Leí un reflexión de un sevillano sobre Nueva York que decía, "lo mejor de Nueva York es volver a Sevilla".
Nadie sabe lo que es vivir hasta que no descubre que lo mejor de esta vida que se nos ha dado es volver a casa. Estamos regresando de muchas maneras. Regresando a la infancia. Regresando a nuestro hogar. Estamos volviendo a empezar. Toda nuestra vida es un ciclo misterioso de muchos desprendimientos hasta alcanzar la desnudez del niño que fuimos. Todo lo demás es perderse en el laberinto.
Últimamente lloro por nada. Debe de ser la edad. Escucho una canción, veo una película, atiendo un detalle , y se me humedecen los ojos. Es difícil no verme llorar a mares escuchando We praise thee , de Chesnokov. Que bien de mal lo paso.
Hay una imagen en la sacristía de Santo Tomás Becket, que es la parroquia de Caldas de Reis. La primera vez que la vi me conmovió. Es un Cristo con una llaga en la cara. El beso de Judas. ¿ Cuántos besos de esos no le habré dado yo a Jesús?
Yo no sé rezar. Sé pedir perdón . Soy un hombre que escuchó una vez a mi padre decir a mi madre "¡ qué ganas tiene de portarse bien, el pobre! Pero se me atasca la Fe y no me fluyen las plegarias, que me duran muy poco. Soy de aquellos que han buscado la mirada humillada del hijo de Dios prendido, el cristal purísimo de sus ojos abatidos, el fatigado caminar de quien va derecho hacia la muerte en la Cruz, y que me acerco y le beso . Y Él calla. No pone cara de asco a ese cerdo que soy yo. Soy de aquellos que beben los amargos lapos del desaliento y de aquellos otros que perdieron la cuenta de las veces que le abandonaron.
Tengo miedo. Sigo andando lentamente en la memoria temblorosa de un pasado que me agobia, no tengo más jardín que los que cultivaron otros , soy de los que vienen con un cuerpo que ya no es el suyo, los que siempre estamos cubiertos por una permanente niebla de invierno, el que sigue detenido en la raya del amor oscuro que nunca fue . Soy de esos que tragan su tristeza como un pez muerto nadando en mi pecho.
Ahora te toca a ti Señor. Te toca infundir consuelo a este pobre desgraciado que llega sin nada que ponerse, sin que su esperanza haya encontrado en el ropero de su alma el consuelo de un algo que ponerse. Cuando vi tu imagen en esa sacristía sentí una punzada de dolor y ansié posar mi mirada desvaída en esa yaga. Y te dije "perdóname". Tú que, como esa noche, siempre estás quieto, no te mueves, no bendices, no sonríes, no abres los brazos, no levantas la cabeza … sólo callas. Y esperas.
Yo, el mismo que a veces, a mi conveniencia establezco a capricho una excedencia de cupo en las líneas del Credo. Yo, el mismo que golpea con mi mano el pecho de otro para que no me duela la culpa. Yo , el mismo que en el Padrenuestro dice “…así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”… y enveneno el pan de tu palabra , sin pararme a saber quién es el otro. Yo , que me paso la mano por el corazón y me corto.
Yo pecador me confieso mudo, ciego, sordo, paralítico, enfermo.
https://www.youtube.com/watch?v=zf1X7ppZiIQ
ResponderEliminarBach...un ocho mil
EliminarYo soy como Pedro; mucho peor que él; no hubiera dejado a Jesús morir en la cruz, y hubiera sacado mi espada para impedirlo; y ni el propio Jesús me hubiera convencido para volverla a guardar. Odio la cruz, cualquier cruz. Odio el dolor. Y odio la guerra. Glorificar el dolor o la guerra me parece una blasfemia. Odio el odio a cualquier ser humano. La vida tiene que ser un combate contra todas las cruces, contra todas las crucifixiones. Ningún Dios bueno tiene que necesitar la crucifixión de nadie para redimir nada; porque crucificar es matar a una persona. A los crucificados los crucificaban desnudos, despojados de todo; también a las mujeres, aunque a ellas las colgaban de espaldas porque los soldados romanos no querían ver sus genitales. No se puede adorar algo así. Cualquier cruz es un objetivo a eliminar. Por eso no me puedo comer a Jesús en la eucaristía, porque no formo parte de esta fe. Sin embargo, lo verdaderamente importante es que tanto los que adoran el árbol de la cruz como los que lo ven como yo, queremos lo mismo: combatir el mal, repartir amor, acabar con el mal de una puñetera vez. Cambia sólo la forma de verlo. Quizá algún día todo se vea más simple. Quizá algún día, a los enfermos y descreídos como yo se les aconseje comulgar para curarse; las normas cambian sin que lo haga lo esencial. Pero hoy por hoy no puedo pronunciar las lineas de credo. Aun y así, él tampoco pone cara de asco al cerdo que soy yo, y no sé por qué, pero le siento más cerca ahora que cuando todo parecía canónicamente correcto.
ResponderEliminarPARACAIDISTA CON VÉRTIGO
Y sin dolor, cómo me despertaría?
ResponderEliminarClaro, claro... y sin dolor, ¿cómo combatiría al dolor, como me sabría su enemigo? Pero el caso es que la única actitud honesta ante el dolor es luchar contra él, aunque para saber que debo luchar contra él, para declararme su enemigo ontológico, para negarme a glorificarlo, me ayude el horror de experimentarlo.
Eliminar¡Esa es precisamente la trampa de la vida!
ResponderEliminarLa Fe es sólo un placebo.
ResponderEliminarEs tu opinión. Algunos pensamos otra cosa. Y algunos ni siquiera piensan: suspenden el juicio
EliminarPienso que la religión, al menos la católica, cree sólo en Misterios. Y o se cree o no se cree.
ResponderEliminarMisterios como Ia Eucaristía, los Sacramentos, la acción del Espíritu Santo en las almas...
¡La Fe es eso!
Todo lo demás que tratamos es sociología, antropología, política...
No se nada de nadie y ni yo me entiendo.
ResponderEliminarEn mi experiencia, si me abro al dolor, sentirlo plenamente, es la única forma que no me atrapa. No resistirme. Es lo que es. Respiro, dejo que gane y notar como cambia porque va cambiando en matices e intensidades. Sin sentir pena por mi. Si me contraigo, si me protejo, si lo saco de mi mente, me convierto en un juguete suyo. Aceptar. Aceptar. Aceptar. Sin reaccionar. Me evito un encarnizamiento conmigo.
Me he equivocado muchas veces con mi idea del bien para defender una idea, situación, bien, daño… Lo voy adoptando todo y sigo.
Gracias Suso, no eres el único
ResponderEliminar