martes, 8 de agosto de 2023

LAS CORTINILLAS DE LA BOVARY Y EL FÜHRER.

Los que hemos sido educados en una sexualidad basada en censuras nos hicieron el favor de “las cortinillas de Bovary”.


En la célebre nóvela se describe el momento en que madame Bovary desaparece durante algunas horas con su amante dentro de un coche de punto de los que no se ve más que las cortinillas herméticamente cerradas. En ese pasaje es cuando los censores comenzaron verdaderamente a volverse locos.


Ningún escritor dispone de un poder verbal capaz de rivalizar con la imaginación de sus lectores. De modo que todo su arte consiste en tocar esta tecla.


Con “cortinillas” el arte llega más lejos.


Y hay libros , y películas, donde se nos reveló finalmente su versión íntegra, y resultó ser menos escandalosa que en la versión censurada que lo había precedido.


Cuenta Peter Bogdanovich una conversación con Orson Welles,  y como le felicita por haber logrado dominar “Tercer hombre” con su sola presencia. Welles le corrige rápidamente y le hace observar que, por el contrario, es con su ausencia como había logrado dicho resultado.


Con la sexualidad sucede lo mismo. Y no tengo tan claro que su exposición e información detallada, descarnada, desnuda, sea un valor educativo.


El sexo y sus cosas tienen un valor muy relativo si le quitas su misterio. Al final , para que haya sexo hay que ponerse a ello. Cada uno tiene su forma de "ponerse a ello" . Conozco uno que  le pidió a su mujer que se hiciera un "Tomahawk". Lo había oído en el trabajo - en un colegio de Fomento,  ojo-.


- ¿Y qué es eso?- preguntó ella.


- La verdad es que no lo sé muy bien. En el comedor lo ha comentado fulano, y como nadie ha preguntado qué era eso, pues no me he atrevido por no dar el cante.


Al día siguiente la mujer le recibió en casa:


- ¿Pero tú quién te has creído que soy yo? ¡ Hay que ser guarro!...si te gusta jugar a los indios te vas a una casa de putas.


Al parecer el Tomahawk  es un tipo de depilación femenina en las ingles  . Los indios Tomahawk llevaban la cabeza rapada dejando sólo una estrecha franja de pelo en el centro. 


En fin, el hombre no sabía donde meterse.


Yo al  "Tomawauk"  le llamo " El Führer" . Siempre que lo  veo, antes de ponerme a hacer nada, saludo y grito " ¡Heil, Hitler! ".


Sobre gustos no hay nada escrito.



1 comentario:

  1. En esta cuestión, mientras no sea un Bismarck todos son deliciosos.

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