sábado, 19 de octubre de 2024

DIOS: EXACTAMENTE COMO ANA.

CLICK AQUÍ: UN, DOS , TRES, PICAPARED.


En algunos lugares el juego se llama " 1, 2, 3, Chocolate inglés".

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Conocí en Tarragona una mujer maravillosa. Se llamaba Ana. 


Padecía una parálisis cerebral y no podía controlar ninguna parte de su cuerpo. 


Para que lograra escribir una carta tenían que atarla a una silla y amordazarla con el fin de que no se cayera ni babeara sobre el ordenador. 


Entonces podía mecanografiar con la nariz sobre el teclado. 


Los días que la conocí  era septiembre. Entonces  comenzaba  a escribir tarjetas  de Navidad 


En  la que leí  escribió: «Pasemos la Navidad con Jesús, ayudando a seres menos afortunados que nosotros».


Me sentí pequeñito , pequeñito, pequeñito. 


Las personas como ella no nos inspiran porque sus desdichas hagan que las nuestras nos parezcan menos graves, sino porque nos dan una lección de quilates.


La cuestión no es quién tiene el peor problema. Todos tenemos problemas, y al afrontarlos podemos inspirarnos los unos a los otros.


La cuestión es qué cojones hacemos tú y yo con todo ese maravilloso caudal interior que lo tenemos oculto en la niebla densa y fría de nuestra triste y pequeña vida.


Tiempo después me acordé de Ana al leer un cuento. 


Se trataba de un caracol que trepaba por un cerezo en enero, y la cigarra le pregunta: "¿Adónde vas?" .


- "¡A comer cerezas!", responde el caracol. 


- "Pero... ¡si todavía no es tiempo de  cerezas!". 


- Bueno, sí, pero cuándo yo llegue, ¡las habrá!, afirma el caracol


¡Eso nos pasa a algunos,  sí señor! : vamos  lento ascendiendo el camino de la vida , pero Dios tiene sus tiempos!...exactamente como Ana. 





22 comentarios:

  1. Muy buena entrada. Gracias

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  2. ¿Qué le ha parecido el libro de Gareth Gore, periodista de Bloomberg?

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  3. Todas estas cosas que hablan de la "inocencia interrumpida" como si fuese la cosa más normal del mundo.
    Yo prefiero la "inocencia ininterrmpida". Para esto Dios ha creado criaturas que nunca le ofenderán.
    Aprendamos que, a pesar de que a veces cometen actos que son materia de pecado (en todos los campos: desde la sexualidad a sisar un par de euros en la compra, como mini-Suso), no se dan las condiciones -consentimiento previo y advertencia previa- para que lo sean.
    Yo me he apuntado a la sociedad del click: lo quiero todo ya. En los súpermercados ya tenemos cosas de jalogüín, calendarios de adviento y empiezan a montar la iluminación de Navidad. Un pack de tres, elige el que más te guste. Yo me compré unos "panellets" (empiñonados) típicos en Cataluña para jalogüín.

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  4. La punta del iceberg, la que está fuera del agua, lleva a confusión; la mayor parte del hielo está bajo la superficie y no la vemos.
    En el caso de la parálisis cerebral ocurre así; hay una interioridad que puede no ser inocente, o puede serlo, pero que no la vemos a simple vista.
    Lo mismo ocurre con casi cualquier otra persona de capacidades diferentes. Por desgracia o por suerte, o por las dos cosas, he conocido muy de cerca a una persona con discapacidad manifiesta a nivel físico y mental, y no es un ángel; no lo es sin duda.
    No es inocente. Es como todos, con el agravante de la disfunción neurológica que le puede llevar a no tener filtro, a no conocer la inhibición, a no sentir empatía en muchas ocasiones, en otras sí. No es fácil.
    No voy a exponer todo lo que sé sobre el tema, pero a todos nos pasa lo mismo. Somos títeres de las pulsiones.
    Aquello que decidimos, ocho veces de cada diez, se ha cocinado en la parte de nuestra mente de la cual no somos conscientes y a la cual obedecemos como el títere que levanta un brazo y después otro. Con el tiempo, a veces y sólo a veces, nos damos cuenta de que la fuerza que nos movía a pensar así o obrar así procedía de un lugar que está más allá de nuestra mente consciente.
    ¡Qué difícil para Dios juzgarnos siendo como somos! Sería como juzgarse a sí mismo, a su propia obra. Yo creo que a él le resulta más sencillo amarnos. Cuando amas a alguien, no lo juzgas; si puedes lo curas, o lo ayudas, incluso lo corriges, sin dejar de amarlo.
    Cuando leo a tantas personas preocupadas por la manera de pensar de uno o de otro, por la opinión sobre si Dios es uno o son tres, o sobre si hay que comulgar con la mano o con la boca, o... Me imagino a Dios haciendo que no con la cabeza y poniéndose la mano en la frente harto de tanto derecho canónico y tanta lógica escolástica.
    Si hasta podría ser, como decía Panikkar, que más allá de la vida los números no tuvieran sentido, ni uno ni tres! Los números, la abstracción matemática, puede que sean una característica de este universo que nos rodea donde todo se cuantifica, y quizá más allá no tenga sentido hablar de si Dios es uno o tres sencillamente porque el concepto de número no tiene sentido. Y como este detalle, puede que ocurra con muchos más! ¿Por qué separarnos por opiniones sobre lo que no podemos comprender?
    En cambio, lo que dice la chica de la entrada de hoy, esa respuesta, sí que la podemos entender todos sea cual sea el color de nuestra fe.
    Pero yo soy hereje. Mi Dios es el Dios de Spinoza (o casi).
    PRISCILIANO

