Estoy leyendo un libro apasionante. Es la historia biografiada de un jesuita español , Pedro Páez, que en el siglo XVI fue el primero en descubrir las fuentes del Nilo azul. Misionó en Etiopía. El libro es de Javier Reverte, y se titula " Dios, el diablo y la aventura".
Me llamó la atención que en la primera parte distingue la educación que imparten los colegios jesuitas , de la de los colegios del Opus Dei. Y afirma que los primeros eran una enseñanza de élites - la ensalza- , y los segundos la tacha de clasista, y la describe a caer de un burro.
Uno, que estudió en colegio de jesuitas, además en su versión ignaciana y arrupiana, y ha estado en colegios de la opus de la obra, puede negar lo uno, y lo otro.
Hubo un tiempo donde a los jesuitas se les llamaba " los de siempre"...¿ quién les llamaba así?: la Cosa.
Los jesuitas eran elitistas y clasistas. Ya conté cómo los padres de la Compañía se licuaban con los alumnos que eran hijos de la élite de la ciudad.
- ¿ Qué tal está su padre, don Jorge?- preguntaba el padre Peralta.
- Muy bien- contestaba el hijo del Capitán General de Zaragoza , don Carlos de Salas Murillo, de los Civeira Murillo de toda la vida de Dios.
- Dele recuerdos- y le pellizcaba el carrillo.
A continuación se giraba, le soltaba un collejón a un mindungui, y gritaba: " ¡Poyales, a la pizarra!".
Poyales era hijo de un fotógrafo.
En los jesuitas aprendí que hay apellidos que llevan una ustie incorporada de serie. Uno es Poyales.
Conmigo se llevaban muy bien por dos razones. Una era que un tío de mi padre era provincial de la orden en Navarra. Y otro era que el rector, se apellidaba Vidaurreta, era del pueblo de mi madre. Y el muy cabrón siempre me preguntaba por ella, con rintintín:
- ¿Qué tal está su madre, Zabaldica?
Con los años descubrí que eso de " qué tal está su madre" , iba con bala.
En la obra sucedía lo mismo. Me centraré en Viaró, pero puede hacerse extensivo al resto de colegios que anduve.
También eran elitistas. Recuerdo un sacerdote en una plática reconvenir a un alumno , " Claudio, compórtese, el Señor está en el Sagrario", susurraba piadoso a un niño que su padre era dueño de la mayor empresa de arroz de España. Y un minuto después, pero un minuto, gritaba:
- ¡Tú, gordo, fuera del oratorio!
El gordo , claro, además de gordo, tenía dos características en su mismidad: era de Sardañola, y su padre daba clase en una autoescuela. En Viaró ser de Sardañola, de Rubí, o de alguna aldea del Vallés, era un handicap, era empezar muy atrás en la pole de la carrera de la vida.
Cada ciudad tiene su alumno "Sardañola" . En Lérida eran los de la Franja. En Tarragona los de Torreforta, y satélites de Constantí. Y en Valladolid , la Rondilla.
También era muy común - y eso en jesuitas y en opusinos- los profesores que cultivaban las amistades con los niños ricos y sus familias. Las cultivaban como tulipanes, con mimo. Les visitaban, les escribían, les felicitaban los cumpleaños, del niño, de la madre, del padre, de los abuelitos, del perro, de la chica de servicio, del portero de su casa, que se purga con clorato de potasa.
Aluciné hace unos días cuando me entero que uno de esos profesores, ya ordenado sacerdote, les casó, les bautizó, les...bueno lo de enterrar ya llegará.
Pero a Poyales, nada. Por cierto, otro apellido que no sé por qué viene con ustié de serie es "Agudo". Pero eso , otro día.
Hay un tercer ser profesor en todos los colegios, y también en los jesuitas. El que yo conocí se llama Fidel. Éste se le hacía el culo gaseosa cuando veía en las listas un apellido con pedigrí. Uno que tuviera en medio una "de", después una "y"....y si calzaba un guión entre apellidos, entonces...entonces yo creo que tenía una erecciones increíbles. Por ejemplo: Cayetano García Baxter, Torres - Solanot, y Soleto de Rentería.
El tío llegó a montar un comedor aparte de invitados, donde las chicas de la cocina debían servir la mesa con delantal a los "marquesos" .
Este tenía mucha gracia. Saludaba a las damas inclinando la cabeza, dando un taconazo, y haciendo ademán de besar la mano. Daba clases en colegios del rural y, claro, allí las señoras de Alcampel ( conocidas como las Alcampeludas ) no estaban acostumbradas a esas ceremonias de pitimini y , o daban un respingo , acojonadas, o se petaban de risa , como esos dibujos de Mortadelo retorciéndose y diciendo " ¡¡¡me mondo!!!"...
