En el Muro de las Lamentaciones existe la tradición de introducir un pequeño papel con una plegaria entre las rendijas del muro . Tiene varios sippglos de antigüedad. Son millones los canutillos que se han introducido allí con oraciones, plegarias, invocaciones.
Bajo el sol del desierto, con el talit (manto de oración judío), las tefilín (filacterias) , la kipá, los judíos piadosos acuden allí a rezar. Leen la Torá, cimbrean el cuerpo , ponen la frente en el sillar y meditan, lloran, recuerdan, piden por la venida del Mesías.
Después escriben cualquier clase de súplica en un papel , lo enrollan y la introducen en los entresijos del paredón.
Dos veces al año se recogen, ponen en bolsas, y luego las entierran en el cementerio del Monte de los Olivos.
El pueblo hebreo ha inventado la circuncisión, el pan ácimo, la venganza y también el sentido de la culpa, cuyo sabor puede llegar a ser muy dulce. Al menos para mi. Recuerdo al confesarme con un claretiano, de chaval, su aliento fresco de elixir , y su aroma a after shave Floïd.
Me gustaba irme junto a ese cura.
Ese sentido de culpa es uno de las marcas de fuego que nos ha transmitido el judaísmo a la ganadería católica. Nuestro Dios no tiene nada que ver con el suyo. Ellos rezan al Dios de los Ejércitos. Un Ser bastante cabrón según cuenta la Biblia. Un Dios que gozaba viendo como David se carga 200 filisteos y le pone ante su altar sus prepucios.
Leo una noticia . Realizan una autopsia sobre el cadáver de un árabe adolescente de Cisjordania. El muchacho tenía un proyectil alojado en el corazón. La bala llevaba grabada el versículo de un salmo: "Invocaré al Señor, digno de alabanza, y de mis enemigos seré salvo. A ti levanto mi alma. En mi tribulación invoqué al Señor y clamé a mi Dios, y él oyó desde su templo mi voz, y mi clamor penetró en sus oídos".
Este fragmento de plegaria es marca de la Casa de las Tribus de Israel.
“La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan”. Erich Hartman.
Lo sorprendente es que el mensaje de Jesús sobre el amor a los enemigos cuajase en una sociedad así. Para mi es un misterio. Es verdad que aún queda mucho para que la Redención llegue hasta el fin del mundo pero, sólo proponer esa idea me parece maravilloso.
Hoy ese odio, siempre en ascuas, vuelve a encenderse.
Dejemos que las religiones tengan su razón de ser:
ResponderEliminar¡o crees en mi dios o te vas al infierno!.
(De lo primero te encargas tu mismo y de lo segundo ya nos encargamos nosotros).