jueves, 11 de mayo de 2023

HAVE I TOLD YO LATELY THAT I LOVE YOU.

Hay canciones que nos alcanzan muy dentro por lo  que  llegan a conmovernos ; no sirven para saber, sino para conocernos. En cuestión de afectos la música es mucho más precisa que el lenguaje. 


Al menos para mi.


A uno la música no le provoca sentimientos, sino recuerdos de sentimientos. Por eso Ilsa , en la película Casablanca, le pide a Sam que vuelva a tocar aquella desgarrada canción, que le recuerda lo que un día sintió por Rick.


Cada vez que escucho I have told yoy lately that I love you, en la versión de Van Morrison , me rompo. Me recuerda a mi y a  Dios. Siempre.


"Te he dicho últimamente que te amo?...¿Te he dicho que no hay nadie más por encima de ti?  Llenas mi corazón de alegría, quitas toda mi tristeza, alivias mis problemas, eso es lo que haces. 


Para el sol de la mañana  todo es gloria, cumple con el día con esperanza y consuelo también. Tú  llenas mi vida de risa, de alguna manera la haces mejor, Alivias mis problemas, eso es lo que haces. 


Hay un amor que es tuyo y mío, como el sol. Y al final del día, debemos dar gracias y rezar, a Ti. A ti.


¿Te he dicho últimamente que te amo? ¿Te he dicho que no hay nadie más por encima de ti? Llenas mi corazón de alegría, quitas toda mi tristeza, alivias mis problemas, eso es lo que haces. 


Hay un amor menos definido, y es tuyo y mío, como el sol. Y al final del día, debemos dar gracias y rezar, al uno, al uno. 


¿Te he dicho últimamente que te amo? 


Ayer por la noche tuve una tertulia musical , guitarra en mano, con el grupo de  personas discapacitadas que conté ayer. En varias canciones algunos de ellos lloraban de una manera muy sincera. ¡Y no porque uno cantara mal!, o sí, da igual.  La capacidad de llegar la música a todos, incluso a cuerpos con las conexiones cortocircuitadas  es algo a lo que uno no se acostumbra.


Mi tía Milagritos, que era una mujer Down profundísima, se estaba horas en su particular cielo escuchando en sus cascos jotas navarras. También lloraba.


Todos tenemos nuestras canciones. Todos.


Mi padre jipaba, había que ver a ese hombre, escuchando "La paloma".


Todas esas canciones que quedaron allí dentro, como un pingajo de fruta en las encías. Como una hebra que tratas de sacar con la punta de la lengua,  y que no hay forma que se vaya. 


Yo creo que con frecuencia cantamos, sin darnos cuenta, a la vida arrebatada. A las pérdidas.  Escucho esta canción y rezo. He perdido a mucha gente que he amado  y ahora tengo miedo de que los que tengo a mi lado se vayan. Me hago viejo. El alcohol y las drogas son malas, pero peor es la tristeza, que es algo de lo que uno nunca se harta. 


He aborrecido los Jacks Daniels, las ginebras y los rones, he aborrecido los vermús y otras cosas, incluso el sexo, el mío, pero jamás he aborrecido las canciones tristes, arrastrando su cuerpo de delfín  moribundo sobre mi corazón de arena. Trato  de devolverlo al mar, pero ahí sigue, inamovible y despellejado, sobre la playa blanca de lo que fui. 







5 comentarios:

  1. Hola Suso, ¡ Que casualidad ! hablando con amigos sobre que canción nos gustaría que pusieran cuando muriéramos y se reunieran los que aún seguían en este mundo para celebrar la vida y anécdotas del que se fue, ESA es la canción que yo dije que me gustaría que pusieran !! de hecho se me saltan las lagrimas cuando la oigo. Un abrazo

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  2. Pues yo quiero que en mi funeral suene la canción de Cold Play, “Viva la vida”.

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  3. Pues yo quiero una de "Los Chichos". La de "Si me das a elegir". Es mi canción :).

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