. Y, aunque lo intenté con todas mis fuerzas, eso no era lo mío. Hay que saber para lo que uno está hecho. Que eso es vocación.
Hay personas que piensan que la gracia de Dios lo puede todo. Y , en fin, desde la experiencia que me concede años de repetidos y estrepitosos fracasos , puedo afirmar que la gracia de Dios actúa sobre una naturaleza, la de cada uno. Y en mi caso era débil, inestable, fantasiosa, quimérica, perezosa, destemplada, sensual, atormentada.
Tuve muchos directores, de todo tipo, de buenos, de malos, de regulines, empeñados en hacerme santo. Me animaban, otros me abroncaron, aquellos me empujaban, otros me suplicaron. Y nada. No había forma.
Hay un refrán que dice " al que no está hecho de bragas, las costuras le hacen llagas". Y eso es lo que me sucedía: uno no estaba hecho a bragas ( hablo de "bragas" espirituales ). Y todo yo , con esos consejos, con esas costumbres, con esos criterios, con esa forma de entender la virtud, iba llagado. Y cuando uno va llagado anda raro, como escocido. Y se le nota mucho, por más que disimule el escozor. Se nota en que de vez en cuando te rascas el culo, te metes un meneo al calzoncillo rasca.
Y entonces uno, ya harto de él mismo, de tanta apariencia, de ir tan perdido, descubre que el asunto mollar es aceptarse tal y como se es: no soy un militar C.O.E. ( Cuerpo de Operaciones Especiales). A tomar pol saco las bragas. Concluí querer ser yo realmente, y sólo yo. Eso lo dijo ya Sócrates: nosce te ipsum. Conócete a ti mismo.
Entonces no me daba cuenta, pero hoy veo que vivía - no con toda esa gente , pero sí bastantes- en el lecho de Procusto
En la mitología griega, Procusto se caracterizó por su comportamiento amable, complaciente y afectuoso hacia los viajeros, a quienes les ofrecía hospedaje en su casa. Una vez en ella, los invitaba a descansar en su lecho de hierro y, mientras dormían, los amordazaba y amarraba en las cuatro esquinas de la cama para verificar si se ajustaban a la misma.
Si el viajante poseía una estatura mayor que el lecho, le serraba las extremidades inferiores o superiores (pies, brazos, cabeza). De lo contrario, le estiraba las piernas a martillazos hasta quedar a la altura del lecho.
Y así nos fue. A ellos , y a mi.
Cuando el Quijote le da los consejos oportunos para ser un buen gobernador , no duda en el primero: temer a Dios. Pero enseguida añade:
" Lo segundo , has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo , que es el más difícil conocimiento que pueda imaginarse".
Es que ser santo a martillazos debe ser muy complicado y las entradas y salidas más complicado todavía. De todos modos yo te veo muy feliz.que es lo que importa
ResponderEliminarConocerse a uno mismo le ahorra a uno muchos sinsabores.
ResponderEliminar¡Viva el sexo sin costuras!
ResponderEliminarEsta entrada me lleva a recordar cuando, en un curso de retiro durante el ce Monterols, el director (Joan D) me llamó a sus aposentos para preguntarme si me conocía a mi mismo. Yo le dije que sí, el me dijo que no…
ResponderEliminarA partir de ese momento empecé a conocer lo que ellos querían que yo fuera o fuese y me olvidara de mi mismo. Por suerte no lo lograron.
la moderación de comentarios hace que el debate sea super lento
ResponderEliminarcreo que es mejor dejar comentar libremente y luego en todo caso quitar los comentarios problemáticos
Ya. Pues no.
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