JAN TWARDOSWSKI. EL CURA POETA.

He descubierto a un cura polaco,  Jan Twardowski. Un poeta. En Polonia se decía  que "nos sentimos orgullosos de Szymborska, admiramos a Rózewicz, nos encanta Miłosz, pero a quien amamos es a Twardowski  porque es el único poeta polaco al que se puede amar" .  Su popularidad  se debe a su estilo directo, claro, sincero, vivo. Sus comparaciones y metáforas  sorprenden y sacuden al lector, ¡ y de qué manera! 

¡ESPERA!

«Cuando reces, debes ser capaz de esperar:

todo lleva su tiempo,

bien lo saben los profetas;

(…)

no reces, si no sabes esperar».

CUANDO DICES

No llores en tus cartas,

no escribas que el destino te dio una patada;

nada en este mundo carece de salida:

cuando Dios cierra la puerta, abre una ventana;

respira, observa:

de las nubes están cayendo

pequeñas y grandes desdichas, imprescindibles para ser felices;

de las cosas corrientes aprende su calma

y olvídate que eres cuando dices que amas.

"Démonos prisa en amar. Démonos prisa en amar, la gente se va pronto. Y solo dejan sus zapatos y un teléfono mudo. Lo importante es tan veloz que sucede de repente, y luego un silencio normal y, por tanto, insoportable cuando pensamos en alguien y nos quedamos sin él. No estés tan seguro de tener tiempo, pues lo seguro es inseguro... Desaparecen tan pronto como calla el tordo en julio, como un sonido algo torpe o como sorda reverencia. Para ver de verdad cierran los ojos. Amamos siempre poco y demasiado tarde. Démonos prisa en amar, pues la gente se va muy pronto y los que no se van no siempre vuelven. Al hablar de amor, nunca se sabe si el primero es el último o el último, el primero".

"Me pregunto. Cómo simplificar todo para llorar. Cómo no buscar otro yo (...) Cómo tapar una mariquita con la mano (...) Cómo acercar a Jesús a todos aquellos que tienen la conciencia confundida".

Así escribe el cura poeta.  Uno  deja de leer y mira por la ventana. Casi no puede continuar después de esta andanada. Y piensa que es muy difícil mantener esta tensión.  Y sí, lo hace.

Los poemas del padre Twardowski, sencillos y conmovedores- se entienden. Este hombre trata de ensañarnos a  tener compasión. Casi hay que pellizcarse para creer tal cosa en este mundo. Nos enseña que la bondad acabará triunfando y uno no quiere que esta película acabe y eso que acaba de empezar. 

"Cómo acercar a Jesús a todos aquellos que tienen la conciencia confundida». Así de bueno, así de sencillo- como esos pobres que amaba el buen Jesús-  así  de potente. Hay esperanza en el mundo: «No tengas miedo de caminar sobre el mar, de una vida frustrada, de todo lo mejor, de la suma exacta de datos inexactos, del amor que no es para ti, de no esperar a nadie. En estos tiempos inhumanos, hunde tu oreja en la almohada, porque todo lo que nos pasa viene de fuera».

"No quiero una silla con almohadas, una estufa, una pala o un cubo. Ni reloj, dinero o un maletero (...) Pero, por favor, San Antonio, devuélveme mi taza con una sola asa".

Combatiente en el Levantamiento de Varsovia, después de la II Guerra volvió a escribir la poesía de sus tiempos escolares. En 1948 fue ordenado sacerdote luego de haberse inscrito en un seminario clandestino cuatro años antes. Un hombre y un sacerdote  cuyo mayor talento era su capacidad de llegar con la palabra escrita a la gente normal. 

Twardowski como la alegría de la vida normal. La gente , harta de esa literatura que trata de humillar a las personas y limitarlo todo a cuestiones materiales es la que disfruta de la poesía del padre Twardowski. 

En Netflix hay un documental maravilloso " Jan Twardowski : el cura poeta".  Me lo agradeceréis. De nada.