De chaval tenía unas aspiraciones muy mías. De niño leía una revista misionera que se llamaba "Aguiluchos" y quería ser misionero. De esos que iban a África con negritos que llevaban huesos atravesando la nariz y terminaban dentro de una caldera mientras la tribu bailaba alrededor.
Después me dio por Louis de Funnes, Jerry Lewis, Cantinflas, John Wayne, Omar Sharif - decían que me parecía a él. En general , los tíos que hacían reír me chiflaban. Vivó un mundo de fantasía basado en personajes del cine.
También quise ser santo. ¡Casi nada!
Está bien tener aspiraciones, aunque al final la vida te las sepulte y uno se quede en un "casi": casi bueno, casi limpio, casi rico, casi buen profesor, casi santo, casi buen hijo, casi buen hermano, casi buen amigo, casi hombre fiel, casi buen marido, casi buen numerario, casi buen guitarrista, casi casto, casi luz, casi escritor, casi cantante, casi compositor, casi cómico, casi deportista, casi ordenado, casi creyente, casi prudente, casi sincero, casi generoso, casi paciente, casi templado, casi honesto, casi cabal, casi amable, casi abnegado, casi...
Una vez, en un restaurante de Santiago alguien me confundió con Arturo Pérez Reverte. Me pidió una foto y un autógrafo. Me dio tanta pena aquel hombre que le firmé una dedicatoria con mi letra de mierda.
En lo de que me parezco a Cris Hemsworth nadie se ha fijado. Y eso que tenemos las manos muy parecidas.
Ahora me conformo con parecerme a mi. A veces en mi familia alguien me dice: “ese gesto era de papá”, me da como un vuelco en el corazón. Siempre me han sacado parecido a mi madre- somos clavados . Lo de mi padre me sorprendió al principio, pero pasado el tiempo sí que me he visto algún cosas de él, y también de su modo de vivir. Él no era famoso, ni salió en películas, ni enseñó su casa en las revistas. Pero tuvo muchas cosas que yo siempre deseé tener: su constancia, su nervio, su pausa, su delicadeza, su bondad, su amor…
¡Joder!, la vida nos lleva a muchos sitios, a muchos lugares, a muchas expectativas… y llega el momento de regresar y de repente somos conscientes de cuántas cosas teníamos antes de empezar esta aventura que es ser adulto. Y que, además, estaban en la puerta de casa. Yo era un niño que soñaba con ser Louis de Funnes y ahora , a los sesenta y siete tacos, río como mi padre, salgo a andar sólo los caminos como él y veo el mundo parecido a como él lo veía. Compartimos miradas, paseos y recuerdos.
A mi padre le sacaba de quicio verme imitando las gañotas y los caretos del actor francés , pero os digo una cosa: si éste ha sido el puerto en el que he desembarcado, es porque el viaje ha merecido la pena.
Buenos días Suso, en la entrada de ayer publicaste unos comentarios que luego, sin decir esta boca es mía, eliminaste. Si se puede contar: qué pasó? Alguien "te hizo" retirarlos?
ResponderEliminarNadie. Lo hice porque me pareció mejor.
ResponderEliminarSe entiende. Ya dijiste que esto no es: dónde está Wally?
ResponderEliminarTodos estamos volviendo a casa.
ResponderEliminarUna vez usted contó que su padre era carlista o simpatizante del carlismo.
ResponderEliminarNo se si se refiere al carlismo más tradicionalista o al carlismo de Don Carlos Hugo.
Usted también es carlista? Nunca habla de ello...
Era tradicionalista. Nada de Carlos Hugo
ResponderEliminarLos hijos de tradicionalista siempre serán hijos de la Tradición, aunque no quieran
Ser hijo de Carlista imprime carácter
ResponderEliminar¿Como ser hijo de la transición?
EliminarHe escrito ": Tradición"
ResponderEliminarPara eso debería usted saber y conocer qué se entiende por Tradición en el Carlismo.
Lo tiene muy difícil
En el Europa Futbol Club había uno que a todos nos recordaba a Louis de Funnes.
ResponderEliminarMuy críptico. Oiga, usted es un poco retorcido...": parece que hay uno... creo que pasa algo...me temo que hay un lindo gatito...
EliminarHabía otro que recordaba a Freddie Mercury, pues también llevaba bigote y cantaba.
EliminarLo que no recuerdo es el por qué hay dos líneas de carlismo, por qué unos siguen a Don Sixto y otros siguen a Don Carlos Hugo.
ResponderEliminarBuff... muy denso ese tema. Y anacrónico
EliminarYo admiro a la gente que tiene una única aspiración y van por ella.
ResponderEliminarYo soy como se dice en Inglaterra "Jack of no trades, master of none". Un amateur en muchos campos, pero especialista en ninguno.
Ahora me he centrado con un proyecto en el que he puesto todos mis huevos y he tirado todo el lastre. Aut Caesar, aut nihil.
Tengo un sobrino húngaro que quiere jugar en la Primera División española de Fútbol Profesional. Desde los cinco años.
Ahora tiene veinte, el año pasado jugó en un filial de Hungría, este año está en la tercera federación española. Tiene que pasar por segunda y primera federación, luego será profesional. Aunque en la práctica ahora lo es, aunque sea mileurista.
En su vida TODO es fútbol. Por cierto, es posible que esta temporada juegue en la SD Sarriana, en Sarria. El grupo gallego es muy fuerte y tienen muchos equipos en segunda federación.
Entonces lo iré a ver jugar y espero poder visitaros.
También se parece a Louis de Funès (¡¡¡¡¡es brooooomaaaaa!!!!!). Pero estaría bien, así podríamos echar unas risas.
Es “Jack of all trades, Master of none”
EliminarAcabo de leer la entrada sobre Joan Valls y no puedo estar mas de acuerdo con ella. En mi primera pretemporada en los Dallas Mavericks me tocó hacer la charla con él. Yo tenia unos 15-16 años y no me enteraba de nada pero estaba deseando cada semana que llegara el dia para hablar con él. Un Santo. Con mayusculas.
ResponderEliminarDe Joan lo que más sorprendió fue el día que me escribió y me dijo que me leía desde que murió Manuela. Había seguido todas mis andanzas , y las conocía muy bien. Pero lo que más me sorprendió es que jamás me juzgó. Yo hay cosas que escribo aquí que sé que no le gustaban , pero eso a él le daba igual.
EliminarEsto me sucede con unos cuántos Joanes que siguen el Barullo y no dicen ni mú. Supongo que rezarán por mi.
Con bastantes de ellos hablo a menudo.
Entre otras muchas cosas, lo que no me gustó nunca de la gente del Everton es que se pasaban la existencia juzgando permanentemente a los demás y vertiendo opiniones sin hacer el más mínimo ejercicio de intentar comprender. Me pasó a mi en mis últimos meses con determinados sujetos del centro, cura incluido. Por eso y por muchísimo más siempre he considerado a Joan Valls (y a los que hay como él, que los hay) como un santo.
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