Hace unos años, vivía en San Cugat, recibí un correo de un antiguo alumno de Viaró. Me ponía a caldo. Me llamaba de todo. Se identificó con pelos y señales, y me acusó de haberle jodido la vida. Le había puesto un mote que le persiguió, y aún le persigue. Me acusaba de ser un fraude como profesor. Me dijo que no me había dado cuenta de que él era hiperactivo y con muchos problemas de atención.
Y tenía toda la razón. Toda. Le pedí perdón - si hoy me lee , repito sinceramente ese sentimiento. Me duele.
Me respondió que era católico y que me perdonaba de corazón.
Pero, me temo, no era verdad. Aunque, probablemente, lo deseaba.
El mote que yo le puse , y que no recuerdo, corrió como la pólvora. Y, lo que me sabe peor, ese chaval me estimaba y me debía tener como un ídolo. Y san Suso se fue a tomar pol culo. Es cruel ser profe simpàtico y payasete , y la niñez humillada es terrible.
Me fui de Viaró a Terraferma. De allí a Turó. Después a Peñalba. ¿ A cuántos críos habré dejado jodidos sin saberlo?
Cuando te curtes por los años aprendes a medir el impacto de tus maldades. Sabes cuando callarte. Crecer es, más o menos, poder seguir viviendo sin martirizarte por los errores cometidos. No me refiero al acoso, ni de daño. Eso son palabras mayores, aunque no puedo decir si caí en ellos. No lo recuerdo. Aquí trato de ese Circo que es la infancia, donde el payaso da usties a mano abierta. . Me refiero a todas esas buenísimas malas ideas que un día tuvimos. Pero no voy a castigarme. También he hecho cosas buenas. Algunas muy buenas. Sin alardes.
Y si tengo alguna cuenta pendiente , que me la recuerden, y la pago.
Con los años he aprendido que no hay que tomarse a uno tan en serio. Hacerse mayor es saber cachondearse de uno, entender la existencia como el fenómeno liviano que es. Con sus errores, sus gilipolleces y sus disparates. No somos tan importantes. Me arrepiento de lo de ese chaval de Viaró . Me arrepiento y me duelen muchas cosas. Pero la vida se construye con un puñadito de cosas buenas y un güevo de desaciertos.
Y ahí reside parte de la gracia.