miércoles, 21 de agosto de 2024

LA HABITACIÓN.

Estoy viendo la serie " A dos metros bajo tierra". Solo hay dos formas de verla: la serie trata sobre la vida o sobre la muerte. Y el único método para sobreponerse a ambas es la risa. Por eso A dos metros bajo tierra es oscuramente humorística. O humorísticamente oscura.  


Resulta difícil escribir  una trama sobre una familia de funerarios y se tomó  el camino más inesperado: concebirles como auténticos héroes. Su trabajo es el que  no queremos hacer nosotros: mirar el cadáver. Limpiarlo, maquillarlo, embalsamarlo, exponerlo en el salón central de su casa. Hacer lo que el resto está demasiado atemorizado para siquiera imaginar.


El sexto episodio de la primera temporada me recordó a un buen y viejo amigo. Es numerario.  Me lo quiero mucho. Y él a mi.   Se titula «The Room». 


El padre de esa familia que regenta una Funeraria,  Fisher e Hijos, ha muerto  en el primer capítulo. Todo se desata con el trivial comentario de un conocido: «Tu padre era un tipo muy gracioso», le dice a su  hijo Nate. Se queda petrificado. ¿Gracioso? A él le educó —a ratos— un hombre bastante malencarado, severo, cuya única fuente de entusiasmo eran los coches fúnebres y los cigarrillos. El hijo lo tenía por un hombre aburrido.


A partir de legajos, Nate va bosquejando el perfil de su padre un hombre sustancialmente distinto. Un desconocido. Su padre disponía de  una habitación  que nadie conocía en su familia. A cambio de dejarle gratis un enterramiento en su funeraria a uno, este le  permite vivir en esa habitación que no usan sus dueños.  


Allí , en la intimidad, escuchaba una música diferente,  fumaba hierba, guardaba las fotos de su mujer en un pequeño cofre oxidado, tenía una habitación (no metafórica: con paredes, bombillas y, al menos, un sofá) en la que, a veces, se escondía a ser él mismo. Un lugar donde no había deudas, ni muerte, ni reproches. Una fortaleza infranqueable con acceso vetado para los demás. Su padre era un hombre que guardaba bajo llave sus secretos.


Como ese hombre,  todos.  Como usted y yo.


Porque sí, yo también tengo esa habitación. 


Y allí me acordé de  mi amigo. El hombre había ido a una curso anual y había pedido que su habitación tuviese un sofá butaca.  Porque- qué os voy a a contar que no sepáis- ya sabéis que hay  lugares que tiene una sencilla mesa, una silla y no dispones de un sillón para sentarse y leer, o no pensar en nada o, en fin, lo que hacemos los abueletes de sesenta y seis años para estar cómodos en nuestro mundo. Tampoco es pedir mucho. A veces sólo lo quieres para  tocarte los cojones.


Y no le fue concedido ese deseo.  El hada le dio pol saco.


Todos deberíamos tener una habitación así. Nuestra habitación con su  butaca. Y que allí no entrase nadie. Donde somos el P.A.B. El puto amo de la barraca.


En la serie no  estaba hablando solo de esa  familia. Con la precisión microscópica de una historia personal, habla de verdades universales. Nuestra habitación para no hacer nada, o para recordar, para guardar los tesoros que la vida nos ha dado . O para nada. O para  pedir perdón por nuestras  vergüenzas, nuestros olvidos, nuestros traumas, nuestras historias patéticas   y su siniestra y cautivadora belleza. 


Todos tenemos en nuestra vida ese momento de mierda, ese que reconoces que estás cabreadísimo porque esa "madre guapa"  era tan perfecta que no te queda otra que joderte.  Esa "madre guapa" que no la mandas donde el viento da la vuelta porque, coño, ¿ quién manda a la mierda a una mujer así? 


En fin, qué le vamos a hacer. Cualquier cosa menos que te cierren  esa habitación, ese santuario de demencia, genialidad y ternura que  algunos habitamos.




31 comentarios:

  1. Me temo que a la "madre guapa" le quedan dos telediarios. Ha cometido demasiados parricidios en aras de la perfección y le quedan pocos hijos vivos...

