Cuando dejé de jugar en la Jugoplástika me encontré en otro mundo. Tanto, que una vez que fui con Manuela a abrir una cuenta corriente, el director de la Sucursal le llamó después y le preguntó:
- ¿ Te fías de este tío?
La razón era que hice unas preguntas que al hombre le dio la impresión que había estado años en la cárcel - así se lo dijo. No sabía que era el euribor - dije que sonaba a medicina - , y comenté que era la primera cuenta que abría en mi vida. Tenía cuarenta y tres años.
Y uno de los encargos que dio antes de morir a una cuñada fue " cuida de Suso, Échale una mano en su vida doméstica. Es muy despistado. Es un desastre". Y así lo hizo hasta que vine a Galicia. Nos escribimos a diario.
Viene a cuento la historia sobre un tema que siempre me ha parecido un misterio en los hombres: la panfilez. Y mucho más el pánfilo en el rural. Esos tíos que que son seducidos por una pizpireta neumática e hipermástica colombiana- normalmente de Pereira- rescatada de el Club Ladilla's . Hubo una época que era una epidemia. El solterón senil, dueño de tierras u otros bienes, que para desesperación de sus herederos se los va traspasar al putón verbenero , que les llama «papi», o a la masajista que se dice de Canarias- es cubana- que le llama «amol», y le tiene loco.
Los hombres somos muy moñas. Y ellas lo saben. He conocido supernumerarios con hijos, la mujer piadosa y muy de Medjogorne , que han dado el salto de la rana por dos tetas que pasaban por allí ...para quedarse pajarito poco tiempo después.
Lo que no he conocido nunca es el varón que es estafado por por una miss Universo que dice vivir en Ulan Bathor y que les escribe mensajes diciendo que le tiene loca , que tiene puntuales problemas de liquidez, pero si le envían el dinero para el billete de avión irá en seguida a follar eternanante
El hombre , en cosas del querer, necesita ver físicamente, y palpar. Excepto cuando es cosa de dinero. A los hombres se les suele engañar con el anzuelo de la pasta : un alguien forrado de Ghana no puede sacar diamantes de su país, debido a fastidiosas trabas legales, pero con la ayuda económica de un cándido sujeto podrá trasladar esa fortuna a un banco occidental, y entonces la compartirá con él al cincuenta por ciento. Esta historia, con múltiples variantes, funciona con no pocos varones Urelles con la mente achicharrada por la codicia.
Con las mujeres- ignoro la razón- el tema suele ser sangrante, surrealista, patético. Leí en el Confidencial que un hombre estafó a una mujer haciéndose pasar por un astronauta que necesitaba dinero "para volver a la Tierra". Es de no creer que alguien pique ese cebo.
El caso es que con más frecuencia se habla de mujeres que en las redes sociales creen haber ligado con el mismo Brad Pitt, que las encuentra fascinantes y quiere conocerlas, pero antes hay que enviarle –porque la bruja de Angelina le ha bloqueado las cuentas bancarias— una transferencia, para que pueda tomar un avión y correr a sus brazos.
A veces estos fraudes crueles, devastadores para la autoestima de las víctimas, terminan en tragedia, como en el caso de Morata de Tajuña, donde dos hermanas, que creían cartearse con dos apuestos oficiales del ejército norteamericano destacados en una base de Irak se endeudaron para socorrerles y han sido asesinadas por su acreedor, caso del que ha informado la prensa estas últimas semanas.
Y en su ensoñación estaban tan convencidas que a cualquiera que le daba razones de su locura- el director de la sucursal bancaria - les contestaban " tú te lavas la boca para hablar de él , y obedece, ¡coño!".
Todo esto da mucha pena. Nos creemos cualquier cosa. " Miénteme, dime que me quieres" , le pide, Sterling Hayden a Joan Crawford en Johnny Guitar.
Un astronauta ruso varado en la Estación espacial Internacional, en órbita a kilómetros de distancia de la Tierra, contacta por medio de Tinder con una pobre mujer que vive en Higashiōmi, una ciudad de 120.000 habitantes en el centro de Japón, y comenzaron a charlar hasta que le convenció de que estaba enamorado de ella. No puede volver a nuestro Planeta –porque la agencia espacial rusa está en quiebra— si ella no pagaba el coste del combustible del viaje de regreso: 30.000 euros.
Enternece pensar en esa mujer, junto a la ventana, escrutando el cielo nocturno, fantaseando con su astronauta enamorado en su lejana Estación, susurrando su amor.
El amor es tan hermoso que muchas veces resulta imposible. Y ella se moría esperando a su astronauta , como un nardo de plástico.
" le pide, Sterling Hayden a Joan Crawford en Johnny Guitar."
ResponderEliminarMe parece que ella se lo pide a él, no al revés .
El pensar que te quieren, es muy adictivo.
Parte de aguantar tantos años jugando fútbol, para muchos, fue porque pensaba que eran queridos. Incluso cuando se echa la vista atrás y se rescata algo, suele tener que ver con el afecto o el cariño.
McC
Él le dice a ella " miénteme, dime que me quieres"....y ella se lo repite.
EliminarPues tienes razón. Qué cosas. Lo recordaba al revés.
EliminarRecuerdo que cuando íbamos a jugar a fútbol a miralbueno a las afueras de Zaragoza, uno de los sancho Gargallo, del que ya se ha hablado aquí, el que tenía la llave del armario con las bebidas del fundador, decía: “ yo solo voy si me lleváis la petaca con cognac del bueno y nos cogemos la cogorza antes de que termine el partido”. El tema es que el cura de Miraflores le decía que si y volvían pedillos del partido.
ResponderEliminarMarlies moría por el frutis paradise. No lo olvidemos.
ResponderEliminarBueno, recordemos algo amigos que nadie quiere recordar y que es una honra a la verdad: el Palmeiras FC fue y ha sido durante años un club de alcohólicos anónimos sin problema. La verdad. Día tras día. Se bebía como si no hubiese mañana y la gente se refugiaba en el etílico. Punto.
ResponderEliminar...el fútbol, redentor de to do mal, en aquellos días.
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