LA MARAVILLOSA INFANCIA QUE NO ME ROBARON.

Cuando voy a casa de mis padres me gusta mirar los álbumes de fotos que mi madre archivó con tanto cariño. Las fotos en papel las he mirado tantas veces, ¡ tantísimas!  Las observo cuando me invade la nostalgia.

Antes las guardaba en unas cajas de Colocao. ¡ Qué recuerdos de luz  y de  amores pequeños , como brasas de  calor de entonces.

Con la mierda del móvil las fotos han perdido la magia, pero sobre todo han perdido el alma. Y cuando me asomo a ellas , regreso a lo mejor de mi. De nosotros.

Ese álbum tiene para mí más tesoros que el Vaticano.

Qué familia más maravillosa tenía. Mis padres estaban , lo estaban de verdad, enamorados . Mi padre era un  mago. Nos  llevaba a los pinares de Zuera, a un lugar en la orilla del río que se llamaba Ontinar del Salz.  Allí con aquel hombre pasábamos la tarde bañándonos , jugando "a saltar la rana" - lanzar piedras a la superficie del agua con un grado de inclinación tal que rebotaban  varias veces antes de irse al fondo. 

Y contábamos , felices, a gritos, los botes. 

También jugábamos  «al hinque» .  Mi padre hacía con boj unos palitroques puntiagudos , uno para cada uno.  Trazaba en el suelo un círculo , y lanzábamos  cada uno su "hinque" intentando que quede clavado dentro del mismo al tiempo que se intenta derribar alguno de los que ya están clavados, pero de forma que el propio quede en pie.

Nos pasábamos horas.

Qué magia tenían esas tardes. ¡ Dios mío, qué felices éramos! 

Tanto videojuego de  mierda y tanto móvil os ha robado la infancia.