A veces pienso que soy la tara desechada de otras vidas. Una especie de cosa que se tiró. No hay que avergonzarse de ello. ¿Qué idea tendrá de mi aquella mujer que me pidió un beso en una panadería porque me idealizó y después descubrió que uno no era nada ? ¿Qué pensará de mí aquel profesor que tocábamos juntos la guitarra al terminar el colegio y que un día lo despidieron y no volví a saber de él ? ¿Estaré en su memoria aún? ¿Estaré en la recuerdo de aquellos aventuras de alto riesgo , de personas de las que no estaba enamorado, y que mentí ? ¿Se acordará Matilde, la primera mujer que declaré mi amor?
Ese hombre de M. que me pidió 3.000 euros y nunca me devolvió- al final le escribí un watsap perdonándole la deuda que sabía nunca iba a cobrar.
Nos creemos que somos el personaje principal de la trama, Don Necesario, el palico de la gaita, pero la verdad es que somos somos como ese plátano lleno de moho que quedó olvidado en la despensa. O como esa botella de leche que caduca sin que nadie caiga en la cuenta. Del limón que fuimos ya sólo queda algo chungo de verdor de los hongos. Hicieron de nosotros un dios y nos nos perdonaron que no lo fuésemos. Está bien así.
No somos tan importantes. Nuestros padres nos quieren, nuestras parejas, nuestros hijos, tenemos un puñado de buenos amigos… pero para muchas otras personas sólo somos algo de usar y tirar. Algo para salir del paso.
Gracias a los años en este Barullo he aprendido que no hay que entusiasmarse con uno mismo. Van bien los haters que te insultan, te desprecian., te recuerdan tu verdadera condición. Lo escribo sinceramente. Deberíamos agradecer que alguien de vez en cuando nos diga lo que piensa de nosotros, aunque sea insultando. Aunque no sea verdad.
Con la madurez uno pierde el entusiasmo por sentirse alguien. Cuando grabé mi primer casete pedí 500 copias. Estaba convencido de que todas mis amistades, alumnos, padres, familia, lo comprarían. Me desayuné 475 copias. Una mierda.
Así se aprende. A la gente le importas nada. No eres tan bueno como crees.
A los afectos a veces llegamos con hambre y con prisa. Esa persona no tiene importancia, el intercambio no es tan necesario como pensamos. Estoy convencido de que muchas de las relaciones que he tenido y he conocido se basan en el instinto ciego e irresistible, cerrado sobre sí mismo, ese que se aferra a cualquier objeto para satisfacer la necesidad de ser querido, como sea, al precio que sea.
Si no, corremos el riesgo de llamar amor a cualquier cosa, del mismo modo que hemos terminado llamando cocinar a calentar un bocata en el microondas.
De todas formas, a veces aparece en el Bar Ullo algunas mujeres con las que pasé un tiempo maravilloso. O se presentan algunos compañeros que me contaban sus confidencias, o algunos conocidos que hasta me llegaron a llamar amigo.
Y eso no tiene precio.
Pero es así: Somos el desecho de otras vidas.
Paco Vives es un ser q se comía las tostadas de pan de 6 en 6 y parecía q tenía un placet de Escrivá para hacerlo como para evadir tanta carga teológica diaria y sobrellevar su día. Con mantequilla de Suiza.
ResponderEliminarAquí dicen “te parece que eres el clavico del abanico.” Hasta que no soñé, alrededor de la cincuentena, que no era la p***a p***a, a mí me parecía que si. Mí el abanico se iba a tomal pol saco. Al hilo, me acordaba del chiste del padre y el hijo que venden un saco patatas… “Padre, ¿qué le han dado por las patatas?” - “Veinte duros”. - “Y por el saco” - “Por el saco ya nos darán, ya”.
ResponderEliminarGracias. Muy buen comentario.
Eliminar"Nos creemos que somos el personaje principal de la trama, Don Necesario, el palico de la gaita, pero la verdad es que somos somos como ese plátano lleno de moho que quedó olvidado en la despensa."
ResponderEliminarOiga, eso usted. Su ciruelo es personal e intransferible.
Algunos somos más que necesarios. Y decir esto no es orgullo, es realismo contrastado.
Este último anónimo parece que se el A. Nónimo, autor del Lazarillo de Tormes.
