UNA HISTORIA DE DESCONFIANZAS Y MIEDOS.

Ha sido uno de los hombres más complicados que he conocido. Una persona con muchas aristas. Y, sin embargo tenía, y tiene,  fama de  muy buena gente. Yo creo que lo es, lo que no quita que asomarse a su alma  produzca  una cierta desazón.

Al menos a mi.

Tuvo una labor profesional muy prestigiosa en una multinacional. Pisaba moqueta. Simultáneamente tenía unos problemas familiares dramáticos. Muy dramáticos. 

-  Durante años nadie  de mi entorno profesional supo de mis problemas. ¿ Sabes por qué? En la multinacional había gente que quería mi puesto y si mostraba debilidad  me machacarían. Jamás nadie se enteró de mis circunstancias personales.

Se había creado durante años una segunda capa. durísima, coriácea, de piedra. Y, sobre todo, desconfiada.  

Uno le escuchaba y podía sentir ese recelo, ese dolor escondido durante años. Pero ese estrato solidificado en su alma seguía en su interior, como un hábito , una rutina  moral, un método de vida que la profesión había consolidado.

Después se jubiló. Con ese hombre trabajé estrechamente . Un día me dijo que él grababa todas las conversaciones que teníamos con clientes, o las entrevistas que manteníamos, incluso con socios de la empresa, o reuniones de trabajo planificando las semanas .

Allí se me encendieron todas las alarmas. De una persona así  no puedes fiarte. 

El notas llevaba una pequeña grabadora en el bolsillo , con una potencia  increíble, pues lo recogía todo con una fidelidad asombrosa. 

-  Sólo la uso para asuntos profesionales, así evito tomar notas, que es algo que incomoda mucho al cliente. 

Claro, así conseguí entender como recordaba todos los detalles de las conversaciones que teníamos, incluso meses después de haberlas realizado. Y, lo que me tenía desconcertado - porque manifestaba su complicación moral y mental- era como las escuchaba una y otra vez, repasando y analizando al personal.

Yo incluido.

Varias veces, hablando con él por teléfono tuve la impresión de estar siendo grabado.  La desconfianza crea desconfianza. 

Al final los mandé a la mierda. Su  yerno estaba en esa extraña  complicidad profesional. 

Ahí los tienes , toda su vida profesional  juntos,  viéndose  el careto cada día, recelando uno del otro, con sus mentiras, sus rincones oscuros, sus maledicencias. 

A lo mejor antes de hacer  mutis alguno de los dos  tiene tiempo, decencia y lucidez  para darse cuenta de lo que han sido el uno para el otro en sus vidas. Y entonces alguno echará una lagrimita y dirá eso de que lamenta  haberle tenido engañado y etc etc. Y el otro se callará , le dirá que vale, que no se preocupe  y pensará " a buenas horas pides perdón , hijo de la gran puta".