Aunque nadie se lo cree, yo soy un tío con mucha vergüenza. Soy tímido. Todavía hoy - sesenta y siete tacos- me pongo colorado si me pillan en falta.
De pequeño era algo patológico. Regresar de comulgar los domingos suponía un suplicio. Pensaba que todo el mundo me observaba, y no paraba de mover los brazos, no sabía donde ponerlos, me tropezaba conmigo mismo, e iba cabizbajo y mirando al suelo.
Con las mujeres he sido un desastre. Nunca he sabido ligar. A mi me han ligado y han hecho conmigo lo que han querido.
De bien pequeño mi madre me enviaba a comprar al mercadillo que había debajo de casa en Lasierra Purroy , y sufría horrores haciendo cola, o adelantándome a coger la vez. Se me colaban todas. Y Pilarín, la dependienta , decía, " pobre crío, si lleva aquí dos horas". Y cuando Pilarín se asomaba con un cazo a coger las olivas, o los pepinillos, y me fijaba en el escote y las tetorras , si me pillaba, me ponía rojo, bermellón , colorado, escarlata , carmesí, granate. Lo pasaba mal.
Y si me mandaban a devolver la leche cortada me moría.
Ya no digo ir de compras con mi madre. La señora me hacía probar todos los zapatos, o me ponía el faldón de la camisa metiendo la mano por dentro del pantalón, con la bragueta abierta, y como si yo fuese Nicol , el muñeco de Maricarmen. Ya no digo cuando al regresar a casa si se cruzaba con una amiga.
- Yo no sé qué tiene Susín - yo era Susín - mira que rostras le han salido en el culete.
Y mi madre me daba la vuelta y me bajaba el pantalón corto hasta el mollar del glúteo, y hala todas a mirar y a tocar canne. Y yo otra vez encarnado , rubo.
Después, ya mayorcito, me la meten pero bien metida a la hora de comprar. Por no preguntar me endosan cada chungada. Yo soy el que vuelve a casa con unas alfombrillas que no caben en el coche y las deja en el maletero , al que le cuelan los bajos del pantalón sin arreglar , y luego voy por lka calle que parece que voy a coger caracoles, o como Fofito, con los tobillos al aire.
En una frutería de Caldas la dependienta - que parecía la novia de un Latin King- me endosó unos tomates . Al llegar a casa me dijo María José :
- ¡ Pero qué porquería te han dado!...¡si parecen los restos de la Tomatina de Buñol!
Y es que no tengo valor para decirle nada a una señora que pienso que no me va a engañar. De tomates no sé nada...
Admiro esas mujeres que se ponen chulitas cuando protestan por algo. Por ejemplo, recuerdo en un restaurante en Valladolid que Manuela se levantó y pidió cambio de mesa, " porque la que nos ha dado está al lado de los wc y parece que comemos mierda".
Yo no sabía dónde meterme. "Pero, por favor, qué más da, ¡qué vergüenza!"...y miraba al camarero como diciendo " es que está loca".
No. No estaba loca. Era yo, dispuesto a comer oliendo a orines por no dar el cante. Porque soy gilipollas.
A mi eso de quejarme no me va. He llegado a estar en un hotel que las sábanas tenían unas manchas "rarillas". Y estuve un rato mirando el teléfono para protestar " ¿llamo, o no llamo?". Parecía el protagonista de "The ring" pensando que me cogería la niña zumbada.
No llamé.
Hay veces que viene de fábrica. Hay otras veces que la madre tiene una personalidad fuerte a la que el niño ocupa un lugar relegado y simbólicamente lo proyecta en el mundo. Hay gente que no ve el mundo porque le crea problemas. Hay gente que va despistada. Yo que me sé. Pero hay gente que te intenta dar el gato y es curioso como se ufanan por dentro al quedarse la liebre. Se creen listos cuando solo son deshonestos.