ResponderEliminarel último anónimo es usted, bobo
EliminarUna amiga mía decía que algún día, en está existencia o en la de más allá, nos hemos de encontrar cara a cara con todas y cada una de las personas a quienes hemos molestado de una u otra forma. Yo espero ese día para poder pedir perdón, creo que será el único momento en que pedir perdón no podrá hacer daño a nadie, porque quien tiene que perdonar sabrá hacerlo bien, y quien tiene que pedir perdón lo hará con sinceridad y con plena conciencia del alcance del mal que hizo.
ResponderEliminarNo temo ese día, porque aborrezco de corazón el mal que he hecho, y también el que puedo haber hecho sin ser consciente de ello; yo ya no soy quien lo hizo, estoy del lado del que lo sufrió.
También espero encontrarme con todas las personas a quienes he hecho sentir bien.
También espero encontrarme con todos los pollos, vacas, cerdos, langostas, gambas, cabras, conejo, caballo, cabritos, canguro, avestruz, pavos, codornices, peces diversos... que conscientemente me he comido... para pedirles disculpas y explicarles que simplemente seguía las pulsiones de la ley natural en la cual unas especies se comen a otras.
Con los vegetales, de momento, no creo que sea necesario hacerlo.
Y abordando otro tema, pienso que toda persona es esencial, aunque sea cierto que aquello que hacemos apenas sea tenido en cuenta. Pero creo de corazón que aquello que cada uno de nosotros tiene que hacer en su vida, sea sencillo o difícil, sólo lo puede hacer cada uno de nosotros. Somos esenciales en el lugar donde estamos, y somos infinitamente queridos por algo que está más allá de todo lo que pueda concretarse o describirse. El efecto que produzcamos en los demás no es el valor que tenemos; aunque un día nos llevaremos una sorpresa cuando descubramos el efecto que hemos producido en cada uno de los demás.
PRISCILIANO
Le entrada se refiere más a la memoria de lo que dejamos en las personas.
EliminarPero pienso como usted que hay una comunión de los santos en la que creen muchas espiritualidades y religiones, el "hilo rojo" y otras . Y es cierto que "el efecto que produzcamos en los demás no es el valor que tenemos; aunque un día nos llevaremos una sorpresa cuando descubramos el efecto que hemos producido en cada uno de los demás".
También estoy convencido de que lo que entendemos por Juicio Final será un examen interior y personalizado de nuestros actos , respecto a nosotros mismos y a los demás, y todo en el mundo de la Gracia . De ese examen se darán dos experiencias: la del agradecimiento, y la del dolor.
Las dos serán intensísimas.
Lo siento, no soy capaz de razonarlo mejor - o sí, daría para muchas entradas.
La entrada me recuerda a una canción de Celtas Cortos titulada "Retales de una vida".
ResponderEliminarDe acuerdo pero la falta de amor propio bien entendido puede hacer pupa
ResponderEliminarSomos “restos de otras vidas” enlaza de alguna forma con la teoría de la reencarnación. Se ve que cada vez hay más casos serios y bien documentados, científicamente comprobados sobre este tema.
ResponderEliminarEntonces me pregunto: ¿somo restos mejorados o somos desechos de otras vidas?
Me cuesta creer en le reencarnación. No conozco esos casos "serios y bien documentados", aunque no dudo de lo que usted dice. Es más, personas como el doctor Enric Benito ,de prestigio en el mundo de la muerte y el final de la vida, cree en ella, y la defiende.
EliminarEs una teoría sugestiva. Quizás el hombre, mientras no se gane el Cielo, va "repitiendo curso", reencarnado en esta tierra, con mayor o menor sufrimiento interior en la medida en que esté más lejos o mas cerca de Dios. Prisa? La que uno tenga. Cuando uno ya se cansa de sufrir internamente, empieza a buscar a Dios y a pedir su Gracia y ayuda.
EliminarSi existiese reencarnación siempe seríamos el mismo número de personas en el mundo. O de seres vivos, si te reencarnas en un árbol o un elefante.
EliminarEs una teoría que tengo.
No, porque habría las almas "viejas" que (por sus merecimientos y por la ayuda Divina) ya terminaron su ciclo de reencarnaciones y se van al Cielo.
EliminarY habría las almas nuevas, creadas por Dios y que inician su ciclo de reencarnaciones.