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    1. Cada vez tengo más claro que no tenemos ni idea de quién es Dios. Y será mucho más sencillo.

      Todos tenemos nuestros tiempos.

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    2. Pues esta semana me ha tocado esta conversación. El padre anciano de un amigo se puso a las últimas el otro día, parece que levantó cabeza pero se ve que no será para mucho tiempo. Mi amigo va a la iglesia el domingo, mira el retablo, y esto de un señor con barba que nos espera al otro lado, con las personas que hemos conocido, como que no. No se me ocurrió nada, no sabía cómo arrancar, y él mismo empezó a contarme que se puso a pensar en que todo era cosa del amor... Seguía sin saber qué decir. A veces no dejo hablar a los que me hablan, estuve callado, escuchando. Empezó a contarme cómo admira a otras personas que perdieron a padres o hermanos, tras un período largo de sufrimiento, cómo veía lo que los querían... Se me ocurrió pensar aquellod de Dios es amor. Y al final, sin haber dicho yo gran cosa, va y me da las gracias. Dios debía de andar por ahí.

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    3. No tenemos ni idea pero no paramos de hablar en su nombre: patético.

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    4. No sé si lo ha entendido. Digo patético no hablar de Él, sino hablar en su nombre. ¿Quién puede? Creo que cae por su propio peso.

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    5. Peor es no hablar de Él
      También cae por su propio peso

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    6. Si no tenemos a punto el áuriga de la razón los caballos (las pulsiones, como dices) nos llevarán por donde quieran.
      Ya me cuesta a mí dominarme, imagina si tuviese una parálisis cerebral.
      Por experiencia te digo que no se comportan como inocentes, pero lo son.

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  5. Si el poema del anónimo no es para publicar, ¿ qué hago con él?

    Parece interesante..

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  6. Publicar, publicar, por si estaba fuera de lugar

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  7. Sobre qué (o quién) iba el poema. No nos dejes con la intriga 😁

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  8. C.S Lewis, poema Oración:

    Señor dicen que cuando parezco estar hablando contigo,
    Como no respondes es todo un sueño: uno imitando a dos.
    No les falta razón, pero no como ellos imaginan,

    Más bien, yo busco en mí mismo las cosas que quería decir, ¡y mirad!, los pozos están secos.
    Entonces, viéndome vacío, Tú abandonas el papel de oyente, y a través de mis labios muertos, respiras y pones en palabras pensamientos que nunca conocí.

    Y así, ni tienes que responder ni puedes,
    Pues mientras que parece que hablamos dos,
    Tú eres Uno para siempre,
    Y yo no un soñador, sino tu sueño.

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  9. La censura de mensajes ofensivos no sólo es legítima sino que también es conveniente (incluso, en ocasiones, necesaria). La censura de mensajes que no son ofensivos (ni maledicentes, ni mendaces) supone una merma a la libertad de opinión, de expresión, y de cátedra. Da igual que uno no comporta el punto de vista, es una mera cuestión de tolerancia y de "open your mind".

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    1. Ya. Totalmente de acuerdo. Pero "my mind is my mind". Repipi, don Merma.

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