miércoles, 19 de abril de 2023

AGUA ESTANCADA.

Una mañana me llamó por teléfono la mujer de un señor que , por circunstancias ajenas a mi voluntad, yo conocía mucho , y bien. Ella creía que yo tendría cierta ascendencia sobre él. La verdad es que era un tipo de los más raros que he conocido, con un carácter lleno de recovecos y oscuridades, y muy difícil de conocer.


Tal vez ni él mismo se conociese.


En lo suyo profesional  era persona que había ocupado un altísimo cargo en una  multinacional, y ya jubilado, pertenecía al  Consejo Social de la Comunidad Autónoma, una especie de viejos expertos de la tribu local   que ejercían  de asesores consultivos del presidente de la Comunidad Autónoma.  Quiero decir que era un tío muy muy, pero que muy muy. 


Yo lo trataba, aunque a ese hombre, insisto, no creo le conociese nadie. William Blake dijo que  «la persona que jamás cambia de opinión es como el agua estancada: su mente cría sabandijas».


Bien, pues esa persona era nuestro amigo. Nunca había cambiado de opinión. 


Un  detalle que lo define. El marmolillo tenía la costumbre de salir a correr todos los días. Realizaba siempre, a la misma hora, el mismo recorrido. Sus zancadas eran siempre de la misma longitud. Toda la liturgia diaria era calcada semana a semana, mes a mes, año a año. Un día le pregunté cuánto tiempo corría.


- No lo sé.


- Bueno, cuántos kilómetros.


- Tampoco lo sé....yo cuento los pasos , todos los días doy 4.550 pasos. 


O sea, el tío no corría, contaba. 


Su mujer comenzó un tanto nerviosa:


- Me han dicho que tú conoces a mi marido muy bien. 


- Bueno....no sé .


Te voy a dar un consejo, ¡no te cases!, ¡ no te cases nunca!, ¡ es una trampa!, ¡es una trampa!


Y rompió a llorar.


Estaba claro que la llamada la provocaba un estado de depresión.


- No sé cuánto conoces a mi marido, pero todo es mentira. ¡Todo!...¿ a que no te cuenta que me pega?...me da una palizas de vez en cuando que me deja marcada durante días, y no puedo ir al médico, ¡ no puedo!...¿ cómo ir a Urgencias si  soy la mujer de...?


- Señora....no sé qué decirle...¿por qué no se separa?


- ¡Es una  trampa, es una trampa!.


Al parecer, este hombre cada vez que daba una paliza a su esposa , arrepentido,  le hacía un regalo muy especial. A ella le gustaba cantar al estilo de María Dolores Pradera. Pues bien, el tío le contrataba tres guitarristas sudamericanos ,  un teatro de la ciudad ( no un local, ni un pub, ni siquiera un auditorio de  la Caja de Ahorros) , ¡todo un teatro! Y la señora se pasaba unos meses ensayando y daba un recital.


Le pregunté , la curiosidad mató al gato, cuántos recitales llevaba  cantados en su currículum.


- Seis.


Aluciné. No está mal. Mucho le debían gustar las palizas para que luego aceptase cantar eso de :


Sufro la inmensa pena de tu extravío

siento el dolor profundo de tu partida

y lloro sin que sepas que el llanto mío

tiene lágrimas negras,

tiene lágrimas negras,

como mi vida.


Quedamos que no le diría a Tyson nada de esa conversación. 


Cuando hablé con él dejé caer, sutilmente:


- Oye, de tu mujer nunca me has hablado...¿ qué tal? ( y arqueé las cejas, rollo Groucho Marx)


- Un cielo. Doy muchas gracia a Dios por la mujer que me ha dado. Una madre  y una esposa maravillosa.


Le iba a preguntar " me han dicho que canta muy bien", pero me pareció , no sé, como que no.


Años después , muchos años después, me lo encontré corriendo su paso cuatro mil y poco en el parque , iba el hombre abotargado y quedamos a comer con su mujer en un restaurante. En un club de golf .  Me vestí de señor de la derecha "bian" de ese Valladolid rancio. Me faltaba de vestuario un galgo afgano.  Por supuesto, era un restaurante que pensé obligaba a disfrazarse con cierto charme, que diría don Fidel Sebastián. Acostumbraban  a comer allí todos los días. Supongo que comerían siempre en la misma mesa, en los mismos platos,  con las mismas copas, y el mismo camarero... y que el tío contaría las veces que movía el codo cada vez que sorbía la sopa.


Parecían llevarse bien. No pregunté si había dado recitales la señora durante esos años.




3 comentarios:

  1. Menudas historias más alucinantes que ha vivido Usted. No se puede decir que haya tenido una vida aburrida.

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  2. "me han dicho que canta muy bien"… a pesar de lo trágico de la historia he soltado una carcajada. Un perro grande y adiestrado… y no se le acerca de malas.

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