En esa línea, se podría prnsar que la reencarnación ya ocurre a lo largo de una vida de modo constante; cada siete o diez años, nuestro cuerpo se regenera por completo. O, lo que es lo mismo, que nos convertimos en personas nuevas ya que cada célula de nuestro cuerpo se reemplaza por una célula nueva.
EliminarVisto así, uno ya durante una sola vida ya es un Alma que habita un cuerpo, y luego otro.
Cristo en la cruz no parecía muy dispuesto a reencarnarse.
EliminarRespecto a la reencarnación, cuando me preguntan, yo siempre contesto lo mismo. Que no creo que haya.
EliminarPor qué? Porque me niego.
No lo sé explicar mejor.
Anónimo 19:51, yo tampoco imagino a Jesús reencarnandose. (Segun esas teorías) reencarnación solo la necesitaría quien aún no está listo para ir al cielo. Alguien decía que la reencarnacion sería una modalidad de purgatorio.
EliminarUn amigo me contó que durante un viaje en avión, se produjeron una torbulencias de mil pares de cataplines. Los pasajeros, y entre ellos mi amigo, pensaron seriamente que se iban a freír espárragos.
ResponderEliminarMi amigo (soltero en aquella época) me dijo que aceptó su destino con total resignación. Además era creyente, por lo que terminar su vida terrenal tampoco era su final... Sin embargo, me dijo que se puso tristísimo, no por morirse, sino porque en ese momento se dio cuenta de que si se acababa su vida en ese momento, el mundo/la humanidad no se habría perdido absolutamente nada.
No es exactamente lo mismo sobre lo que reflexionas en la entrada, pero tiene cierta relación.
Muy interesante. Gracias.
EliminarLo peor de irse es que alguien te eche en falta…
EliminarMe siento identificado
ResponderEliminarA ver, un compañero tuyo del trabajo (profesor de inglés de color, para más señas), en una ocasión reprendió muy seriamente a un compañero de clase al que sorprendió matando una mosca (estoy hablando de 5°de EGB o un curso parecido). El motivo de la bronca, según él, es que no teníamos ni idea de cuál sería nuestra próxima vida, igual nos tocaba reencarnarnos en una mosca, por lo que no estaba bien matarlas. El descojone de la clase fue unánime y las carcajadas aún resuenan en los Hexágonos... y eso que el profesor tenía malas palgas (se rumoreaba que había pasado por la Marina americana). Dejando de lado la guasa y el choteo que ha quedado indeleble en las mentes de nuestra promoción... siempre he recordado este episodio con simpatía: por la "flexibilidad" de esta escuela del Hockey Real Club de Polo con las "heterodoxas" creencias de un integrante de su staff. No sé, me parece un bello ejemplo de tolerancia en los años ochenta.
ResponderEliminarMr Francis, que tenía un pelo de cojonera muy principal, me da que se cachondeó de ustedes vosotros.
EliminarYo llegué a colar - entré cojeando - que me estaba saliendo el huevo del juicio.
Gente como Sans Segarra creo que católico sincero y haciendo un buen trabajo de defensa de la vida eterna desde la ciencia y la física quantica, defiende la reencarnación.
ResponderEliminarLo que explica Sans Segarra es muy interesante a la par que revolucionario. Por cierto, alguien sabe si juega en los Chicago Bulls (o, cuando menos, simpatizante)?
ResponderEliminarNo solo eso sino que te cambia la perspectiva de la muerte hasta para un Betico. Te hace ver el tránsito quitando el velo del miedo como un continuum. Y de manera científica aunque todos sabemos que es de manera católica pero lo hace de manera sabia dirigiéndose al ateo.
EliminarSi me permite Sanyi, no se trataría siempre de las mismas almas, sino de ir renovando a medida que van desapareciendo cuando ya han hecho y completado su camino terrenal. No me imagino pues, en ese caso, un reencarnación interminable, simplemente ciclos finitos y limitados en función de cada uno.
ResponderEliminarCada nacimiento bien podría ser una vida realmente nueva o una vieja. Por teorizar que no quede. Qui lo sa…
En los Tozalitos dicen que hay una familia que le gusta poner un hilo musical en las mañanas de julio para toda la calle con canciones de los Pecos desde las 7 de la mañana. Que les llevan a Dios.
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