ResponderEliminarSería fácil culpar a las madres. Oído en la radio: "Desde que me hicieron el tratamiento con células madre, lo encuentro todo en casa."
EliminarMenudo retrato. Pues yo me identifico con Josep Pla: "como todos los tímidos, yo soy capaz de momentos de audacia. Estos momentos de audacia se me producen, generalmente, cuando tengo una pluma en la mano."
ResponderEliminarHay tímidos que cuando se tiran de la moto, o huyen hacia adelante son tremendos. Muy peligrosos.
EliminarYo soy de esos
Camus cuenta en su libro "El primer hombre" (autobiografía, hubiese sido el primer tomo pero falleció en accidente de tráfico).
ResponderEliminarComo decía, cuenta que en el colegio se avergonzaba mucho porque sus amigos le echaban en cara que su madre trabajaba de criada. Al cabo de un rato se avergonzaba de que se hubiese avergonzado porque su madre trabajaba de criada (domestique).
Así muestra el ojo externo (la sociedad) y el ojo interno (tu conciencia). Pienso entonces que debemos distinguir dos tipos de timidez. Pregunta: ¿qué harías si consiguieras el anillo de Giges -del que habla Platón en la República- y pudieses convertirte en un ser invisible cuando lo llevases puesto? El pastor que lo encontró se dedicó a perpetrar toda clase de crímenes.
Hay una expresión que me molesta mucho y es usada con frecuencia por los políticos: "la verdad judicial". Cuando empiezas a poner adjetivos a la verdad vas mal ¿puedes hacer el mal si no te condenan o te absuelven por corruptos o por gandules, que no se leen los documentos? Por eso me molesta el refrán "más vale sentencia de juez que de médico". Yo diría que más vale sentencia de profesional honrado. Hombres sin conciencia, sin ojo interno.
Yo creo que más que tímido soy perezoso. No me importa la mesa que me den si me traen rápido la cervecita de aperitivo; mi mujer lo ve desde otro punto de vista y se arma la de San Quintín. Destroza al "Maître d'" vivo, a grito pelado, y capaz que nos vamos del restaurante. Yo le digo, oye, que le dices amablemente "garçon, si por favor nos puede cambiar de mesa", pero ellla percibe el hecho de que le hayan atribuido la mesa al lado del excusado como una señal de desprecio por parte del personal, que se creen que somos tontos y una retahíla de epítetos.
Dentro de mí combaten las pasiones, soy contradictorio. Mi "defecto dominante" es la pereza. Yo no pediría sábanas nuevas más por pereza que por timidez.
He conseguido pasar bastante de la "dimensión social de la autoestima", como tú. Los que leen el blog y me conocen saben quien soy. Y por lo que escribes, pieno que tú también has pisoteado esa dimensión social de la autoestima, no como ese Consiliario que se cabreó por que le dieron un Seat 127 para ir a ver al Obispo porque sabía que era (es) un miserable y vale lo que vale el Mercedes en el que viaja.
Siendo tímido, ¿Cómo conseguías clientes cuando eras comercial?
ResponderEliminarYo también soy tímido, y me costaría desempeñar funciones de comercial. ¿Cómo lo resolvías?
Muy bueno lo de que no has ligado, te han ligado. Me he sentido representado, yo creo que nunca elegí, me eligieron y a mi me gustaba la chica. Incluyendo mi mujer.
Pues, como ya señalé en otro comentario, soy un tímido que tira de la moto, de los que huyen hacia adelante. En todos los tests que me han realizado salía Emotivo No Activo Primario. Y en grado puro, según me decían. También es verdad que con los años uno ha aprendido que todos somos iguales, que nos pasan las mismas cosas, y que pasamos por procesos muy parecidos. Eso me dio callo seguridad.
EliminarPero le aseguro que aún me pongo colorado si me pillan en falta.
Lo de las mujeres es un hecho: la mayoría de las veces nos eligen ellas, aunque aún hay memos que piensan que son ellos los que toman la decisión.