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  2. Mejor el actor en Dexter.

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  3. Mmm, no se, sospecho que usted es de los que cuando nadie le ve, quita esa serie y pone Emmanuelle...

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    1. Lo de " Mmmm" dice de usted mucho.

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    2. Emmanuelle? Solo se salva la música. Usted es un pervertido reprimido que si pudiera se comía a la madre de su mujer.

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    3. Anónimo 9:51, curiosa manera de disimular. Seguro que cuando nadie le ve, usted quita ese aburrido documental de botánica que ponen en la 2. Y pone Emmanuelle.

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  4. Que señorío, que finura de espíritu y que clase la de Bolaños. Elengantisimo, ya lo quisieran de modeli en Saville Row.

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  5. Diréis lo que queráis pero en Villa vechia cuando no está el cuarto se desayuna mejor: benedictinos y croissant con mermelada de Villa sachetti.

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  6. Mucho gay aquí closetero

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    1. Sí, el de Emmanuel tiene un tufllo a tío rarete con calabacín. Ése " Mmmm" lo delata.

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    2. Lo que está claro es la edad que tiene el que escribió lo de Emmanuel. Ahora ess película estaría recomendada por el Vaticano

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  7. No olvidemos q Dexter es un pan de Dios es comparación del enterrador de Fazio.

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  8. Para cuando los huevicos con jamón y longaniza de Graus en Tres Caminos?

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  9. Me sonroja tu referencia al sillón del curso anual.
    En un centro super pijo me adjudicaron una habitación con una silla mortal de necesidad, para mujeres chiquititas (la mayoría de españolas lo son). Para mí era una mortificación ordinaria y también extraordinaria hasta que me harté. Un día vino el carpintero a la casa y le pedí que cortará las patas de la silla. ¡Dios mío la que se armó! Resulta que ni en las mortificaciones ordinarias ni en las extraordinarias éramos tan libres como se pregonaba.
    Pétalos de rosa

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  10. Me recuerda al libro "Una habitación propia", de Virginia Woolf.
    El numerario medio los fines de semana desaparece del centro y va a "su despacho a trabajar", allí tiene su habitación propia.
    O a casa de sus padres.
    Yo conviví con dos psicópatas, director uno y secretario el otro; eran íntimos, ambos en el papel del Padre y don Álvaro manteniendo la ortodoxia.
    El secretario tenía la costumbre de abrir de golpe la puerta de mi cuarto para descubrir qué estaba haciendo (nunca me pilló en pelota picada). Al final instalé un pestillo.
    Otra cosa que me hizo, de las muchas. Un día íbamos devotamente a comulgar y sniff sniff huelo que el secretario lleva Eau Sauvage. Solía usar Nenuco. El tío había vaciado mi bote de colonia en el suyo, uno de estos de plástico que todos usábamos en la España de los 70.
    Otro día salgo a cenar con unos amigos, cuando iba hacia la puerta me agarra y me lleva a la salita de la foto de tía Carmen y empieza a gritarme: ¡¡¡has cumplido las normas!!! ¡¡¡has hecho todas las normas!!! como un loco el tío. Me quedan las tres avemarías con los brazos en cruz, contesté. Luego me arrodillo y las rezo ¿puedo irme a jugar ahora? No te jode.
    Un envidioso.
    Cuando se enteró de que había dejado la obra se puso muy contento e incluso me envió un email desde Budapest (no me había escrito en doce años) con una de estas frases ambiguas que ya no recuerdo. Este es uno de los que decía que había que hacerse húngaro, ir con los húngaros, hablar húngaro y terminó de jefe de mantenimiento de la Embajada Española (es ingeniero textil, estudió en Terrassa, mala raça; Sabadell, mala pell).
    No daba para más. Muy corto, cortísimo, pero de bocú de mucho.
    Me he quedado ancho.

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  11. ¿No sería de Béjar el urco que usted se refiere?

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    1. Lo conocí,y a su padre.

      Muy Urelles.

