viernes, 10 de marzo de 2023

LA LLAMA ENCENDIDA. UNA OBLIGACIÓN. UN MANDATO.

Alguien dijo "vamos a tener que acostumbrarnos a vivir en un mundo si  maestros". Pienso que no. Hay maestros anónimos por todos los lados, sólo que no sabemos mirar.


Por las mañanas, camino del gimnasio, escucho la radio. En realidad, voy sintonizando distintas emisoras y hago un turmix de noticias y  de música, evitando los anuncios. Las tertulias no las soporto. Sólo alcanzo a captar con nitidez Onda Cero y la Cope. Y todos esos tertulianos me parecen nada, vacío, palmeros de lo suyo, gente de una mediocridad de comentarios de Pantene. Y, sobre todo, a sueldo. No me gusta la gente que cobra por hablar. De bastantes de ellos tengo una opinión porcina.


A lo mejor es uno, que vive en el oscuro mundo del ayer fascista.


Pero fuera del coche, camino al gimnasio , veo otra gente. No es la tribu política, esa que no para de dar el coñazo con el "Estado del bienestar" -ahora es el "Estado Providencial" ( ese amoroso que nos mima y  nos cuida, que trata al votante como un bebé). Es la gente que curra, que día a día está en la calle, en el autobús, en el campo, camino de la escuela, abriendo la tienda, o atendiendo en el bar.


No creo que ninguna de esas personas asistieran ayer a la manifestación del día de la mujer. 


Esa gente es ejemplar. Nadie lo diría. Vive la vida sin paños calientes, sin contemplaciones, a porta gayola. Tratando con respeto las cosas de su oficio. No insulta. No grita. Nada que ver con las tertulias que escucho, los políticos que abren los telediarios. Un líquido amniótico en el que prolifera el narcisismo, la chatarra retórica. 


Sí, esas personas sobreviven en medio del lodazal como las florecillas blancas que florecen después de la lluvia aquí, en el Salnés.  


El optimismo es una obligación moral. Y para mi  un mandato. Hay que protegerlo , como la llama de la película "En busca de fuego" , que nadie estaba seguro de saber prenderla , y se creó el encargo de protegerla y entregársela encendida a otr@


A la  salida del gimnasio , algunos días, tomo una caña con un policía nacional. Es un hombre bueno, listo, pero duro. Cuenta cosas de su trabajo muy chungas. Está en la comisaría de una de las ciudades más conflictivas de la provincia. 


Un día le dije :


- Lo que te pasa es que estás en una trinchera donde sólo ves mierda: gente que denuncia robos, maltratos, drogas, contrabando...pero la mayoría de la gente no es así. La mayoría de la gente es  como tu mujer, como tu familia , como  tu madre, como los que nos rodean en esta cafetería ...


Para mi sorpresa, al hombre - es un armario-  se le humedecieron los ojos.


- Perdona, no quería...


- No, es que mi madre murió hace un año y tuvimos la misa aniversario ( aquí, en Galicia , esa misa se vive mucho, y muy intensamente), y mi madre era así, era muy buena mujer. Nos dio su vida para que saliéramos adelante.




2 comentarios:

  1. Lo del policía fornido, en mi pueblo, se llama cagada11 de marzo de 2023, 0:22

    No sé porque pero en este blog siempre salen las madres, por una razón o por otra.

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  2. Es verdad. Ya verás mañana.
    Gracias por leerme.No puedes no hacerlo.

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