Real: En Estados Unidos, donde siempre debes esperar a que te siente alguien del restaurante, tienen por norma general (salvo que seas un cliente habitual que, además, deje buena propina), darte la peor mesa disponible en ese momento. Si antes de sentarte pides otra, normalmente no te ponen ninguna pega (salvo que el resto estén reservadas). La razón es dar esas mesas a los clientes más "amables" o menos quisquillosos. Consecuencia, los más "cabroncetes" tienen normalmente las mejores mesas.
ResponderEliminarConclusión: No se puede tener demasiada buena fe, ya que lo más normal será que te acaben tomando el pelo.
Nada de eso de "si te mean di que llueve". Sí señor.
EliminarEso pasa tambièn aquí. Se dice que “el pescado vendido es el que peor huele”.
EliminarAclaro: la razón de que Manuela pidiese cambio de mesa era su olfato, lo tenía muy fino. Yo, como saben los que me conocen, soy ciego de colores - no percibo gamas de marrones, verdes, naranjas, rojos, y algunos más- también soy ciego de olores - por fumar desde los ocho años. Y ciego de sabores- necesito comidas fuertes - por eso le echo Tabasco a casi todo, o especies muy potentes.
ResponderEliminarPuedo comer un bocata al lado de un vertedero y no enterarme.
Muchos tímidos se abrirán si se interesan por ellos.
ResponderEliminarDicen que a las mujeres les atraen los hombres tímidos. A mí también me pasaba. Pero ahora que he conocido a todo tipo de tímidos, tengo el reflejo de preguntarme: vale, es tímido, pero ¿Qué más será?
ResponderEliminarPétalos de rosa
Pienso que hay un tipo de hombre joven, que acostumbra a ser rubio y mono, que son muy tímidos. Con rubias y guapas también lo he observado. No siempre, pero sí bastantes veces.
EliminarReclaman amor de madre, o paternalista. Atraen almas con vocaciones de enfermeras, de misioneros, de guías...y pasado el tiempo sucede lo que sucede.
Una de las mujeres más guapas que he conocido- hija y hermana de una saga de guaperas muy principales- , pero guapa de morirse, se enamoró como una perra de un boxeador negro , inmigrante y chungo. Rollo Makinavaja, o rollo "Últimas tardes con Teresa"....no contaré el final. Triste. Muy triste.
Sí, pero ojo, hoy día se llama "tímido" al tipo duro y seguro de sí mismo... que no habla... porque no le da la gana. Es tan seguro de sí mismo que no le importa que lo llamen "tímido" - aunque en realidad no lo sea
EliminarPero tímido de verdad es el que se pone rojo, habla sin mirar a los ojos, no sabe que hacer con las manos... todo esto no es tan guay.
Cuando un niño o niña sale tipo bebé /niño angelical... Suele ser permanente objeto de "muestra" de la madre y familia en general a los amigos/as... con el consiguiente conjunto de elogios, a lo mono que es el niño/a, cucaminas, carantoñas... Y eso a veces genera timidez y torpeza social
ResponderEliminarAlbares tiene cara de tonto. Como el fiscal general del Estado. Por sus caras, les conoceréis.
ResponderEliminarParece que lleva unas gafas de esas que se ponen unos ojos pegados por fuera. Tiene pinta de servil
EliminarNo sé que tiene que ver eso con la entrada. A veces da la sensación que no interesa para nada el tema y siempre es excusa para entrar en fobias personales. No voy a pedir seriedad al blog a estas alturas, su dueño puede hacer y escribir lo que le salga de la mollera, pero hay participantes que tienen un problema personal no resuelto y por caridad se le publica aquí.
EliminarTiene razón. Entré en el asunto y no debería haberlo hecho. Lo siento..
EliminarCuenta el final de la historia (la de la guapa que se enamora de un boxeador)... nos has dejado con la intriga.
ResponderEliminarNo puedo. Está enferma.
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