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    2. También conocí al padre.
      Vino el matrimonio a Budapest y nos invitaron a cenar en el restaurante del Hotel Flamenco, a algunos del centro.
      Quise pedir una segunda botella de vino y el padre me dijo que nanay, textualmente "que íbamos a salir a gatas del restaurante".
      Muy feo, me dejó como un borrachín, que diría Dean Martin en Río Bravo. John Wayne lo salva, que no cunda el pánico.
      Os aseguro que habíamos bebido una botella entre cinco personas. Cuando iba con mis padres, también residían en ese hotel pues entonces formaba parte del grupo HUSA, nos bebíamos una botella por persona. Disfrutábamos mucho pues también tocaba una orquestina de gitanos (siempre un violín al mando) y mi padre les pedía canciones de su niñez.
      Luego pedíamos café (siempre irlandés; bueno, mi madre no).
      Lo que daría por repetir esas cenas................ en el cielo será.

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    3. Oiga, pero la verdadera razón para no pedir una segunda botella era ésa (no pillar un pelotazo) o era otra bien diferente? Tengo para mí que lo que le dolía era a cuánto podía ascender el importe de la factura y no el porcentaje de alcohol en sangre. Como decían aquellos empresarios que tan bien conoce el titular del bar Ullo: "la pela és la pela".

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    4. Lo que decían es "pesete a pesete es fan montonets"

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  12. La aportación de Sanyi, siempre jugosa, me lleva al nefasto recuerdo de un director parecido al que menciona. Se llamaba Gonzalo y era la cosa más desagradable que me topé en toda mi estancia en primera división. Ignoro si me la tenía jugada a mi particularmente, cosa bastante probable, ya que auditaba todos mis pasos, antes y después de darlos. Con solo oler su sombra me daba migraña y me desaparecía cuando sabía que él no estaba en el centro. Tuve pesadillas durante algunos años, por lo que tengo derecho a algunos de indulgencia cuando llegue mi hora.

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    1. Caramba con Gonzalo. Un ser muy de esas ganaderís. Un mayoral.

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    2. Anónimo 12:29, tienes un minuto?

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    3. Lo que se pedía era un sillón orejero, no sofá... era lo más para el profundo bien pensar y meditar.

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    4. Vaya usted al concepto, coño, que es que hay quedárselo todo masticado.

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    5. Yo también sufrí la ley de la caridad asalvajada de Lalo.

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  13. Totalmente de acuerdo: muy buena serie, entre las mejores que vi. Aunque la muerte sea el tema central y los Fisher una familia bastante peculiar, la serie trata egregiamente muchos temas universales y situaciones de la vida que pasan o le pueden pasar a cualquiera familia: el amor, el dolor, la mentira, la amistad, la infidelidad conyugal, la ambición profesional sin frenos, la enfermedad, la depresión y muchos más. Todos los actores principales (los miembros de la familia Fisher, Federico y Brenda) actúan de forma fenomenal. En la serie también sale el tema de la homosexualidad. Encontré muy interesante por un lado el sufrimiento y la angustia por parte de David, el protagonista homosexual, y por el otro la aceptación de sus hermanos, que ven en David el hermano y no el marica. No me hicieron ninguna gracias las escenas explicitas de sexo y besos de David, que no creo no añaden nada y que podrían haber sido evitadas. Quizás el único defecto en una serie fenomenal.
    Sobre la habitación secreta del padre defunto: yo creo que la intimidad personal de cada hombre tenga una dimensión sacral: nadie tiene derecho a entrar sin permiso del dueño de la habitación. Es un tema muy complejo. Es evidente que sobre este asunto el Betis tendrá que reflexionar bastante. Menos evidente es aplicar este principio en la relación de un padre con su hijo ya mayor cuando el padre intuya que su hijo tiene un problema o una angustia, le quiere ayudar, pero el hijo no esta dispuesto a dejar que su padre entre en su habitación secreta.

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    1. ¡ Gracias!...muy buen comentario sobre la serie , que es maravillosa. Y, sí, le sobra lo explícito de la relaciones sexuales, aunque es que el director y guionista allí habla y respira por la herida-

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