También se daba pisto. Parecía que iba en la calesa, con la peluca blanca y medias bordadas, y disfrutaba diciendo a los padres hay que educar " com il faut", o " lo importante es la politesse".
Se me fue la olla. Pero creo que ha quedado claro que hay de todo , como en botica. También los hay majetes, en jesuitas y en la opus, que son la mayoría. Los normales, digo.
Vengo leyendo tu post cuando regreso del trabajo. La gente se preguntará ¿de qué se ríe este tio? ... cuando he llegado a lo de "alcampeludas" he pasado ya al puro descojono.
ResponderEliminarSobre todo si conociste al de la calesa!
ResponderEliminarRecuerdo de Monseñor Escrivá prohibía expresamente la acepción de personas…En fin…
ResponderEliminarSí, ese tipo de "caridad" la vi. En Viaró. Si sólo fuera clasismo tendría un pase; el problema era la falta de amor. El amor es otra cosa; el amor son unos calcetines en unos pies fríos. ¿Qué clase de amor puede tener el que considera al más pobre "más obligado" a ser generoso? Me explico. Don Julio Mora, con su bastón y sus comentarios misóginos (de esto no tenía la culpa, subió en este ambiente) diciéndome: "Tú, tienes que ser agregado o numerario, porque que yo sepa tu familia no tiene dinero, y a algo hay que renunciar cuando se entra en la obra. Hay muchos chicos aquí, que sí tienen dinero, y sus familias han dado mucho dinero, con lo cual, ya están siendo generosos cuando entran. No hace falta que renuncien a casarse". Después de este comentario yo pensaba que no me tenía que comer tanto la cabeza, que esta forma de pensar ya me estaba indicando a que clase de institución me estaba planteando entrar. Gente convencida que eran santos, y que en cambio estaban empapados de clasismo, de elitismo, de materialismo, de machismo... La santidad, si no va acompañada de simple bondad, es estiercol. Luego intentaban explicarme que al principio una chica me podía gustar, pero que después, con los años, acababa oliéndole mal el aliento, que engordaría, que se volvería insoportable, que me presionaría para usar anticonceptivos y eso me daría hijos con malformaciones. Puesto que la estrategia no les funcionaba, hubo quien me dijo que quizá lo que me pasaba es que me daba miedo pensar quien me lavaría la ropa, o quien me haría la comida si no me casaba; que estuviera tranquilo, que había residencias y que si tal y que si cual... No eran conscientes de su machismo porque vivían en él como el pez que nunca ha visto el agua. En todo ese comportamiento no había bondad, estaba desvanecida por millones de moléculas de sectarismo, que además no lo estaban dirigiendo hacia una persona adulta, yo era un adolescente y ellos se supone que educadores. De adulto a adulto, les hubiera podido mandar educadamente a la mierda; pero un adolescente buen chaval se acaba tragando y creyendo lo que le muestran como normal los peces gordos de su pecera con el don de la pedagogía. Es una de las muchas razones por las que creo en Dios, por los razonamientos que en esos días de abuso me ayudo a generar; porque hay muchos tipos de abuso, y esos abusos eran de tipo emocional y espiritual. Tuve claro que no quería ser como ellos, seres que llevaban años entregados supuestamente a Dios y que no tenían ni una pizca de bondad, de caridad, de sentido humano, de respeto al niño, sobre todo de respeto al niño. Pobres sectarios convencidos que estaban llevando almas a un ejercito que creían familia, obsesionados con las listas de pitables, se olvidaban de querer a las personas, de tener sentido común... y te describían dioses que sentían celos si te enamorabas de una chica, o iglesias que habían tenido que hacer guerras santas y obligar a creer a base de violencia, porque si no la Iglesia no hubiera avanzado. Me gustaría tener delante de mi a Don Julio y decirle lo que pienso de la bazofia social que enseñaba con sus palabras, pero tampoco me entendería; obsesionado con infiernos, penas eternas, castigos, pecados mortales... y chicos amargados de por vida según él porque han dicho que no a Dios al decir que no a ser numerarios o agregados... Me gustaría decirle que con mi "no" he sido y soy muy feliz, y que tengo un Dios, aunque no sea como el que él me describía. Pero Don Julio murió, como otros tantos. Había gente buena, claro que sí... pero esta manera de funcionar era normativa, era habitual, era de oficio... sectarios, obsesionados con castigos y premios, con normas y formas, zapatos limpios... y a cambiar de calle si sabemos que por esa ruta se pasa delante de un colegio de chicas monas que nos pueden llevar al infierno... que educación más suprema! No sé, sinceramente, de que servían uniformes tan rimbombantes... quizá para los hijos de los ricos que sí que se podían acercar a las chicas monas.
ResponderEliminarPARACAIDISTA C.V.
Que alguien tome nota...
EliminarOlé. Tan cierto. PR.
EliminarBueno... sus hijos son débiles y pecadores.
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