lunes, 24 de abril de 2023

DE TI DEPENDE HACERLO INOLVIDABLE.

Como sabéis, cada  lunes  voy a la Cruz Roja y colaboro como voluntario. Allí me  entregan un listado de personas mayores que viven solas, o no,  y que son usuari@s de un medallón de asistencia domiciliaria.


De vez en cuando os he contado alguna buena historia de esas llamadas. Pero lo que me llama mucho la atención es la cantidad de personas mayores, muy mayores , que viven en Galicia. Y son biografías de una intensidad maravillosa. 


O sea, vivo en lo que se llama la  «zona azul del planeta » , esos lugares  donde se vive mucho más que en el resto del mundo. Dicen que eso sucede porque se dan unas condiciones. 


En esas conversaciones - llevo ya más de dos años de experiencia telefónica, que no es moco de pavo-  me pregunto "¿Qué es lo que le impulsa a esta mujer cada día para levantarse de la cama?», "¿Cómo es que puede tener tanta energía?" . "¿Por qué tiene tantas ganas de vivir?" . Y te das cuenta que  hay un algo que se repite siempre   en estas entrevistas , y es: "Yo tengo  una vida que merece la pena. Estuve aquí, allí, me casé con esta persona, tuve hijos..." O sea, tod@s tenían una razón de vivir, un propósito de vida. A veces parecía que hablaban de una  misión.


A uno le han hablado mucho de vocación. Y uno mismo ha soltado unos rollos alucinantes sobre  el tema. Pero  hoy entiendo que vocación es   aquello que da  sentido a nuestra vida. 


Hay personas que nacen prácticamente con ese sentido vocacional  y que de muy pequeños te dicen : "Yo quiero ser médico", "Yo quiero ser sacerdote", " yo quiero ser pintor" y lo acaban haciendo.  Pero lo normal en las vocaciones es que sean un proceso de búsqueda y un proceso que puedes tener más de uno a lo largo de la vida. 


Puedes tener una vocación  hasta los dieciocho años y, de repente, entras en la universidad y te iluminas y ves que es otra cosa donde el mundo te necesita. Pienso que la vocación es una pasión , ese talento que tú descubres dentro de ti, que es útil al mundo y que puede ser el motor de tu vida. Y en muchas personas acaba siendo incluso su profesión.


Pero eso lo pienso hoy, después de tanto ir y venir, de acertar y equivocarme. 


La vocación, esa pasión  adictiva y vital, es sobre todo muy importante en la fase final de la niñez. Los chavales  ya están naturalmente conectados a su pasión , que es vocación ,  porque no tienen tantos filtros como tenemos los adultos. Nosotros siempre hacemos cosas en función de las expectativas de los demás y queremos agradar a nuestros jefes, a nuestra pareja, a nuestra familia, a nuestros vecinos. 


Los niños son mucho más espontáneos y están conectados a lo que llamamos vocación , porque cuando tú ves un niño o una niña ya ves exactamente cómo son: el que canta, el que es más físico, el que le gusta encerrarse con su libro, el que es más soñador, el que inventa historias, el que discute, el que imita y  disfruta haciendo reír.  


Todos nacemos con una conexión muy fuerte con respecto a nuestras motivaciones, a nuestra pasión, a nuestro propósito vital. Y eso lo vamos perdiendo con el tiempo porque nos van adiestrando con objetivos académicos, con objetivos sociales, con presión por parte de la familia, de los amigos, querer ser como ellos. ¡ Qué pena es@s que su ideal es ser funcionarios. Ponerse una argolla al cuello de por vida hasta la muerte.


La adolescencia es un punto muy delicado en todo lo que tiene que ver con la vocación , porque tú te puedes encontrar con diecisiete o dieciocho años y tienes como un par de semanas, prácticamente, para decidir tu vida, porque vas a llenar una lista de posibles carreras, a ver si te aceptan y los "numerus clausus" y todo esto, sin saber muy bien qué cojones hacer. En un momento que hormonalmente vas superchutado , en el que es más propio estar enamorado o pensando en viajes o en otras cosas, o en la música, que en decidir aquello que vas a estudiar y aquello en lo que vas a trabajar y que va a marcar toda tu vida.


Pero, en fin, qué más da, si es vocación, será. Llegará a su manera. Siempre.


Hay una viñeta de Charlie Brown y amigos que me pareció genial. Se ve a Charlie Brown y a Snoopy en un embarcadero delante de un lago. Y Charlie Brown le dice a Snoopy: "Snoopy, ¿eres consciente de que algún día moriremos, verdad?". "Sí", dice, "pero el resto de días no". 


Ese resto de días es la esencia de toda vocación . Saber que tenemos esto y que tenemos este momento y que de nosotros depende hacerlo inolvidable.




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